Durante la II República el socialismo vasco se organizó provincialmente, contra lo que había sido una larga tradición de estructuración vascongada y vasconavarra. La Federación Socialista Vascongada fue una de las primeras Federaciones regionales con que contó el PSOE (no se sabe la fecha exacta de constitución, aunque aparece referenciada en el X Congreso del Partido de 1915). En los años de la Dictadura de Primo de Rivera se convierte en Federación Socialista Vasconavarra. Este nombre se mantiene hasta julio de 1932 en que, ante la disgregación de las agrupaciones navarras (que forman su propia Federación el 16 de junio de 1932), se vuelve a la Federación Vascongada.
Durante la segunda mitad de 1932 hay un proceso de discusión en Guipúzcoa y Vizcaya que conduce a la doble formación (en enero de 1933) de las Federaciones de Vizcaya (que incluye a la Agrupación de Vitoria, cuyos principales dirigentes, en ese período, fueron Primitivo Herrero, Francisco Díaz Arcaya, Pedro Guirao y Juan Rueda) y de Guipúzcoa. La iniciativa de separarse provino de Navarra, que a comienzos de 1932 tenía trabajadores organizados en 55 pueblos (a través de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, de UGT) y agrupaciones en varias localidades.
El motivo argumentado para la separación fue el incremento de efectivos y la eficacia organizativa, en ningún caso motivaciones políticas que tuvieran que ver con el simultáneo proceso de separación de Navarra del proceso estatutario vasco, aunque indica, también, que las Federaciones regionales anteriores no respondían a criterios ideológicos de reconocimiento de las particularidades de una región o nacionalidad. La importancia histórica del Partido Socialista en el País Vasco no estuvo en consonancia con las bajas cifras de afiliación (500 a 1.000 afiliados entre 1915 y 1930) que registraron las filas socialistas (lo que no era más que una manifestación más de la desmovilización política de la sociedad española anterior a la II República).
El número de militantes en la región fue relativamente bajo hasta 1931. El régimen republicano, en cambio, fomenta una dinamización social que lleva hacia el Partido Socialista a un número próximo a 4.000 militantes en las tres provincias vascongadas. No se ha cuantificado la afiliación en Navarra, pero debió ser importante habida cuenta de que en 1931 había tan sólo cinco agrupaciones en la provincia y a lo largo del período republicano llegó a haberlas en Pamplona, Castejón, Fitero, Tudela, Azagra, Aoiz, Lodosa, Tafalla, Andosilla, Mélida, Corella, Milagro, Valtierra, Peralta, Villafranca, Cintruénigo, Ribaforada, Cortes, San Adrián, Alsasua, Arguedas, Carcastillo, Falces, Buñuel, Caparroso, Cabanillas y Ujué.
El socialismo vizcaíno siguió siendo, con diferencia, el más numeroso de toda la región, con sus efectivos más cuantiosos en Bilbao (800 a 900 afiliados), la zona industrial (Barakaldo-Sestao) y la zona minera. En Guipúzcoa, el PSOE sigue implantado en las zonas urbano-industriales de la provincia, más dispersas que en Vizcaya. En Alava, su presencia es muy escasa, reduciéndose a Vitoria, mientras que en Navarra, un análisis geográfico demuestra que su notable presencia tiene la contrapartida de una distribución nada uniforme, de manera que la mayoría de las agrupaciones se concentran en los distritos de Tudela, Tafalla y Estella, y son escasas en los de Aoiz y Pamplona.