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Estella - Lizarra

En el camino de Santiago. Recogemos de Lacarra: Peregrinaciones a Santiago, Madrid, 1949, t. II (pp. 133-143) las notas que siguen. Constituyó en la ruta compostelana del interior el final de la tercera etapa y comienzo de la cuarta para los peregrinos de Santiago. Hasta 1090 los peregrinos pasaban directamente de Villatuerta al monasterio de Irache, sin entrar en Estella. Cruzaban el río Ega por el puente navarro; ascendían una ligera cuesta hasta pasar por Zarapuz, donde había un pequeño monasterio y hospital de peregrinos y por la falda de Montejurra llegaban a Santa María la Real de Irache. Pero en 1090 el rey Sancho Ramírez decidió hacer una población de francos en Lizarra, a tres kilómetros de la ruta de peregrinación. En Estella encontraba el peregrino buen pan, excelente vino, abundancia de carne y pescado, y era una ciudad alegre, como dice la "Guía" del siglo XII. "Hay en tierras de Navarra un noble y famoso castillo -decía en el siglo XII el abad de Cluny- que, por lo adecuado de su situación y fertilidad de las tierras próximas, y por la numerosa población que lo habita... estimo que no en vano se llama Estella". Pronto se fueron agregando nuevas poblaciones al primitivo núcleo y se fue llenando de hospitales, hospederías y cofradías encargadas de proteger al peregrino y al desvalido (Indice del Archivo Municipal de Estella, por D. Pedro Emiliano Zorrilla y Echeverría, Estella). A la entrada de la población, el peregrino encontraba a la derecha del camino un hospital bajo la advocación de San Lázaro. De él dice un documento de 1302 que la "casa es hedificada en el camino francés por do pasan muchos pelegrinos et muchos bonos christianos que van a Seynnor Santiago, de los cuales son yalbergados muytos romeros... et a los que non traen espensas proveenles del comer et del bever..." (Carta de recomendación expedida por el Concejo para los demandadores de limosnas con destino al hospital. Arch. Municipal de Estella, perg. núm. 13). Todas las parroquias tenían sus hospitales. Así, se habla de un hospital de Stelle junto al barrio del Arenal, el hospital de San Pedro, el de San Juan, y el de San Miguel. En 1524, por decisión de Carlos V, todos los hospitales que había entonces en la ciudad se fundieron en uno solo. El de la Trinidad, el de S. Nicolás, el de los Abades, el de la Cofradía de los Zapateros y el de las Trochas. Los peregrinos se alojaban en el barrio de los francos -barrio de San Martín- donde estaban las tiendas, alberguerías y los hospitales de San Pedro y San Nicolás. En uno de éstos se hospedaría el obispo de Patrás, que según una tradición local, murió en Estella, camino de Santiago. Es Ambrosio de Morales quien lo refiere: Un obispo de Patrás, resolvió ir en peregrinación a Santiago, y para dejar allí algún recuerdo de su visita optó por llevarse una espalda del apóstol San Andrés, que había padecido el martirio en aquella ciudad. Llegó a Estella a pie y sin comitiva; cayó enfermo y, sin declarar quién era, se hospedó con los demás pobres en el hospital, donde poco después moría, reteniendo contra su cuerpo la reliquia que traía consigo. Lo enterraron en el claustro de la iglesia de San Pedro, y a la noche siguiente el sacristán advirtió un resplandor como de estrellas sobre la sepultura del obispo. Junto al hospital general estaba el convento de Ntra. Sra. de Salas, fundado en el siglo XII, y fue en este convento, donde, siguiendo a Laffi, se asistía, en el siglo XVIII a los peregrinos. "...fanno gran caritá alli Peregrini di pani e vino". Los peregrinos que entraban en Estella, cruzaban el río Ega, de agua dulce, sana y excelente, según la "Guía" del siglo XII, por el llamado puente de la Cárcel y siguiendo por la calle de la Rúa llegaban a la plaza de San Martín, que era el centro económico y político de la población de los francos. Todo el trayecto se encontraba protegido por el castillo, y era en la misma zona donde se encontraban las principales alberguerías de peregrinos; las tiendas, los hospitales, etc., de cuya capacidad nos da idea el hecho de que en 1331, el gobernador de Navarra se alojó con sus 120 peones y seis caballeros, más 48 caballerías de impedimenta. (Campión, "Euskariana", quinta serie, pp. 402-403). Visita obligada de los peregrinos era, sin duda, la de la iglesia de San Pedro de la Rúa, en cuyo recinto se hallaba el altar de Santiago, con una capilla adyacente dedicada a la reliquia de San Andrés. Terminada la estancia en Estella, los peregrinos seguían el camino saliendo por el portal de San Nicolás y pasaban por delante del santuario de Ntra. Sra. de Rocamador, advocación francesa que dice tanto de su relación con los peregrinos del vecino país.