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Estella - Lizarra

Prensa estellesa. Fue Estella un foco temprano de impresión de libros de calidad tanto en el terreno literario como en el religioso, legal o histórico, como puede verificarse en la sistematización que efectúa Odriozola: "Muy escasos son los datos publicados sobre las impresiones estellesas del siglo XVI. En algunas bibliografías locales difíciles de hallar hoy se encuentran noticias no muy extensas ni completas. Reséñase en ellas sumariamente la producción tipográfica estellesa, citando Altadill 9 obras y Arigita 15, de las 32 que -según mi cuenta llegaron a imprimirse entre 1546 y 1567. Cortos, pero muy precisos y valiosos, son los datos que resumió D. Juan Allende Salazar en una conferencia pronunciada en Oñate con ocasión del primer Congreso de Estudios Vascos. [Notas para la historia de la Imprenta en el País Vasco-Navarro leídas en la Universidad de Oñate el 4 de setiembre 1918, pp. 644- 671 del libro: Primer Congreso de Estudios Vascos, Recopilación de trabajos. Bilbao, 1919-1920] y los del jurisconsulto estellés D. Victoriano Lacarra. [Instituciones de Derecho Civil Navarro. Tomo 1, Pamplona, 1917, p. 12]. Hagamos mención de algunas obras generales (Catálogo de la Bibl. de Salva, Gallardo, Palau, Manual del Bibliófilo de Francisco Vindel) en las que se hallan repartidas descripciones y reproducciones de varios de los libros que nos ocupan y lamentemos en cambio que en el excelente libro de James Lyell, tan exacto, nutrido de datos y bellamente editado, no hayan hallado cabida las noticias sobre impresiones estellesas. En las bibliografías de Allende-Salazar y Sorarrain se hallan descritas algunas obras; pocas, ya que dichas publicaciones sólo reseñan las obras de asunto vasco, que en este caso sólo alcanzan la tercera parte del total. Forman todas estas noticias y algunas otras que espigué en variadas publicaciones, un conjunto que, hacia 1933, concreté en una lista de 32 obras impresas en Estella en el siglo XVI, de las cuales pude hallar 21 en la Biblioteca Nacional de Madrid, 1 en la del convento de Carmelitas de Pamplona y 2 en poder del inteligente y acogedor bibliófilo D. José María Azcona. En todas ellas (lo mismo en las impresas por Miguel de Eguía que en las presentadas por el taller de Adrián de Amberes) se derrama aquella elegancia y limpieza tipográfica que hacen del siglo XVI, especialmente en su primera mitad, el preferido por los bibliófilos. Lujosas portadas renacentistas, magnífico y albo papel, elegantes tipos redondos y góticos, artísticas capitales, cuidadas cabeceras y colofones. Y hasta el aliciente de la rareza para desesperación y tentación de bibliófilos, que no siempre se han contentado con admirarlos y amarlos platónicamente. La historia tipográfica de Navarra durante los siglos XV y XVI puede resumirse del siguiente modo: De 1489 a 1502 imprime en Pamplona Arnao Guillen de Brocar, que en este último año se traslada a Logroño. No vuelve a tener imprenta Pamplona hasta 1568 al llegar Adriano de Amberes procedente de Estella. Siguen imprimiendo en Pamplona hasta finalizar el siglo, el citado Amberes, Tomás Porralis (1270- 1291), Pedro de Borgoña (1582 y 1586), Pedro Porralis (1591-1596) y Matías Mares (1596-1600). Provisionalmente, Tomás Porralis se traslada a Tudela e imprime allí (1572-1573) media docena de obras que reseña Castro. No quedan por lo tanto en Navarra durante esos 65 años (1503-1568) más imprentas que las de Estella. ¿Cuáles son estas imprentas? Indudablemente dos (aunque Lacarra haya llegado a contar una tercera confundiendo sin duda al editor Guillermo de Millis); la de Miguel de Eguía y la de Adriano de Amberes. Miguel de Eguía, a quien sin gran margen de error podemos clasificar como navarro y aun estellés, probablemente conoció a Brocar cuando éste trabajaba en Pamplona y allí hizo su aprendizaje tipográfico. Parece que casó con una hija de Brocar estrechando de esa manera los lazos que le unían con éste. A1 marchar Brocar a Logroño y más tarde a Alcalá requerido por el cardenal Cisneros para la impresión de la famosa Biblia Políglota (1514-1517), es seguro que Eguía le acompañó y aun probablemente llevaría el peso en la realización de este monumento editorial, pues Brocar debía de ser de edad avanzada y parece lógico descargase en Eguía la parte más difícil y trabajosa. En el año 1523 figura por primera vez el nombre de Eguía en una obra impresa en Alcalá llevando las 7 restantes el de la Oficina de Brocar y como éste debió fallecer a fines de 1523, al año siguiente se invierten los papeles, llevando solamente una obra la indicación del taller y 8 el nombre de Eguía. Claro está que la imprenta era siempre la misma llevasen los libros el nombre de Brocar, Oficina de Brocar o Eguía. De ella cuidó Eguía de 1524 a 1537, hasta que el hijo de Arnao Guillén de Brocar llegó a edad y aprendizaje suficiente para hacerse cargo de ella, y así a partir de 1538 cesa el pie de Eguía y aparece el de Juan de Brocar. Sin perjuicio de imprimir Eguía en dichos años (1524-1527) en Alcalá más de 100 volúmenes, aparecen libros impresos por él en Toledo (1525-1527) y en Logroño (1527-1531). Probablemente son producciones de las imprentas que allí había mantenido Brocar y que Eguía siguió atendiendo. También parece que continuó la imprenta de Valladolid (aunque el libro que se citaba de 1524 es indudablemente de Alcalá) pues imprimió allí en 1527 el Ligro de Medicina llamado Macer escrito por Arnaldo de Villanova. Saber hasta qué punto realizó Eguía su trabajo personal en unas u otras poblaciones es hoy muy difícil. Me inclino a pensar que Toledo, Valladolid y Logroño fueron visitadas periódicamente por Eguía manteniendo como sede principal la imprenta de Alcalá. En 1538, quizá no se llevase bien con su cuñado, quizá pensase le había llegado el momento de descansar, el hecho es que traspasa la imprenta a Juan de Brocar. ¿Qué ocurre e 1546 para que reaparezca en Estella su pie tipográfico? No sabemos. ¿Se retiraría allí a descansar y volvió a tentarle la imprenta? En el terreno de las suposiciones lancemos la nuestra: Adrián de Amberes trae del país de su procedencia a Estella, el material de una imprenta. No atreviéndose a lanzar él solo las obras, requiere la ayuda de Eguía. Este se la presta y pone su nombre al pie de los primeros libros. Así se explicaría que los dos que conocemos de 1546 estén impresos por Eguía, los dos del año siguiente por Amberes y otra vez en 1548 aparezca el nombre de Eguía. Otro problema nos plantea la laguna entre este último año (1548) y el de 1555 en que vuelven a aparecer obras editadas por Amberes. ¿Qué ocurre en esos seis años? ¿Se han perdido totalmente los libros de ese período o es que no han existido nunca? [No parece probable esto último y seguramente aumentará en el futuro la lista de impresos en Estella. En las papeletas de algunos eruditos se hallarán registradas otras obras y concretamente el cultísimo bibliógrafo P. Pérez Goyena, S. J., me escribía en 1934, que tenía nota de algunos más que los que yo le comunicaba. Sería muy de agradecer diese al público tales aumentos como avance a su monumental trabajo sobre imprenta en Navarra que (según mis noticias) prepara. Quizá contribuya a llenar esta laguna de 1548-1555 el ejemplar de la Segunda parte de las obras devotas y muy provechosas, etc. de San Francisco de Borja publicadas sin pie de imprenta en 1551 a costa de Luis Gutiérrez (el mismo que en 1562 costea la edición de la Arcadia de Sannazaro, impresa por Amberes), librero de Alcalá. Anunció un ejemplar Francisco Vindel en la Subasta Babra y habría que verlo para asentar o rechazar la hipótesis. Estas impresiones de las Obras Devotas se publicaron sin permiso del autor y fueron más tarde denunciadas a la Inquisición que las prohibió en 1559 y no precisamente por culpa de Borja, sino de otros trataditos que añadían los codiciosos y desaprensivos editores y que contenían manifiestos errores religiosos]. Desde 1555 siguen apareciendo obras con regularidad (excepto una laguna de dos años) hasta 1568, en que Amberes se traslada con sus bártulos a Pamplona. Poco tiempo debió durar allí. [No conozco más que dos obras impresas en Pamplona por Amberes: El Cuaderno de las Cortes de Estella de 1567, impreso en 1568, y la Doctrina Cristiana en romance y bascuence de Sancho de Elso que cita Nicolás Antonio como impresa en 1561 y que yo supongo lo es en 1569], pues el año 1570 vemos ya obras editadas por Tomás Porralis. El conjunto de obras editadas en Estella podemos dividirlo en 4 grupos: a) Religiosas. Son 6 latinas y 6 castellanas. Las 2 ediciones del Vocabularium eclesiasticum de Santaella, el poemita religioso Antidotus contra venerem ex sacrarum literarum arcanis, la obra de Irurozqui Series totius Historiae sacri Evangelii, el Manuale Pampilonense y Aurea expositio himnorun de Nebrija. Las castellanas son: Doctrina y amonestación caritativa de Díaz de Luco, Horas romanas en romance, la Introducción breve de Miranda y el Manual de Confesores de Azpilcueta con sus añadidos de Comentario resolutorio de usuras y el Repertorio muy copioso del Manual de Confesores. b) Literarias. Pequeño grupo, pero muy valioso y escogido. Nada menos que las Obras de Boscan y Garcilaso, la novelita epistolar de Juan de Segura Proceso de cartas de amores que se finge traducida del griego y que estudia extensamente Menéndez y Pelayo en sus Orígenes de la Novela, la Arcadia de SanNazaro traducida del italiano por Diego López de Ayala y Diego de Salazar y 3 libros de caballerías: el Belianis de Grecia, la 7.° parte de Amadís de Gaula (o sea, Lisuarte de Grecia y Perión de Gaula) y el Tablante de Ricamonte. c) Textos legales navarros. Son 4 Cuadernos de Cortes, 3 Recopilaciones de Leyes y Ordenanzas (las llamadas viejas, la de Ruiz de Otalora y la de Pasquier) y 2 reglamentaciones gremiales (las Ordenanzas de zapateros y el Cuaderno de Ordenanzas sobre el obrar paños, bonetes, sombreros, etc.). d) Varias. Tres de 3 profesionales que escriben en el lenguaje científico de la época, o sea, en latín. El filólogo es nada menos que Nebrija y la obra el Dictionarium (o, mejor, el triple Diccionario pues es latino-castellano, geográfico y castellano-latino). El médico es uno de los más famosos de su tiempo, el navarro Alonso Pérez de Corella, notable escritor y catedrático de la Universidad de Alcalá, y la obra De arte curativa libros quatro. El jurista es Juan de Rojas que imprime en Estella la edición princeps de Singularia juris in favorem fidei, haeresisque detestationem que también podemos clasificar entre las religiosas". (Odriozola, A.: Libros, "P. de V.", 1940, pp. 155-163). Respecto a la prensa periódica, podemos decir que durante el período 1874-1876 aparece en Estella el Cuartel Real, órgano del Partido Carlista. Estella y su merindad apareció sólo una vez, en 1894. El Heraldo de Estella y El pueblo estellés, aparecieron semanalmente durante 1902-1903.