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Bilbao. Arte

En el ámbito de la arquitectura, la huella de la Edad Media se puede apreciar en varios ejemplos. El más antiguo es la Catedral de Santiago, edificio que se asienta sobre los restos de un primitivo templo erigido con anterioridad a la fundación de la villa. Fue a partir del último cuarto del siglo XIV cuando se acometieron las obras de construcción del actual templo, que nació como una parroquia de villa a la que se otorgó el rango de basílica en 1819 y el de catedral en 1949. Construida en estilo gótico, consta de tres naves, crucero, girola y un claustro que data de comienzos del siglo XVI al que se accede por la llamada Puerta del Ángel. Tras numerosas intervenciones su fachada fue sustituida por la actual, proyectada por Severino de Achúcarro en estilo neogótico y finalizada en 1891. Posee también notables ejemplos escultóricos como el sepulcro tardo-gótico de los Arbieto (1504), o el de Diego Pérez de Fuica de mediados del siglo XVI, así como algunas tallas policromadas entre las que destaca un San Antón de fines del siglo XV y ejemplos barrocos como una Piedad (1642) o una Inmaculada Concepción de Francisco de Arizmendi (c.1783). Requieren asimismo una mención especial su sagrario del siglo XV, procedente de la iglesia de San Pedro de Mendexa y el Cristo del Amor (1543) obra de Guiot de Beaugrant.

Santiago

Pórtico de Santiago. Grabado de 1849

La primitiva iglesia de San Antón fue consagrada en 1433 y su construcción se llevó a cabo sobre los restos de un alcázar construido en 1334. En 1478 se proyectó la reforma y ampliación que dio lugar al actual templo gótico de tres naves y cabecera recta. Destacan en su interior las imágenes de la Virgen de la Piedad, atribuida a Juan de Beaugrant (1540), las de San Pedro, San Pablo y los relieves del Lavatorio de los Pies y la Última Cena, obra de Esteban de Velasco (1593). Esta últimas pertenecieron al desaparecido retablo proyectado por Martín Ruiz de Zubiate, y ocupan el muro del presbiterio junto a las pinturas que el artista bilbaíno Iñaki García Ergüin realizó en 2003. En el exterior sobresalen la torre barroca proyectada por Juan de Iturburu en 1774 y la portada renacentista obra de Juan de Garita (1544) decorada a base de grutescos, motivos vegetales y cabezas de ángeles. Sobre ella se sitúa la tribuna desde la que los miembros de la corporación municipal asistían a los actos que se celebraban en la Plaza Vieja. De hecho, el entorno de San Antón fue durante siglos el foco de la vida política, social y comercial de la Villa, pues allí estuvieron ubicados el Ayuntamiento, la sede del Consulado del Mar y el puerto.

Iglesia de San Antón

Iglesia de San Antón

La Basílica de Begoña es otro interesante ejemplo del gótico tardío. Su construcción se inició a comienzos del siglo XVI, según traza del cantero Sancho Martínez de Arego, quien proyectó un edificio de tres naves y seis tramos. En su interior destacan la ausencia de triforio, debido a la escasa diferencia de altura entre la nave central y las laterales, así como la intrincada red decorativa presente en las bóvedas que cubren el templo. Cuenta además con una portada renacentista en forma de arco de triunfo y una torre proyectada por José María Basterra en 1901. Sobresalen también la popular talla policromada de la Virgen de Begoña del siglo XIV, un sagrario gótico procedente de la iglesia de Nabarniz, así como una Coronación de la Virgen de Begoña pintada por José Echenagusia a finales del siglo XIX.

A lo largo de su historia, Bilbao fue una villa que contó con numerosos conventos. Uno de los ejemplos más notables de esta tipología, lo constituye el Convento de La Encarnación. La iglesia fue concebida a comienzos del siglo XVI con una sola nave y capillas laterales, pero una reforma de mediados del siglo XX alteró radicalmente su distribución cuando se eliminaron las paredes que separaban las capillas y éstas fueron transformadas en naves laterales. Su gran fachada, atribuida a Fray Martín de Santiago, posee una portada renacentista en forma de arco de triunfo, así como un relieve de la Anunciación y un campanil de finales del siglo XVII, elementos que fueron realizados bajo la dirección del arquitecto Martín de Zaldúa. Sobresale además el claustro del convento, hoy sede del Museo Diocesano de Arte Sacro de Bizkaia, institución de referencia en lo que al arte sacro de la provincia se refiere.

Convento de la Encarnación

Convento de la Encarnación

La iglesia de San Pedro de Deusto es otro claro ejemplo del gótico tardío cuya traza data del primer tercio del siglo XVI. Consta de tres tramos, siendo el de la cabecera el más amplio, un coro proyectado por Antonio de la Vega en 1731, una torre obra de Martín de Larrea de 1744 y una sacristía que Luis Abaunza labró en 1769. Su retablo mayor constituye un notable ejemplo de escultura romanista, en el que con un lenguaje claramente miguelangelesco varias tallas y relieves narran la historia de San Pedro. Fue obra de los maestros Martín de Basabe y Martín Ruiz de Zubiate. Destacan además otros dos retablos de menor tamaño atribuidos al taller de los Beaugrant y dedicados a San Nicolás de Bari y Santa Catalina.

La construcción del templo de San Vicente de Abando comenzó a mediados del siglo XVI y se prolongó hasta bien entrado el XVII. Esta iglesia columnaria o "hallenkirche", con sus características tres naves de igual altura, consta de cinco tramos y bóvedas de crucería que apoyan en ocho gruesas columnas. El resultado fue un espacio interior muy diáfano y unitario, que rompe con la habitual fragmentación espacial de los templos góticos de siglos anteriores. En el exterior destaca su portada elaborada por la cuadrilla del cantero Juan de la Peña (1556), así como la espadaña que remata la fachada, proyectada por José María Basterra (1894). Sobresalen también, el retablo neoclásico cuya traza fue realizada por Juan Blas de Ormaeche (1860), así como varias tallas contemporáneas, obra de Julio Beobide e Higinio de Basterra.

San vicente de Abando

San vicente de Abando

La parroquia de los Santos Juanes debe su advocación a un desaparecido templo del mismo nombre que en origen estuvo ubicado en la Plaza de los Santos Juanes. Concebido como el colegio e iglesia jesuita de San Andrés, le fue otorgada su actual advocación tras la expulsión de esta orden de España en 1767. Los Santos Juanes fue proyectada en 1617 y su construcción se dilató hasta el último tercio del siglo XVII. Consta de planta de cruz latina de tres tramos y capillas laterales, cubiertas a base de bóvedas de cañón y un crucero rematado por una cúpula sobre pechinas. De su mobiliario destacan el retablo mayor de estilo churrigueresco realizado entre 1683 y 1689, algunas tallas pertenecientes a la Cofradía de la Vera Cruz como el Santo Cristo de mediados del siglo XVI atribuido a Juan de Beaugrant, una escultura de San Luis Gonzaga probablemente realizada en el siglo XVIII por Luis Salvador Carmona, así como un Cristo crucificado (c.1555) realizado en el taller de los Beaugrant.

El emblemático templo de San Nicolás de Bari, es otro de los ejemplos que muestran el desarrollo del barroco en Bilbao. Pese a que en su ubicación se ha documentado la presencia de templos desde la Edad Media, la actual parroquia fue proyectada tras la demolición de un edificio anterior en 1740. Así, en 1743 comenzó su construcción según traza del arquitecto Ignacio de Íbero, a la sazón director de obras de la basílica de San Ignacio de Loyola en Azpeitia. En 1756 se celebró la primera misa en este edificio que consta de una planta centralizada en la que se entremezclan la forma de cruz griega y el octógono sobre el que descansa la cúpula. Su fachada, ligeramente modificada por el arquitecto José María Basterra y el escultor modernista Josep Llimona a finales del siglo XIX, está conformada por dos torres laterales y un cuerpo central, hecho que le confiere cierta función de fachada telón, pues tiende a ocultar el planteamiento centralizado de su interior. De entre su mobiliario, destacan varios de sus retablos rococó diseñados por el maestro Diego Martínez de Arce, e imágenes como las del titular del templo, San Nicolás, las de San Crispín y Crispiniano o la Piedad (c.1755) realizada por Juan Pascual de Mena.

En el ámbito de la escultura de época moderna sobresalen algunos pasos procesionales como el del Cristo de la Villa (1615) obra de Juan de Mesa, el de Nuestra Señora de la Soledad (1693), El Prendimiento (1705) y el de La Cruz a cuestas (1717), realizados todos ellos por Pascual Capuz, el de La Coronación de espinas (1745) de Manuel Romero o el de Nuestra Señora de la Piedad (1756), obra de Juan Pascual de Mena.

San Nicolás de Bari

San Nicolás de Bari

Pese a que el lenguaje neoclásico quedó plasmado en algunos de los proyectos que se gestaron en la villa en la primera mitad del siglo XIX, lo cierto es que los más representativos ligados al ámbito religioso han desaparecido. Estos fueron el cementerio de San Francisco (1822) proyectado por Agustín Humaran y el cementerio de Mallona (1828-1830), obra de Juan Bautista de Belaunzarán, cuya huella podemos observar en algunos elementos conservados como su portada.

El crecimiento de Bilbao derivado de las anexiones de las anteiglesias circundantes de Abando, Begoña y Deusto, en la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, propició la construcción de templos de nueva planta. Tal es el caso de algunos ejemplos que en clave neogótica se llevaron a cabo en las postrimerías del siglo XIX, como la iglesia de San Francisco de Asís o Quinta Parroquia (1890-1908), proyectada por Luis Landecho. Este arquitecto, fiel seguidor de las ideas de Viollet-Le-Duc, creó un edificio que tomó como referencia algunos ejemplos del gótico francés del siglo XIV. El conjunto posee el clásico planteamiento de iglesia de tres naves escalonadas y ábside poligonal, con una potente fachada rematada por dos torres que le otorga una fuerte presencia en el ensanche. Sobresalen en su interior el púlpito y las vidrieras realizadas en 1908 por la casa de Munich Real Establecimiento de Baviera.

San Francisco de Asís

San Francisco de Asís

La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús o Residencia de la Compañía de Jesús, fue proyectada por José María Basterra y construida entre 1889 y 1894. Este templo neogótico destaca por el contraste cromático logrado por el uso del ladrillo y la piedra caliza, aspecto que otorga una impronta muy particular a su exterior. El mencionado contraste es otro de los factores que dominan el interior de esta iglesia de tres naves y ábside semicircular, pues se halla profusamente decorada con motivos geométricos y vegetales a base de vivos colores y dorados. Tanto en el interior como en la labra de la piedra, participaron escultores como Vicente Larrea Aldama, José María Garros y el cantero Juan de Ajuria.

La iglesia de San Felicísimo de Deusto fue una de las últimas obras del arquitecto Pedro Ispizua. Proyectado en 1955, la construcción de este edificio de lenguaje expresionista se dilató hasta 1966. Sobresale por la potente presencia de su portada, así como por el uso del hormigón armado que permitió la creación de un espacio interior tan diáfano como monumental. Asimismo cabe mencionar la iglesia de Nuestra señora de El Carmen de Indautxu, proyectada en 1967 por Francisco Javier Ortega, un edificio cuya novedad radicó en aspectos como el tratamiento del espacio interior o el uso de piezas prefabricadas para su construcción.

La escultura religiosa contemporánea tuvo numerosos representantes en Bilbao. Tal es el caso de creadores como Bernabé de Garamendi, Manuel Basterra, Serafín Basterra, Higinio Basterra, el taller Basterra-Larrea, Nemesio Mogrobejo, Valentín Dueñas, Enrique Barros, Moisés de Huerta, Quintín de Torre o Joaquín Lucarini. Mucha de esta producción sacra puede verse en el cementerio de Bilbao (1896-1901), proyectado por Edesio Garamendi y Enrique Epalza, además de en los fondos del Museo de Bellas Artes de Bilbao y del Museo Diocesano. Por otro lado, a lo largo del siglo XX fueron varios los escultores que realizaron pasos procesionales para diferentes cofradías de la villa. Quintín de Torre fue, sin lugar a dudas, el más prolífico de ellos. Suyos son los pasos de La oración en el huerto (1924), El descendimiento (1926), Las tres cruces (1945) o la Virgen de los Dolores. Destacan además otros como el de La última cena (1943) de Juan Guraya, el teatral Ecce Homo (1944) y el de Los azotes, ambos de Ricardo Iñurria, el del Cristo yacente (1944) de Higinio de Basterra, el de San Juan (1944) de José Larrea, el de Jesús ante Anas (1945) de José María Garrós, o el de Nuestro Padre Jesús Nazareno (1945) obra de Federico Coullaut-Valera. Algunos de estos y otros muchos pasos de fechas posteriores, forman parte de la colección del Museo de Pasos de Bilbao.

Museo diocesano

Museo diocesano

Si bien durante el siglo XX, la producción pictórica de temática religiosa decrece en volumen con respecto a la de épocas anteriores, debemos destacar los interesantes fondos de instituciones como el Museo Diocesano de Arte Sacro, que en su sección de arte contemporáneo cuenta con relevantes ejemplos de pintores como Jesús Basiano, Ramón de Zubiaurre, Genaro Urrutia, Santiago Uranga, Alfonso Ramil, José María Muñoz, Gabriel Ramos Uranga o Iñaki García Ergüin. Asimismo resulta indispensable la mención a los fondos del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que posee en su colección obras de importantes pintores desde la Edad Media hasta época contemporánea, de la talla de Bartolomé Bermejo, Sánchez Coello, El Greco, Ribera, Zurbarán, Murillo o Zuloaga.