Empuje vascón-aragonés hacía Huesca. Verdadero contraste ofrece el ambiente en la zona oriental, donde no se deja ver ningún asomo de recelo ni descontento. Su rey, además de animoso, es en extremo vigilante y generoso. Su brío y el de sus gentes le lleva a Piedratajada, que cerca y toma en 1084, llegando casi a los muros de Huesca. Se le ve patrullar las Bardenas acercándose audazmente a la poderosa fortaleza musulmana de Tudela y le contemplamos cómo cae sobre Cadreita y sobre Arguedas, que fortifica y repuebla. Su otra empresa victoriosa es la toma de Monzón, importante villa muy poblada y defendida por enriscado castillo (1085). Estas actividades guerreras no le impiden ser piadoso, generoso con los vencidos y magnánimo en sus donaciones a particulares, monasterios y familiares