Concepto

Tierras comunales

Como bienes o tierras comunales han de ser consideradas también todas las formas de Comunidades de montes, Parzonerías, Comunidades de Valle, etc., que todavía subsisten en el País, figuras de gran arraigo histórico y con un importante significado social y económico; estas comunidades están integradas por varios pueblos que poseen en común y proindiviso un patrimonio, con participación cualitativamente idéntica de cada uno de los pueblos y con los vecinos de todos ellos como titulares de los aprovechamientos. En estos casos, y a diferencia de los comunes propiamente dichos y definidos con anterioridad, el dominio jurídico no recae en un solo municipio sino en varios, pero actuando como si de sujeto único se tratase puesto que la Comunidad goza generalmente de personalidad jurídica propia -o al menos reconocida-, y actúa a través de una Junta que representa los intereses de todos ellos. Los ejemplos son múltiples y muy variados en función de las causas que intervinieron en sus orígenes y de la evolución histórica de cada una de ellas; cabe citar aquí a las Parzonerías alavesas (Parzonería General de Entzia, de Iturrieta y de Entzia de Arriba), la de Gipuzkoa, integrada por Segura, Idiazabal, Zegama y Zerain y la Parzonería General de Gipuzkoa y Araba que agrupa a estos cuatro pueblos gipuzkoanos y a los alaveses de San Millán y Aspárrena con Zalduondo, partícipes, a su vez, con otras localidades, de las Parzonerías alavesas.

Otra comunidad gipuzkoana es la que se sustenta en los montes de Enirio y Aralar e integrada por las Uniones de Villafranca y Amezketa. La primera (Unión de Villafranca) abarca los pueblos de Arama, Ataun, Beasain, Gainza, Itsasondo, Legorreta, Zaldibia y varias casas de Lazkao, conformando la segunda -Unión de Bozué- las localidades de Amezketa, Abalzisketa, Orendain, Baliarrain e Ikaztegieta; el origen de la Mancomunidad tiene lugar en el año 1409 cuando ambas uniones compran estos montes por 1.400 florines de oro y cuño de Aragón a Juan de Amézqueta quien, a su vez, disponía de ellos desde 1400 por donación del monarca Enrique III. Desde entonces y hasta 1821, la Comunidad ha mantenido el aprovechamiento en común de los montes pero, con esa fecha, y movidos por una corriente disgregadora que hizo desaparecer muchas de estas comunidades, los pueblos partícipes procedieron a la división de los recursos forestales, otorgando a cada una de las entidades partícipes una porción de monte, sin afectar con ello al aprovechamiento ganadero que sigue verificándose en común sobre sus 3.336,41 Ha. de extensión.

Prosiguiendo la enumeración y, de nuevo en territorio alavés donde estas figuras tiene una presencia muy importante, hay que anotar, además de las Parzonerías, la Comunidad de la sierra de Arcena, denominada también Junta de Consierra y Mellera, formada por los pueblos de Bachicabo, Barrio, Gurendez, Nograro y Quejo (integrados en el municipio de Valdegovía y lindantes con la sierra) y Sobrón (término municipal de Lantaron). Estas localidades disfrutan en indivisión un patrimonio de 1.868 Ha., según el Catálogo de montes de U. P., que se reduce a 1.150 Ha. si nos basamos en el Catastro provincial, 868 Ha. a decir del primer inventario construido en 1890, ó 1.247 Ha. según los más recientes cálculos efectuados por el Servicio provincial de montes a partir de fotografía aérea (he aquí un ejemplo de la situación de muchos patrimoniales municipales y consecuentemente, de las dificultades que entraña su cuantificación). Aquí los aprovechamientos vecinales se concretan en usos pastoriles concurrentes, con la gestión de los recursos forestales que generan importantes ingresos para los pueblos condómines (Garayo Urruela, 1987). En la Comunidad de la Sierra de Gibijo participan 17 aldeas de las 32 que componen los municipios de Urcabustaiz y Cuartango, y otra perteneciente a Amurrio, Délica. En realidad esta pequeña comunidad -con 736 Ha., según la última medición efectuada por el Servicio de montes- es una más de las muchas que conforman las aldeas de Urcabustaiz y Cuartango; entre otras Altube, Basaude, S. Bernabé, Ciriquioza, Valle de Aranguren, Yarto y Baguerro (Garayo Urruela. 1990). En la sierra de Cantabria cabe identificar la Comunidad de montes de la antigua Villa y Tierra de Laguardia estudiada, como las anteriores, por J. M. Garayo Urruela ( 1988), de la que forman parte la antigua villa de Laguardia y las localidades que componían su tierra llana a partir del Fuero que le fue otorgado por el rey Sancho el Sabio de Navarra en 1164, esto es, Cripán, Lanciego, Elvillar, Moreda de Alava, Oyón, Navaridas, Samaniego, Villabuena de Alava y Lapuebla de Labarca. Las desanexiones posteriores no afectaron al patrimonio, que se mantuvo en indivisión y organizado como espacio forestal y ganadero, salvo una pequeña parte sustraída a estos aprovechamientos y cultivada por algunos vecinos mediante el pago de un canon compensatorio.

En Bizkaia el catálogo identifica tres condominios de modestas dimensiones: el monte conocido con el expresivo nombre de Tres Concejos, de 150 Ha., perteneciente a los municipios de Sestao, Ortuella y San Salvador del Valle; en Orduña, la Junta de Ruzabal, formada por las aldeas de Mendeika, Belandia, Lendoño de Arriba y Lendoño de Abajo que es propietaria de un monte de 109,81 Ha. y, n el litoral, las localidades de Lekeitio e Izpazter son partícipes del monte Otoio, de 175,35 Ha. y del Leiabe -95,50 Ha.- juntamente con Amoroto, Mendexa y Gizaburuaga.