Concepto

Historia de la Música en Euskal Herria

Suele ser difícil delimitar el campo de la composición y el de la interpretación pues casi siempre los intérpretes, directores o instrumentistas suelen componer para su coro, orquesta o instrumento y, a veces, los compositores suelen caer en la tentación de exponer sus obras desde el atril o instrumento. Así pues, al hablar de intérpretes de la música en el País Vasco, ha de entenderse que muchos de ellos han sido a su vez compositores, si bien ha prevalecido en ellos la faceta interpretativa.

Cuando Secundino Esnaola (1878-1929) cesó, por fallecimiento, en la dirección del Orfeón Donostiarra le sucedió en 1931 Juan Gorostidi (1901-1968), tras cuya muerte tomó la batuta Antxon Ayestarán. A la muerte de Remigio Múgica se hizo cargo del Orfeón Pamplonés en 1946 el sacerdote Martín Lipuzcoa, a quien sucedieron Juan Eraso, Pedro Pírfano, Carmelo Llorente y José Antonio Huarte. La Sociedad Coral de Bilbao fue dirigida después de la guerra por el sacerdote Modesto Arana (1909-1969). El Orfeón Vergarés fue dirigido por Ramón Oyarzábal (1892-1971). Uno de los coros vascos más famosos en el mundo es la Coral de Cámara de Pamplona, fundada en 1946 y dirigida hasta su muerte por Luis Morondo (1909-1983).

Destaca la gran labor realizada por José Luis Ansorena con el Archivo de Compositores Vascos Eresbil, y la organización de Musikaste o semana anual de exposición de música vasca antigua y moderna.

No olvidemos a los maestros de Capilla: Pedro Aizpurua, en la catedral de Valladolid; Aurelio Sagaseta, en la de Pamplona; José María Zapirain, en la de San Sebastián. Fuera del país, Luis Mallea dirigió la Coral Lagun Onak de Buenos Aires; José Ignacio Prieto (1900-1980), la Schola Cantorum de Comillas y la Coral Universitaria de Madrid, que después ha dirigido Vicente Larrea, y Pablo Colino dirige la Capilla Julia de Roma.

En la época de oro de las bandas, la anterior a la guerra, hubo muchas agrupaciones de este tipo y muchos directores que ahora escasean por falta de aquéllas. De entre todos ellos habría que destacar a los ya mencionados Bernardo Gabiola, a quien en 1912 sucedió Regino Ariz (1874-1947), y José María González Bastida.

José Escoriaza (1884-1942) pasó de la Banda de Basauri a la de Vitoria. A José Sainz Basabe sucedió en la de Bilbao José Franco (1886-1951), compositor y gran instrumentista, que lo había sido antes de Bermeo e Irún.

Segundo Olaeta (1896-1970) sucedió a Severo Altube en la dirección de la Banda de Guernica y creó el grupo coreográfico vasco Elai-Alai en 1927. Los hermanos Feliciano (1888-1956) y Vicente (1890-1970) Beobide dirigieron varias bandas. Rodrigo Santiago (1907), después de dirigir varias bandas en el país, se hizo cargo en 1967 de la dirección de la Banda Municipal de Madrid. Este director tiene además un amplio curriculum como compositor para voces, orquesta, instrumentos, banda de txistus, etc. Félix Sistiaga fue también director de la Banda Municipal de San Sebastián. Son directores de banda, aunque se dedican también a los coros, Carmelo Llorente, Urbano Ruiz Laorden, René Zugarramurdi y Víctor Olaeta.

José María Franco (1894-1971), pianista, violinista y compositor, dirigió a partir de 1925 la Orquesta de Radio Unión de Madrid y a partir de 1942 la Orquesta Nacional de España. Pablo Sorozábal, que debutó en 1923 frente a la Gotriam Steiweg Orquester, dirigió a partir de 1936 la Banda Municipal de Madrid y después, en 1945, la Orquesta Filarmónica. Jesús Arambarri, como hemos visto, dirigió esa misma banda y en numerosas ocasiones la Orquesta Nacional de España y otras muchas. Rafael Frühbeck, aunque nacido en Burgos en 1933, recibió su primera formación musical en el Conservatorio de Bilbao, cuya Orquesta Sinfónica dirigió entre 1959 y 1962 en que fue nombrado director de la Orquesta Nacional de España. Ramón Usandizaga (1889-1964), hermano de José María, creó y dirigió la Orquesta del Conservatorio de San Sebastián, que después dirige Tomás Aragüés, catedrático de Dirección en el mismo Conservatorio. El pianista Carlos Ibarra, tras estudios de dirección en Alemania, ha dirigido varias orquestas. Pertenecen a esta nueva generación los directores Pascual Barturen, José Luis Salbide y José Luis Isasa.

La Orquesta Santa Cecilia de Pamplona, dirigida por Javier Bello Portu. En 1943 fundó la Escolanía Felipe Gorriti, de Tolosa, y a partir de 1959 hizo estudios de dirección en París, Siena y Salzburgo, haciéndose cargo de la Orquesta Santa Cecilia en 1963; es también compositor y musicólogo. La Orquesta Sinfónica de Bilbao es dirigida por Urbano Ruiz Laorden. Por fin, la Orquesta Sinfónica de Euskadi, creada en 1982, fue dirigida por Enrique Jordá Gallastegui, quien después de realizar estudios en París, como se ha visto, dirigió la Orquesta Sinfónica de Madrid desde 1940, dirigiendo también 20 conciertos a la Orquesta Nacional de España y, a partir de 1945, las principales orquestas de Europa. A partir de 1948 ha sido director titular de las orquestas de Ciudad de El Cabo, San Francisco de California y desde 1970, de la Orquesta Filarmónica de Amberes.

En Madrid recibieron formación pianística Beltrán Pagola Goya (1878-1950) y Francisco Cotarelo (1884-1943). Ambos obtuvieron el primer premio de piano en 1895 y 1900 respectivamente, y ambos formarían la escuela de piano de San Sebastián, la primera del país. Pagola empieza su carrera pedagógica como profesor de Armonía en la Academia donostiarra en 1902, redactando un nuevo Método más acorde con los tiempos modernos. Gana la cátedra de piano cuando se crea el Conservatorio en 1928. Admirador de Ravel introduce a sus alumnos en el impresionismo. Cotarelo era ya profesor de piano de la Academia desde 1913.

Con Cotarelo se forma José María Iraola, y con Pagola, Ángel Cabanas, que en 1935 consigue el Premio Nacional de Piano en Madrid, pasando a ocupar una cátedra en el Conservatorio de San Sebastián.

Con ellos se forman tres futuros catedráticos de piano de este Conservatorio: José Antonio Medina (1927-1983), María Carmen Ocáriz, que gana la cátedra en 1955, y Juan Padrosa.

Discípulos de Iraola son también Félix Lavilla, Ricardo Requejo, que consigue el Primer Premio de Piano en París en 1958, y Francisco Corostola, que obtuvo el mismo premio en 1960, siendo a partir de 1967 pianista de la Orquesta Nacional de España. La concertista Cristina Navajas realizó también estudios de piano en París.

Un pianista original de esta escuela, virtuoso y "humorista del piano" fue José Azarola Aldaz (1907-1955). En Bilbao no hay cátedra de piano hasta que se funda el Conservatorio en 1920. Se encargan de su enseñanza Francisco Fuster y Aurelio Castrillo. De su escuela salen Rafael Castro, catedrático de Armonía en ese Conservatorio; Carlos Ibarra, catedrático de piano en el mismo; Emma Jiménez, María Paula Torróntegui, Amaya Abásolo, Luis Ángel Sarobe, Jesús María Gallastegui y otros. Al comienzo de su carrera pedagógica, el profesor Castrillo tuvo como alumnas aventajadas a Pilar Uturburu, que en 1934 obtuvo en Madrid el Premio Nacional de Piano, ganando la cátedra de piano del Conservatorio bilbaíno en 1956, y Sara Algarate, Premio Nacional también en 1944.

Discípula de Pilar Iturburu es su hija Pilar Bilbao, concertista y actual catedrático de piano en el Conservatorio de Sevilla. Pero el pianista vizcaíno, y seguramente vasco, de más fama universal es Joaquín Achúcarro Arisqueta quien, tras sus estudios en el Conservatorio vizcaíno, consiguió en Madrid en 1950 el Premio de Virtuosismo, en 1951 en París el Premio Marguerite Long, en 1952 en Siena el Premio de la Academia Chigiana y en 1953 en Vercelli el Premio del Concurso Internacional, iniciando seguidamente sus giras de conciertos por todo el mundo. En 1959 debutó en Londres y en 1969, en los Estados Unidos, siendo conocido y apreciado como gran pianista en las mejores salas de todo el mundo. En Vitoria fue Tomás Echavarri el primer profesor de piano del Conservatorio recién creado en 1929. En 1934 pasó también a serlo Luis Aramburu, que es además organista y fecundo compositor religioso y folklórico. De esta escuela salió José María San Martín (1927-1977) que en 1955 obtuvo el Primer Premio de Piano en el Conservatorio de París.

La mala orientación pedagógica de nuestros conservatorios ha hecho que el piano sea en ellos el instrumento rey, relegando los estudios de otros instrumentos; por ello son mucho menos numerosos los aprendices de la cuerda, a pesar de haber habido buenos, aunque pocos maestros. César Figuerido fue profesor en el Conservatorio de San Sebastián, José Antonio Huarte lo fue en el de Pamplona, y Sixto Osorio, en el de Bilbao. Fuera de nuestro país, Ignacio Gurruchaga lo fue en el Conservatorio de Oviedo. La cátedra de Sixto Osorio en Bilbao fue la que mayor número de violinistas aventajados dio: Juan José Vitoria consiguió el primer premio del Conservatorio de Bruselas en 1921 y Jenaro Morales ha sido concertino de la Orquesta Sinfónica de Bilbao durante muchos años. Entre los discípulos de Osorio se cuentan también Rafael Frühbeck y Félix Ayo, creador del Cuarteto I Musici de Roma, en cuyo Conservatorio es profesor de violín. Aunque nacido en La Habana, de padres vascos, Eduardo Hernández Asiain se afincó en este país donde desde 1942 ha sido catedrático de violín en el Conservatorio de San Sebastián.

El donostiarra Santos Gandía Lahidalga ganó en el Conservatorio de Madrid el primer premio de violoncello en 1932 y al crearse la Orquesta Nacional en 1942 pasó a ser solista. Regino Sorozábal (1900-1971) fue profesor de violoncello en el Conservatorio de Vitoria. Gabriel Verkos (1910-1981), donostiarra también, fue catedrático en el Conservatorio de Bilbao y solista de su Orquesta Sinfónica. Con Aurelio Castrillo (piano) y Jenaro Morales (violín) formó en 1943 el trío que les dio tanta fama. El más famoso cellista de esa generación fue André Navarra, nacido en Biarritz en 1911, que impartió sus enseñanzas en Francia, Bélgica, Alemania e Italia. Discípulo de éste en París fue Pedro Corostola Picabea, catedrático del Conservatorio de San Sebastián, concertista que actúa como solista en las más importantes orquestas del mundo. Belén Aguirre estudió con Corostola y Navarre, ingresando en 1970 en la Orquesta Nacional de España.

En familia de txistularis nació Marcelino Basurko (1868-1920), discípulo predilecto de Taffanel en París, considerado como uno de los mejores flautistas de su tiempo. Juan García Acordabeitia ha sido flautista de la Banda Municipal de Madrid y creador en 1954 del Quinteto de viento de la capital. Primitivo Azpiazu ha sido desde 1950 catedrático de flauta del Conservatorio de San Sebastián, puesto que actualmente ocupa Teodoro Martínez de Lecea, que ha sido además solista de la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Con amplia formación europea, Begoña Aguirre ha formado dúos y tríos y en 1980 el Cuarteto Nacional Vasco con su hermana Nely (violoncello), Ana María Sebastián, catedrática de violín del Conservatorio de San Sebastián, y Catherine Boulogne.

Por la importancia que ha adquirido en todo el mundo debemos de ceder lugar privilegiado a Nicanor Zabaleta Zala, virtuoso del arpa. Marimi Azpiazu es catedrática de arpa en el Conservatorio de San Sebastián y solista de la Orquesta Sinfónica de Euskadi. José de Azpiazu Iriarte es desde 1950 catedrático de guitarra del Conservatorio de Ginebra, concertista e investigador con su hija Guadalupe. Roberto Olabarrieta es catedrático de guitarra en el Conservatorio de Pamplona. Juan Manuel Gómez de Edeta es catedrático y solista de trompa en la Orquesta Sinfónica de Euskadi.