Estella. Parece ser que su fundación tuvo lugar hacia 1273 o antes atribuyéndose la misma a Teobaldo II, rey de Navarra. Este rey había dejado en su testamento 2.000 sueldos para las obras de la Iglesia en cuyos arcos mandó poner sus armas reales. Poseía el convento un valioso archivo, desaparecido, que priva así de datos y documentos valiosos para la historia del propio convento y de la ciudad. El rey ordenó enterrar en esta iglesia al infante su hijo, muerto al caer de los brazos de la nodriza que lo paseaba por las galerías del Castillo. Se hizo un magnífico sepulcro que fue colocado dentro del Presbiterio de la iglesia del convento. Sobre la losa sepulcral yacía una estatua representando al infantito y alrededor, en bajo relieve, figuras de franciscanos detrás del escudo real. El año 1524 habitaban el convento los Menores Observantes. Después de la exclaustración la iglesia quedó abierta al culto; fue después casa Ayuntamiento. Se abrieron más tarde clases de latinidad y de música, fue convertido en fuerte durante la última guerra carlista y finalmente en el solar que ocupaba el convento se levantó un local para escuelas de primera enseñanza y otros servicios.