El primer domingo de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, en la villa de Elorrio, se celebra un alarde de armas de fuego por una compañía de la villa que se denomina Errebombilloak. No conocemos exactamente la fecha de su inicio, solamente diremos que en 1891 se decide que la Cofradía del Rosario lleve cuentas propias, desgajándolas del resto de la Fábrica de la Iglesia. En las notas que justifican esta decisión encontramos referencias sobre los hombres que se revisten de uniforme militar en conmemoración de la batalla de Lepanto disparando varias descargas de escopeta. Por su participación en la procesión del día del Rosario eran obsequiados con una cena, tradicionalmente pagada por el mayordomo de la Cofradía, por cuyo motivo no se les menciona hasta dicho momento. A partir de dicho año comienzan a figurar en las cuentas todos los años, aunque es evidente que su participación es muy anterior. En 1926 el periódico "Euskalerriaren Alde" ofrece una descripción detallada de la fiesta, realizada por Nemesio Lazcano, que concuerda con la que actualmente se mantiene.
La tradición popular dice que la participación de los escopeteros en la procesión tiene su origen en un grupo de elorrianos que volvían de la batalla de Lepanto que al llegar al puerto de Campanzar y ver la villa de Elorrio, en la cual se realizaba la procesión del Rosario, dispararon sus armas al aire. Aunque este hecho no parece probable, lo cierto es que el Alarde se hace a la procesión del Rosario, por la tarde, y que esta fiesta está instituida en conmemoración de la mencionada batalla.
Realmente es la participación en procesiones religiosas de las antiguas milicias locales armadas, bastante generalizada en cierta época. Los Errebonbilloak comienzan sus actos a las cinco de la madrugada en que ejecutan sus descargas en diversos lugares de la villa, donde existían las antiguas entradas a ella, despertando con esta diana al vecindario.
Finalizado a la tarde el rosario de la iglesia comienza la procesión. A la salida espera a la misma la compañía armada, la cual lanza sus salvas al paso de la imagen de la Virgen. Desplazándose los Errebonbilloak por las calles, tomando la delantera a la procesión, vuelven a repetir sus salvas frente a la Virgen en diversos lugares de la villa. Finalizada la procesión repiten el recorrido y las salvas de la madrugada.
La fiesta termina bailándose un solemne Aurresku, iniciado y dirigido por los componentes de la comparsa armada. En ella sacan a la danza a las mujeres más importantes de la plaza.
El desfile se realiza al son de una banda de txistularis, tocando una melodía peculiar que nos recuerda el sonido de los antiguos pífanos usados en estos alardes militares.