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EUSKARA OBJETIVO (LENGUA: HIZKERA)

La lengua, en sentido estricto, es lo que solemos denominar en euskara con las palabras izkera o mitzaira, según los dialectos. Se trata del sistema de signos orales que emplea la comunidad para expresarse. Así como el habla es físicamente real, la lengua es virtual, posesión mental, y existe, en forma defectiva, en todos y cada uno de los sujetos vasco-hablantes. El habla se articula oral o individualmente, la lengua se sabe. De ahí que existan euskaldunas que "saben" el euskara y no lo hablan, por el motivo que fuere, bien porque vivan entre erdaldunas, bien porque hayan perdido el hábito de expresarse en su propio idioma. Hablar es decir algo, utilizar la lengua. El habla se oye; la lengua, no. Pero el habla, la emisión oral sonora, se realiza según el sistema de signos orales que llamamos lengua. Por vía tradicional hemos recibido el idioma y sus reglas ya hechos. A nosotros nos toca ahora usar las palabras, unas tras otras, agenciadas, formadas y unidas según las reglas gramaticales. La línea oral así formada ya no es una mera serie de voces, ni una clase ni ningún tipo de vocabulario. Ahora las unidades se interdependizan y cobran valor y categoría. Expresan el pensamiento, que es cosa complicada y en marcha. En primer lugar uno necesita traducir sus ideas por las palabras más apropiadas tomándolas ya hechas, ya formándolas en el acto o dándolas a entender por el contexto. La lengua nos va a ofrecer los modelos, las reglas, los esquemas y los materiales tradicionales. Y si tomamos, una a una, todas y cada una de las palabras, veremos que ofrecen tres vertientes: la imagen acústica o significante; la idea, concepto o significado; y el signo o palabra que resulta de la unión de ambas y que juega su rol en la frase. Los fonemas m, a, i, llegan a formar mai "mesa". Mi oído oye la voz mai, modelo fónico que puede percibirlo quien no sepa euskara. Del mismo modo podemos percibir las formas francesas table o la española mesa. Pero el concepto, la idea "mesa", solamente la comprende quien sepa la lengua respectiva. En este caso tenemos tres combinaciones fónicas (mai, table, mesa) para un solo concepto. La fabricación de combinaciones "fónicas", sin importarnos su contenido conceptual más que como cosa auxiliar y secundaria, culminaría el primer estudio gramatical. Frente a la técnica elaborativa de combinaciones fónicas coexiste, íntimamente ligada a ella, otra técnica, la de elaboración de conceptos. Pues la lengua nos da ideas básicas y procedimientos para obtener, partiendo de éstas, otras que nos sirvan para expresar nuestro pensamiento tal como lo queremos exteriorizar en cuanto a precisión y matiz. Ahora nos ocupamos no ya de formas sonoras, sino de las ideas expresadas por palabras. Los nombres de cosas singulares y únicas, de cosas concretas o de otras realidades se nos ofrecen como unidades básicas sobre las que nuestro pensamiento lingüístico puede trabajar. La lengua nos da ya elaborados muchos de éstos dejándonos al descubierto los procedimientos seguidos y que nosotros podemos emplear siempre que queramos. La voz etxe, "casa", expresa un concepto común a todo tipo de casas. Es un concepto irreducible. Pero cuando decimos etxetxo, "casita", hemos limitado aquel concepto tan amplio dando nacimiento a otro que sólo designa a las casas de tamaño reducido. Hasta aquí nos hemos ocupado de las palabras aisladamente, tomando además por separado su materia fónica o significante y su significado. La palabra, completa, en cuerpo y alma, vive en combinación con otras palabras. En ella cobra valor contextual y desempeña un rol preciso. Se siente parte de una unidad más amplia y debe someterse a las reglas de su juego. La naturaleza lineal del pensamiento exige la linealidad de las palabras, su disposición unas tras otras. Es para lograr este acomodamiento que deben observarse ciertas leyes coordinadoras, tanto de formas como de conceptos. La simple secuencia etxe eder nos dice en euskara que es "casa hermosa". Pero la regla sintáctica vasca nos prohíbe decir eder etxe ya que no tiene ningún sentido. En el trozo etxe eder au vemos que primero se enuncia la cosa etxe = casa, luego una cualidad suya eder = hermosa, y finalmente, la determinación au = esta. Este tipo de formación se refiere siempre a conjuntos. El sistema, así diseñado, es lo que suele llamarse "gramática".

Ver EUSKARA (Voz índice).