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EUSKARA OBJETIVO (LENGUA: HIZKERA)

Diccionario.
El repertorio de palabras, modismos y proverbios que los individuos han recibido al aprender su propia lengua, es la materia que integra el diccionario vasco más completo, en nuestro caso, el de Azkue. Se sigue el orden alfabético y se explican las palabras en vasco, español y francés. Ha empleado el autor la enunciación en letras mayúsculas para aquellas palabras que han servido para la creación de otras derivadas y compuestas. Así, p. ej., después de ERROTA, "molino", siguen Errota-arran. "cítola de molino"; Errota-arri, "muela", "piedra de moler"; Errotahatz, "huella de la rueda del carro"; Errotagaiñeko, "talanquera de quita y pon"; Errota-klaka, "cítola de molino"; Errotaldi, "molienda"; Errotari, "molinero", y Errotatxori, "gorrión". Este inmenso repertorio (unas 60.000 palabras) se halla dotado de las pertinentes indicaciones dialectales y subdialectales, de tal modo, que no es difícil, como lo hizo ya Arbelaitz, componer un nuevo diccionario de las voces comunes (c) y casi comunes (c...) que podría servir para una unificación literaria del idioma, práctica, democrática y eficaz. Las más usuales, atendiendo al número de hablantes, serían las voces del dialecto guipuzcoano y luego, las del vizcaíno. Examinado este inmenso léxico, se percata uno pronto de que existe una rica terminología naturalista (sobre todo botánica, zoología y fenómenos atmosféricos). También podríamos llamar rica a la terminología psicológica. Predomina la palabra concreta, pero la facilidad de abstracción es tal, que, en la práctica, la palabra abstracta y la genérica brotan, casi sin esfuerzo, mediante el uso de sufijos como -tasun, -kizun, etc. Así osasun "salud", zuritasun, "blancura, zoriontasun "felicidad", eztasun "carencia", semetasun "filiación", jakineztasun "ignorancia", etc. Esta abstracción, que podríamos llamar neutra, admite un matiz peyorativo mediante la adición del sufijo -keri. Así tendríamos, como dice Azkue, ezaintasun "fealdad física" (sin culpa del que la tiene) y ezainkeria "fealdad moral, viciosa" (imputable al individuo). El diccionario de Azkue ofrece, pues, un enorme caudal de voces concretas y abstractas, específicas y generales, de enormes posibilidades por la aptitud creadora de nuevos vocablos que posee la lengua, mediante el uso de prefijos, infijos y, sobre todo, sufijos. El diccionario más antiguo de la lengua vasca que se conoce es el titulado "Dictionarium Linguae Cantabricae", de Nicolás Landuchio (1562), pero que no se ha impreso hasta 1958. El autor es un italiano. Su vocabulario parece estar recogido en Alava. En el siglo XVII, Silvain Pouvreau compuso un diccionario vasco-francés que se conserva inédito. A finales de dicho siglo aparece otro muy curioso "tágalocastellano-cántabro", de Fr. Melchor de Oyanguren, no publicado y perdido. Otro, también perdido, es el de Joannes de Etcheberry, vasco-latin-francés-castellano, que fue consultado por el P.Larramendi. En 1675 el P. Domingo Bidegáin compuso uno que no llegó a publicarse ante la negativa de las Cortes de Navarra a costearlo. Era trilingüe, vasco-francés-latín. Se perdió durante la Revolución francesa. En 1774 D. José María de Azpitarte compuso un diccionario que se conserva inédito en Loyola. El primer intento importante de diccionario euskérico es, sin duda, el del P. Manuel de Larramendi, el "Diccionario trilingüe del castellano, bascuence y latín" (1745). Es una obra ingente en la que se da cabida a un cierto número de neologismos. Su tendencia es el purismo idiomático y la pretensión de dar una categoría culta a la lengua. Posteriormente surgen nuevos diccionarios como el de Fleury Lécluse (hacia 1826 pero no publicado), Hiribarren (siglo XIX), Harriet (inédito, en el seminario de Ustáritz, hermoso y utilizado por P. Lhande), Duvoisin (que no lo completó nunca), Fabre (1870), Van Eys (1873), Añibarro (con indicaciones dialectales e inédito), Novia Salcedo (1887), Aizkibel (1885), Azkue (1905-1906) y Lhande (1926). El "Diccionario vasco-español-francés", de Azkue, es un verdadero monumento al euskara, de proporciones desconocidas hasta entonces, metódico, objetivo, con indicaciones dialectales y subdialectales y redactado en tres lenguas. Más parece la labor de una Academia que la de una persona. El "Dictionnaire basque-français", de Pierre Lhande, se dedica más bien a los dialectos laburdino, bajo navarro y suletino. Ofrece la particularidad de presentar el léxico en familias de palabras a partir de la primitiva siguiendo con las derivadas. Posteriormente han ido apareciendo diccionarios manuales como los de Azkue, López Mendizábal y Vera. Posteriormente han coincidido la publicación de dos diccionarios español-vasco, el de Auñamendi y el de Plácido Múgica, y una serie de terminologías técnicas y otras especiales. También conviene destacar la aparición de ensayos de euskara unificado, batua, pero no con el acierto que sería de desear.