Concept

Cluniacense

La reforma monástica iniciada por los monjes cluniacenses se extendió rápidamente por todo el territorio europeo. En territorio español, el rey de Navarra (Sancho III el Mayor) y los reyes sucesores de Castilla y León (Fernando I y Alfonso VI) apoyaron la iniciativa y, además, favorecieron la dependencia de los centros religiosos ya existentes de Cluny. El establecimiento de la regla benedictina respondía tanto a intereses religiosos como políticos. Los monjes cluniacenses se encargaron de difundir el cristianismo en España, sustituir la liturgia mozárabe por la liturgia romana y abrir nuevas vías de peregrinación hacia Santiago de Compostela. En la consecución de estas tareas, además, la labor de repoblación de los territorios recién reconquistados al mundo musulmán también fue muy importante.

Existen numerosos testimonios que atestiguan el influjo de Cluny en el románico castellanoleonés, entre ellos destacan los elementos arquitectónicos de los monasterios de San Zoilo en Carrión de los Condes y de San Isidro de Dueñas, ambos en Palencia, y de San Benito de Sahagún, en León.

De la misma forma, el influjo cluniacense, además de la influencia de origen lombardo, también está presente en algunos de los conjuntos monacales más importantes del territorio catalán. Entre ellos cabe destacar el monasterio de Santa María de Ripoll, San Pere de Roda, San Martí del Canigó y San Miquel de Cuixa, estos dos últimos en el departamento francés de los Pirineos Orientales.

En este proceso de reorganización monástica y repoblación del territorio, la orden de Cluny impulsó también la creación de otro tipo de edificaciones como iglesias, hospitales y puentes.