Sailkatu gabe

GIPUZKOA (ARTE Y PENSAMIENTO: LITERATURA)

La producción literaria en el dialecto guipuzcoano.

Sólo podemos hacer un resumen apretado e incompleto de las principales obras.

Respondiendo a la iniciativa del P. Larramendi, el P. A. Cardaberaz publicó numerosos escritos de carácter ascético y hagiográfico; hay uno que se aparta de esta temática y se ha hecho un tanto célebre: Euskeraren Berri Onak (= Buenas Nuevas para el vascuence), Pamplona, 1761. Existe edición reciente, en facsímil, de todas las obras del P. Cardaberaz. El fue también quien tradujo del vizcaíno los versos del P. Basterrechea en que se narra largamente la historia de la Pasión del Señor y que comienzan Jesukristori kendu ezkero (= Habiendo quitado a Jesucristo). Esta historia de la Pasión, en su versión guipuzcoana, alcanzó gran difusión en el país. Contemporáneo de Cardaberaz fue el P. Mendiburu, quien escribió sus obras en un vasco navarro; tanto, que alguna de ellas fue traducida al guipuzcoano por G. Arrue. El P. Ubillos publicó Kristau Doktriñ Berri Ekarlea (= el mensajero de la doctrina cristiana), Tolosa, 1785, traducción del Catecismo histórico de Fleury. También el insigne J. A. Moguel, a pesar de ser cura de Marquina (Vizcaya), escribió su primera gran obra, Erakasteak (= Enseñanzas), Pamplona, 1800, en dialecto guipuzcoano, lo que le valió críticas acerbas del clero vizcaíno. Su sobrina, Vicenta Moguel, escribió asimismo en guipuzcoano el libro Ipui Onak (fábulas en prosa), S. S., 1804. A. P. de Iturriaga se ha inmortalizado como uno de los mejores fabulistas que la lengua ha tenido; escribió también Diálogos bascocastellanos para las escuelas de primeras letras de Guipúzcoa, especie de lecciones de cosas: Juan Bta. Aguirce, rector de Asteasu, pasa por ser uno de los clásicos de este dialecto; es autor de los Erakusaldiak (= Pláticas), 3 vols., publicadas con el fin de ayudar a los párrocos en la preparación de los sermones de las misas mayores de los domingos. J. I. Guerrico escribió sobre explicación de la doctrina cristiana; su obra se basa en la variedad de Goierri. J. C. Echeverria tradujo la Filotea y el Kempis. F. I. de Lardizábal es otro de los clásicos de este dialecto, además de gramático; su libro Testamentu Zarreko eta Berriko Kondaira (= Historia del Antiguo y del Nuevo Testamento) alcanzó notable éxito. El bardo Iparraguirre se ha hecho célebre por el Gernikako y otras canciones. El donostiarra I. Bizcarrondo (Bilintx) alcanzó merecida fama por sus poesías de amor; hoy contamos con un notable estudio de su vida y obras, debido a A. Zavala. El también donostiarra J. Manterola edita el Cancionero Vasco e inicia la veterana de las revistas vascas, Euskal-Erria. M. Soroa se acredita como escritor en prosa e iniciador del teatro; bajo esta última modalidad proseguirán su obra T. Alzaga y A. Barriola. G. Arrue fue, por así decir, el profesional de las traducciones: tradujo numerosos libros ascéticos y hagiográficos, entre los que descuellan la Vida de Santa Genoveva de Bravante y las Glorias de María. Ya en este siglo P. M. Urruzuno destaca como escritor humorista, autor de numerosos relatos en que son protagonistas los gitanos. Domingo Aguirre, autor de la novela Garoa (= El helecho), a pesar de ser vizcaíno, ha venido a resultar el clásico por excelencia del dialecto; su novela es una descripción un tanto idealizada de la vida del caserío vasco. G. Múgica se ha hecho célebre por su libro de "sucedidos" de Pernando Amezketarra. "Lizardi" (J. M.ª Aguirre) ha descollado como gran poeta lírico; su obra poética se titula Biotz-Begietan (= En el corazón y en los ojos). Lizardi ha sentido y profundizado como nadie en la belleza del paisaje vasco. También sobresale como prosista de estilo moderno, cortado y fino. J. A. Irazusta escribió Joañixio (= Juan Ignacio), notable novela sobre la emigración vasca a América. N. Ormaechea ("Orixe") ha sido polifacético, aun en el cultivo de los dialectos; su gran poema Euskaldunak (= Los vascos), que canta la vida vasca en un medio agrícola y montañés, está lleno de navarrismos, cosa explicable porque la acción se desarrolla en una localidad navarra (Huici). En guipuzcoano popular corriente escribió la vida del Cura Santa Cruz y Jainkoaren Billa (= A la búsqueda de Dios). Son también notables sus poesías místicas Barne Muinetan (= En las médulas del interior). S. Michelena, en fin, nos ha dejado un poema, más lírico que épico, sobre el Santuario de Aránzazu y un notable ensayo sobre Unamuno y la lengua vasca: Unamuno ta Abendats (= Unamuno y el espíritu de la raza), Bayona 1958. Esta obra ha sido saluda da como el primer ensayo en lengua vasca. Prescindimos de fechas posteriores porque habría que hacer incursiones en el mundo de los vivos y porque en los últimos años la historia del dialecto guipuzcoano aparece muy mezclada con la del euskara batua.

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