Sociales y Económicas

La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas (versión de 1995)

Organigrama. El organigrama de la Compañía en su primera etapa quedó constituido de la siguiente forma: una dirección compuesta de 5 directores (los citados); un secretario (Nicolás de Echeveste); un factor de Cádiz (Santiago de Irisasi); un factor principal en Caracas (Pedro de Olavarriaga); tres revisores; un Diputado en la Corte (Miguel Antonio de Zuaznábar quien parece que colaboró con el enviado por la Provincia de Guipúzcoa, para la consecución de la Compañía de Caracas para aquélla). Este esquema inicial fue completándose a medida que fueron aumentando las operaciones. En Venezuela se abrieron nuevas factorías además de la primitiva de La Guaira y Caracas, en Puerto Cabello, San Felipe, Maracaibo, etc. y más adelante en Cumaná y Guayana. Además, cuando la sede de la Compañía Guipuzcoana fue trasladada a Madrid, se establecieron otras direcciones: 1) Madrid, como sede principal contaría con 3 directores; 2) San Sebastián, sede secundaria, tendría un director y 2 asistentes; 3) en Caracas se constituía una nueva dirección. También quedaban triplicadas las contadurías, ya que cada dirección tendría la suya. A estos nuevos cargos se agregarían otros complementarios como eran los escribientes, oficiales, etc. La Junta General de accionistas era, en un primer momento, el órgano supremo del gobierno. En su primera etapa, la Junta General se reunía en la Sala del Consulado de San Sebastián. Tan sólo podían asistir a las Juntas, aquellos accionistas con 8 acciones o más -la posesión de 8 acciones confería un voto-. Además, los interesados en la Compañía y con derecho a voto podían delegar su representación en otros accionistas. En la Junta General se debían aprobar en su caso, las cuentas, tanto de los negocios que la Compañía Guipuzcoana de Caracas tenía en América como en Europa. A la vista de los resultados, era la Junta la que decidía el reparto de los dividendos. Además, la Junta podía cambiar los directores por mayoría de votos, y decidir, en definitiva, sobre el destino de la sociedad mercantil. Sin embargo, el carácter de la Junta de accionistas cambiaría cuando la sede principal de la sociedad mercantil fue trasladada a Madrid. Una vez allí, fueron muchos los guipuzcoanos que debieron delegar sus votos en gentes que residían en la Corte. Las Juntas en Madrid comenzaron, en la década de los años 50, a prolongarse durante meses. Además, las decisiones que en la asamblea se tomaran quedaron sujetas al refrendo del Monarca. Por otro lado, y dados los inconvenientes que la asamblea general de interesados presentaba en torno a tomar resoluciones, a veces urgentes, se crearon las llamadas Juntas Particulares. Estas reuniones, presididas por el representante del Rey y a la que acudían, además de la dirección, un limitado número de accionisas, elegidos previamente por la Junta General, se convirtieron en la práctica, en el órgano ejecutivo de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.