Lexique

URBANIZACIÓN

El poblamiento rural. En este apartado entraremos en las formas que toma el poblamiento rural en las diferentes regiones. Para ello hemos escogido aquellas comarcas del País Vasco Sur en las que la proporción de población en hábitat rural es la más alta. Dentro del poblamiento rural, y desde un punto de vista geográfico, se distinguen dos categorías: hábitat disperso y hábitat agrupado. Los condicionantes y características que giran en torno a una y otra forma de poblamiento son numerosos. De manera global, los agruparemos en componentes históricos, físicos y socioeconómicos. La forma de ocupación del territorio en otras épocas, la estructura de la propiedad, las crisis económicas, la realización o no de la revolución agrícola, la situación geo-política, las guerras, etc., son factores históricos que han influido en la estructura de poblamiento rural que ahora se nos presenta. Es indudable también la influencia del paisaje en la forma de poblamiento: hábitat disperso en las zonas de montaña y hábitat concentrado en las zonas llanas. Por último, los factores socioeconómicos son los que más claramente pueden explicar las características del poblamiento rural disperso y del concentrado. Dejando a un lado las relaciones campo-ciudad vemos que elementos como los medios de transporte, la actividad agraria y sus productos (huerta, cereal, ganadería), los sistemas de cultivo (intensivo o extensivo) y la estructura de la propiedad, entre otros, intervienen en los movimientos de concentración-dispersión dentro del mundo rural. Pero, sobre todo, será el acercamiento al propio territorio lo que nos dará la clave del porqué de tal o cuál forma de poblamiento. En el País Vasco Sur, hemos escogido como rurales catorce comarcas: seis en Navarra, cuatro en Alava, dos en Gipuzkoa y otras dos en Bizkaia. En conjunto representan el 60,8% de la superficie del País y el 15% de la población total. En general registran una pérdida poblacional en el último período intercensal, 1981-91. En el caso de Bizkaia y Gipuzkoa, la diferencia fundamental entre ambas proviene de la distribución en el territorio de la población rural. En Gipuzkoa, casi el 90% de ésta se concentra en Tolosaldea (Oria Medio) y en el Goierri, mientras que las características de las comarcas de Bizkaia (Encartaciones y Arratia-Nervión) es de despoblamiento en relación al resto del Territorio Histórico, con lo que el porcentaje alcanzado es menor. Alava y Navarra, por su parte, presentan una distribución más homogénea. En el País Vasco Norte Zuberoa y B. Navarra se consideran zonas rurales, destacando el hecho de que la distribución de la población rural no es homogénea. Al principio de este apartado distinguíamos dos categorías en la ocupación del espacio rural: el hábitat disperso y el concentrado. Ahora añadiremos que cada una de ellas se caracteriza por un elemento inherente a cada forma de poblamiento: la primera por el caserío y la segunda por el pueblo. Observamos que a medida que avanzamos de Norte a Sur aumenta la concentración de la población dispersa en las comarcas al sur de Pamplona y Vitoria-Gasteiz. Destaca también la concentración en los Valles Pirenaicos, a causa de un más difícil medio geográfico en esta zona montañosa. En las comarcas rurales de población agrupada, destaca la escasa frecuencia de poblamiento en la Ribera Estellesa, donde al igual que en la Rioja Alavesa no existen casi entidades de población distintas de los núcleos que constituyen un municipio-pueblo. Estas dos comarcas son, por ello, las más representativas del hábitat agrupado rural

El pueblo-centro. Las áreas rurales presentan algunos pueblos que destacan sobre el resto al cumplir el papel de pequeños centros de servicios. Podríamos definir como tales a los centros comarcales. Su significación es distinta cuando nos encontramos frente al inicio de un proceso de crecimiento industrial. En el P. Vasco Sur, solamente en las comarcas de Gipuzkoa y, en menor medida, en las Encartaciones y en la Navarra Húmeda del Noroeste existe ese entorno industrial dinamizador de alguno de los centros rurales. En el resto, adquiere validez la figura del pueblo-centro, que se distingue de los demás por un mayor número de funciones y por un volumen demográfico más grande que se mantiene o decrece en una tasa menor que el resto de la comarca. Los pueblos que tienen este pequeño grado de centralidad son los siguientes:

Rioja Alavesa: Oion, Laguardia, Labastida.
Valles Alaveses: Valdegovía.
Estribaciones del Gorbea: Aramaio, Villarreal.
Montaña Alavesa: Campezo.
Valles Pirenaicos: Esteribar, Roncal.

Ninguna de estas comarcas supera los 12.000 habitantes y sólo Oyón alcanza los 2.000 habitantes. En este primer grupo, los pueblos no constituyen centros funcionales y de servicios, si bien son dentro de sus comarcas los de mayor población y, en algunos casos, centros históricos. En un segundo grupo entrarían los pueblos-centro con poblaciones superiores a los 2.000 habitantes, con un primer nivel de servicios, una tendencia demográfica en alza y nuevas actividades económicas, industriales o de transformación:

Ribera Estellesa: Lodosa y Peralta.
Ribera Tudelana: Tudela.
Navarra Media Oriental: Tafalla.
Navarra Húmeda del Noroeste: Baztán, Lesaka, Bera de Bidasoa.
Encartaciones: Balmaseda.
Arratia-Nervión: Miravalles, Orduña.
Tolosa: Tolosa, Andoain.
Goierri: Beasain.

Todos ellos no tienen la misma significación dentro del concepto de pueblo-centro. Este concepto es menos aplicable en los casos de Andoain, Lesaka, Bera de Bidasoa y Beasain, ya que constituyen, más bien, centros de fuerte especialización industrial, siendo en sus respectivas comarcas otros núcleos como Tolosa, Elizondo u Ordizia los que cumplen la función de interrelacionar los núcleos rurales de sus respectivas comarcas.

La constitución de los núcleos rurales. En relación a la estructura de estos centros nos encontramos ante tres situaciones generales. En primer lugar, aquellos centros históricos con una estructura urbana bien definida, de planos regulares: ciudades medievales como Laguardia y Labastida. En segundo, situamos los centros agrícolas de planos irregulares cuyo crecimiento se apoya en aspectos locacionales como lugares de paso o pequeños mercados. Un último grupo constituido por núcleos de reciente crecimiento, vinculados a la actividad industrial en Tolosa, Goierri, Encartaciones y Navarra Húmeda del Noroeste (La Barranca). Mención aparte merecen las estructuras pluricelulares que se dan en los valles navarros y también en algunos de Bizkaia, donde predomina el poblamiento disperso: pequeños enclaves asociados a una iglesia, mansión señorial o a un grupo de caseríos. El núcleo principal está siempre ligado al paso de la carretera y se convertirá en el centro de servicios y transportes.