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Alarde del Moro de Antzuola

En teoría, el rey moro debería de ser el antagonista, y el protagonista, el capitán de la compañía antzuolarra que declama el discurso y conmina al enemigo a cambiar de actitud; pero el propio nombre de la fiesta delata que la escenificación la protagoniza el rey moro, y el resto de componentes, previos y posteriores en el desfile, se ajustan a él: intérpretes de música, fusiles y batería de artillería; el rey moro bajo custodia; la bandera supuestamente arrebatada a los moros; tras el desfile por las calles de la localidad, bajo la casa consistorial, discurso del capitán sobre la victoria, la bandera y el escudo local, y conversación teatral entre capitán y rey moro, que finaliza con la liberación de éste; versos de Iparraguirre, que cantan tanto las glorias antzuolarras contra los moros como los fueros; y salvas honoríficas de fusil y cañón.

El discurso, justificación histórica del acto folklórico, también ha ido variando a medida que ha variado su percepción: en la Transición, se pasó de un relato farragoso y grandilocuente en castellano a una versión en euskara, más breve y sencilla, que en 2009 ha vuelto a ser modificada. Los versos de Iparraguirre se incluyeron en 1978. En la década de 1980 se le dio más importancia al Alarde en sí, es decir, a la música y vestuario de quienes interpretaban la música o desfilaban con escopetas o cañones, siguiendo criterios más acordes a otros alardes folklóricos vascos. En resumen, tras el franquismo se rebajó el aspecto belicista y se acentuaron los caracteres vascos. Asimismo, la escenificación del rey moro, que ya fue dulcificada aquellos años, se ha dignificado en los últimos cambios: de ir en burro a montar a caballo, de tizne negro a maquillaje moreno, de signos de sumisión ante el capitán (turbante en el suelo, de rodillas, postrado, gestos de intento de huida...) a una conversación de igual a igual (por ejemplo, desde 2099, responde en euskara y árabe), etc.