Kontzeptua

Nombre

El área actual de habla vasca que posteriormente se llamará Vasconia o Euskal Herria aparece en las descripciones grecolatinas como una tierra dividida en circunscripciones tribales dependientes de los vascones, várdulos, caristios, autrigones y tarbelios, nombres que, por otra parte, no parecen vascos (Michelena, 1964; Tovar, 1980) sino denominaciones otorgadas por los geógrafos y cronistas o por los pueblos circunvecinos. Pese a que, según es comúnmente admitido por los lingüistas e historiadores, el área antigua del euskara (o protoeuskera) debió de ser mucho mayor (límites pirenaicos de Aragón y Cataluña, Rioja, Burgos, Soria, Aquitania), vamos a referirnos en este artículo únicamente a aquellos nombres que ha recibido el colectivo vasco como un todo a lo largo de los tiempos históricos.

Como lengua no cultivada, puede decirse que el euskara se halló en situación de inferioridad a la hora de enfrentarse, al alborear la Era Romana, con el latín. De esta forma, al efectuarse, tanto la lectura como la escritura sólo en esta última lengua, el nombre indígena que los vascos se autootorgarían (euskaldunak) no se ha conocido hasta bien entrada la Edad Media. Únicamente conocemos, en consecuencia, el nombre que "los otros" dieron a este pueblo tribal asentado a ambos lados de los Pirineos entre los galos, por el norte y noeste y los celtíberos e íberos por el sur, nombre que los mismos vascos utilizarían a la hora de hacer uso de la escritura. La carencia de testimonios escritos hasta finales de la Edad Media, incluso la ausencia de nombres nacionales en los primeros testimonios, no autorizan a afirmar que tales nombres no existieran aunque impidan asimismo toda aseveración apodíctica respecto a nombres que se documentan con posterioridad. La situación diglósica de la tierra vasca retrasa así considerablemente la documentación de los nombres en lengua autóctona.

El nombre que reciben los vascos parece reflejar, hasta cierto punto, la imagen que éstos tienen de sí mismos así como también la que resulta de la "visión de los otros". A estos efectos podríamos distinguir tres ciclos diferentes y que dan lugar a nuevos nombres documentados:

CICLO AGNÁTICO (los linajes)
Antigüedad - Alta Edad MediaNombres Tribales grecolatinos
Vascones
Alta Edad MediaVasconia
Pamplona
CICLO TERRITORIAL (nación lingüística)
Baja Edad MediaSubnombres territoriales
b/vascongados
Euskaldunak
Epoca ForalPersistencia de los anteriores. Bizkaia, Navarra.
Cantabria, Bizkaia y Navarra
Euskal Herria
Vasconia como arcaismo culto.
CICLO NACIONALISTA (nación política)
PrenacionalismoPaís Vasco. País b/vascongado.
País Vasco-Navarro. Euskeria
Aranismo y epígonos-Euskadi, Euzkadi.
  • 1. Ciclo agnático.

La persistencia del sistema de linajes hasta finales de la Edad Media impidió que el conjunto de éstos fuera conocido con un nombre propio que abarcara a todo el etnogrupo. Este va a ingresar en la historia como un conjunto de gentilidades, primero, y bajo el nombre común de una de ellas, luego. En efecto, desde la caída del Imperio, los cronistas bárbaros romanizados (Isidoro, Fredegario, etc.) se referirán sólo a los vascones (Schulten, 1927) como los levantiscos habitantes de los Pirineos occidentales otorgando el latinizado nombre de Vasconia a todo el conjunto. Este va a ser el más antiguo de los nombres conocidos y el que, a pesar del transcurso de los siglos y de sus diversas peripecias llegará hasta nuestros días. Aparecerá en singular o en plural (Idacio, siglo V; Isidoro, siglo VII) debiendo referirse, en este último caso, a las dos vertientes pirenaicas. La creación en el siglo VII de un Ducado de Vasconia de contornos bien definidos por el norte (Novempopulania) e imprecisos por el sur dará consistencia a la denominación.

Pero, la aparición en el siglo IX del Reino de Pamplona hará que Vasconia pase a denominar con el tiempo sólo el área vasca del norte de los Pirineos. Como observa atinadamente Jimeno Jurio (1980),"frente a la Vasconia peninsular, denominada "Pamplona", (el Norte) conservó el primitivo nombre de Vasconia (Wasconia, Gascuña) hasta muy avanzada la Edad Media". La división de las dos Vasconias fraguó incluso en dos nombres, Wasconia Gascuña al norte de los Pirineos, e Spanoguasconia, al sur de los mismos (Anónimo de Rávena, siglo VII). La voz vascones va a desaparecer en la vertiente sur salvo en los cronistas musulmanes, que seguirán refiriéndose a los bascuni, o en los cronistas latinos que utilizarán la voz con un significado sólo idiomático (basconea lingua, Leire (1060)). Así, mientras el término sobrevive al norte de los Pirineros, a través del latín, dando luego alternancia a la voz b/vasco (Tierra de B/Vascos, por ejemplo), el paso a los romances se traducirá en el sur en un adjetivo idiomático nuevo, b/vascongado, equivalente al autóctono euskaldun cuyo antónimo se documenta en el siglo XIII (doc. de Eslava: García Erdalduna).

  • 2. Ciclo territorial.

El fin del Reino de Pamplona, que llegó a abarcar durante varios siglos a toda la Vasconia peninsular, supuso la reducción del mismo a un mosaico compuesto por el Reino -ahora de Navarra- y sus tres "seniorados": Álava, Vizcaya y Guipúzcoa. Tanto éstos como la "Tierra de Vascos" (Sexta Merindad navarra y las tierras vascas de la Corona Inglesa) constituirán una nación lingüística, Euskal Herria, cuyo nombre aparece en letras de molde de la mano del calvinista Leizarraga (1571) y cuya capitalidad es colocada por Joannes Etcheberry de Ziburu (1665) en Pamplona: Iruñea, eskualdunen iri buruzagia. La conciencia idiomática supera a la meramente agnática. Del choque entre el linaje y la territorialidad (la Hermandad territorial) surge, tras la inclusión de Navarra en la Corona de Castilla, una visión distinta: el "pueblo vasco" dentro del conjunto de los pueblos de la Monarquía castellana. De ahí la necesidad de reinterpretar el pasado por parte de vizcaínos, alaveses y guipuzcoanos, necesidad mucho menos perentoria en el caso del Reino de Navarra cuyo pasado soberano se halla en la memoria de todos.

El cantabrismo, doctrina según la cual los vascos actuales serían los descendientes de los nunca conquistados cántabros de la época romana, dotó a los tres antiguos seniorados navarros de los argumentos necesarios para justificar un status peculiar dentro del Estado. La tierra de los b/vascongados o euskaldunes fue denominada Cantabria (Lucas del Tuy, -1349), Nación Bascongada (Baltasar de Echave, 1607), el Bascuence (AGN, leg. 6, carp. 13), Vizcaya (autores del Siglo de Oro castellano), Navarra (al vascoparlante en la Corona de Aragón) y también, de forma bipolar, Navarra y Vizcaya, ya sea de manera explícita (Gracián, Criticón, I, 4), ya metafórica (el tordo vizcaíno y el cernícalo navarro de Lemus, siglo XVII), ya política (Gobierno de Navarra y Gobierno de Vizcaya en 1810). El más vigoroso, el más longevo de todos estos nombres fue Cantabria que en el siglo XVIII había atravesado la frontera (Bela, Sanadón) dotando de justificaciones ideológicas a la lucha antiseñorial y antiabsolutista de los vascos de Francia. Consignemos, pese a todo, que la diversidad de nombres no fue óbice para que se usaran indistintamente y para que persistieran los subnombres territoriales o se crearan nuevas denominaciones parciales como, en el siglo XVIII, Provincias B/Vascongadas o Provincias Exentas que aludieron conjuntamente a los tres territorios vascos occidentales contiguos al Reino de Navarra. Vasconia, como arcaismo culto, reapareció en dos obras producidas al norte de los Pirineos: en la Linguae Vasconum Primitiae de Dechepare (1545) y en la Notitia vtrivsque Vasconiae tvm Ibericae tvm Aquitanicae de Oihenart (1638). El movimiento romántico y las auras nacionalistas del siglo XIX le darían la oportunidad de reaparecer para designar a toda la tierra vasca, sustituyendo al puramente idiomático Euskal Herria cuya extensión territorial, cada vez más mermada, le hacía inapropiado para designar a todos aquellos vascos que entre los siglo XVIII y XIX iban perdiendo el uso de la lengua vernácula e incluso la memoria de su uso.

  • 3. Ciclo nacionalista.

Es comúnmente admitido que durante los últimos decenios del siglo XVIII el triple ataque -historiográfico, económico y político- a la foralidad va a desencadenar un mecanismo de defensa que sienta las bases del nacionalismo postnapoleónico. Durante este período el galicismo país aparece en la primera "Conferencia" escrita por Larramendi hacia 1759, como sustentáculo de la "nación vascongada". Poco después prohijan la expresión los caballeritos de la RSBAP. En el primero, el país comprende a los vascohablantes de Francia y de España. En los segundos se alude sólo a Álava, Guipúzcoa y Vizcaya aunque, de hecho, entre los miembros de la benemérita sociedad abundaron los navarros. A éstas se refiere también Landázuri en su Historia del ilustre "País Bascongado" escrita hacia 1780. Sin embargo, la Diputación navarra se incluye a sí misma cuando exhorta a Astarloa en 1803 a "que no tenga ocioso su talento y se sirva de él para justificar la buena causa de este País Bascongado contra tantas plumas que parece han hecho empeño en sublevarse llevando por objeto el derogar o disminuir su gloria" (Rodríguez Garraza, 1988: 305).

De una nación puramente idiomática, el centralismo borbónico acabará haciendo una prenación política. Una vez más, la visión de totalidad del etnogrupo viene del Norte. Bela y Sanadón (1785) hablan de un País Vasco (Basque) que ya no es sólo la Tierra de Vascos (Laburdi, Baja Navarra y Zuberoa, luego sólo Baja Navarra) sino que abarca a lo que Zamácola denomina en 1818, en su exilio francés, "las naciones bascas de una y otra parte del Pirineo septentrional". El adjetivo castellano vasco, rarísimo en épocas anteriores (Lope García de Salazar (Lib. X, fol. VII; Poza, 1587) para designar algo que no fuera al súbdito de la Navarra francesa, aparece por primera vez calificando a todos los habitantes de la antigua Vasconia. No tendrá, sin embargo, mucho éxito en unos años en que ésta aparece claramente dividida en Navarra, Provincias Vascongadas y Pays Basque. De esta forma, durante la primera guerra carlista y la inmediata postguerra vasco, basque, baskischen será el adjetivo empleado por los extranjeros frente al vascongado del habla castellana. Al hilo de estas novedades y de la convergencia espiritual que se opera entre los años 1840-1868 se inicia el ciclo del adjetivo vasco-navarro llamado a tener un gran éxito y a durar hasta nuestros días. Acompañará a la voz país desde los aledaños de la segunda guerra carlista siéndole disputada la preeminencia por el sintagma País Vasco que se abre paso, no sin dificultades, en el habla castellana (ej. Anteproyecto de Estatuto de 1931 de la Sociedad de Estudios Vascos) sin conseguir triunfar plenamente hasta bien entrado nuestro siglo (Saroihandy, 1924: 602). Completa el ciclo nacionalista la familia de palabras derivadas del radical eusk-, familia que parece tener su progenitor en Augustin Chaho autor de una Histoire primitive des Euskariens-Basques (1847). El adjetivo euskaro se populariza enormente a partir de la segunda guerra carlista acompañando también a la voz país. Tal es así que a la generación prearanista de los 80-90 se le ha denominado popularmente la de "los euskaros". De ella brota el nombre Euskeria, precedente inmediato del Eus/zkadi aranista. Este último vocablo y sus familiares eusko y euskotar, obedecen a la necesidad que experimentó Arana de hallar una voz equivalente a vasco/basque, una voz que se refiriera no tanto a la condición idiomática del sujeto sino a su calidad de nativo de Vasconia. Esta denominación nacionalista se abrió camino a través de la lucha política a lo largo de la II República, el exilio y el período franquista, tocando techo en el Estatuto de Gernika de 1979 que, aún reservando la posibilidad de que Navarra formara parte del ente autónomo, enunciaba que la Comunidad Autónoma del País Vasco quedaba integrada por Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Esto y la constitución, en 1984, del Gobierno de Navarra, ha hecho perder en los últimos tiempos el valor nacionalitario de la voz Eus/zkadi que, como también País Vasco, ha pasado a designar, de facto, a las Provincias Vascongadas. Esta es la razón de que ciertos sectores nacionalistas prefieran volver a utilizar las voces Vasconia o Euskal Herria sacándolas del pasajero olvido en que se hallaban. Esta nueva actitud nacionalista viene a engrosar la de aquéllos que, sin serlo, habían vuelto a popularizar ambos nombres durante el movimiento euskalerriaco del siglo XIX.

  • CARO BAROJA, Julio. Materiales para una historia de la lengua vasca en su relación con la latina. Salamanca, 1945.
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  • ESTORNÉS LASA, Bernardo. Historia General de Euskalerria. Epoca Vascona, San Sebastián 1981 (623 pp.)
  • ESTORNÉS ZUBIZARRETA, Idoia. "Vasco-Cantabrismo" Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco, Auñamendi, San Sebastián.
  • IRIGARAY, A. "Gentilicios del vascuence medieval", Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, 1962.
  • LACARRA, José María. Vasconia medieval, San Sebastián 1977.
  • LEGARDA, A. de. Lo "vizcaíno" en la literatura castellana, San Sebastián, 1953.
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  • MENÉNDEZ PIDAL, Ramón. Orígenes del español, Madrid, 1929.
  • MICHELENA, Koldo. "Los vascos y su nombre", RIEV, 1984, I, 11-29.
  • RODRÍGUEZ GARRAZA. "Fueros, liberalismo y carlismo en la sociedad vasca (1770-1841)", CMV, IV, 1988.
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