Kontzeptua

Matxinadak (1989ko bertsioa)

Estructuras de las Matxinadas. Funciones de las revueltas. No cabe duda que la característica social de las Machinadas vascas, hasta el punto de convertirse en definición, es el protagonismo de las capas populares, del mundo plebeyo. El hecho de que en todas las revueltas vascas constatemos una repetición inalterable de gestos, actitudes y comportamientos, más allá de tiempos y espacios diferentes, nos induce a creer que todas las matxinadas poseen elementos convergentes y generales, independientes de los hitos puntuales perseguibles en tal o cual circunstancia histórica insurreccional concreta. Se podría, de esta manera, hablar de una sola revuelta, de una sola matxinada. Por ello, es posible trazar unos criterios tipológicos capaces de organizar y ordenar la estructura y funciones de la(s) revuelta(s). Así, la posición socioeconómica de los participantes, la extensión y focos geográficos de la acción subversiva, los objetivos, implícitos o explícitos, de la rebelión y los blancos de la violencia, las formas y grados de la organización rebelde y, finalmente, la mentalidad que justifica creencias, ideologías y comportamientos, formarían los ejes conductores del presente análisis. Ni que decir tiene que es imposible estudiar las revueltas vascas sin haber constatado previamente la estratificación social, política y económica del país, comarca, región o provincia en que se producen. Desde luego, tal planteamiento desborda lo que aquí nos interesa destacar. A pesar de ello, no es casualidad que siempre nos encontremos con una frontera entre las clases populares, los notables rurales y los comerciantes urbanos, que actúan de forma confrontada durante el desarrollo de la revuelta matxina. La misma documentación analizada tabica socialmente, lo que equivale política y económicamente a los grupos citados. Y aunque sea aplicando una terminología genérica ("gentes principales" frente a "gentes trabajadoras"), las posiciones socio-económicas de los protagonistas determinarán sus comportamientos ulteriores. De aquí que tampoco sea posible circunscribir la protesta popular a una resistencia antifiscal o anticentralista; continúa más allá, bajo formas de lucha, feroz y violenta, contra los que detentan el poder en las provincias vascas, es decir, los notables. Es éste, sin duda, el problema esencial de la oposición entre las "pequeñas capas" y los de la "capa negra", proclamado por las mujeres de los humildes, en 1632: "Ya no mandara el comisario Villarreal, el veedor Domingo Ochoa de Yrazagorria, el Dr. Saravia, Don Diego de Victoria, el Licenciado Echavarri, Gonzalo de Lopategui, Don Diego de Echavarri y otros, no tendran la gravedad de antes; asi, asi an de andar mui corteses y comedidos y nos an de haqer primero reberencia que nosotros a ellos... de aqui adelante seremos todos y todas yguales y por que razón se an de llamar las mujeres de estos Don y nosotros no y an de andar mui galanas y enjoyadas, sepan que tan nuestro son sús haciendas como suias y que todos emos de comer y bestiar ygualmente... esto decian las mugeres de los herradores, herreros, barquineros, amarradores, zurradores, zapateros, sastres, varqueros y la demas jente humilde de la Republica en las yglesias y en sus casas y ellos en las calles y plazas, en que tambien entraron algunos escrivanos, procuradores, letrados y tratantes de baja esfera que haviendose criado y conocido en humildes pañales querian alajar sus personas y cosas a lo de la jente principal y ylustre, mas fundadas en vanidad y locura que en la diligencia de sus personas y como se hallavan ymposibilitadas a conseguir su intento por camino licito, coxieron la ocasion por los cabellos y cada qual, con ynquietud y biolencia, procuraba quitar la hacienda a su becino y bengar sus rencores". Se trata de un manifiesto igualitario en el que las contribuciones tributarias quedan desbordadas, emergiendo, con fuerza, las contradicciones económicas y políticas de la sociedad del siglo XVII. Para caracterizar las posiciones socioeconómicas de los participantes, es ilustrativo trazar las fronteras que separan a las víctimas directas de la matxinada de las víctimas de la represión. Empecemos por las víctimas de las violencias matxinas. De entrada, todas las referencias documentales a este grupo social aparecen bajo el calificativo de "gentes principales" (idea de rango social), "hombres prudentes y honestos" (idea de virtuosismo) "personas de las mayores obligaciones" (idea de poder político), "ilustres" (concepto de prestigio), etc. Pese a ello, el radicalismo de la acción popular no tuvo prejuicios al ajusticiar, en octubre de 1632, a Domingo de Castañeda, alto funcionario de la Audiencia del Corregidor, de asaltar la casa del escribano Aparicio de Uribe, alcalde de Bilbao, de saquear la casa de Don Pedro Fernández del Campo y de buscar a Don Pedro de Villela, cuyo padre fue uno de los comisarios del servicio de galeones, poniendo como advertencia una horca en la casería que poseía en Munguía. Es decir, todos los perseguidos poseen caracteres sociales muy definidos: hombres poderosos, funcionarios de la administración foral o central, con cargos honoríficos de república y gestores económicos de las contribuciones extraordinarias. Conocemos mejor la posición económica de las víctimas de la Machinada de 1718. Singularmente es coincidente, como lo será en 1804, con las características apuntadas arriba, a las que habríamos de sumar los rasgos siguientes: beneficiarios de excedentes agrarios (perceptores de diezmos), cosecheros de vino, propietarios rurales, poseedores de mayorazgos e inversores en negocios comerciales (lana y tabaco). El cuadro siguiente ubica social y económicamente a los perseguidos en esta matxinada:

Cuadro III. Víctimas Matxinada 1718 en Vizcaya.
Rasgos sociales, económicos y políticos.
Enrique Manuel de Arana



Juan José de Castaños

Antonio de Alzaga
Martín de Ugarte
Antonio de Vargas e hijo

Juan Tomás de Escoiquiz


Martín de Escoiquiz
Juan Antonio de Jaureguibeitia
Gregorio de Esterripa
- Diputado General del Señorío.
- Sobrino del Patrono de Begoña. Emparentado con el Juez de Contrabando,
Sierralta y la poderosa familia Vitoria de Lecea.
- Propietario de los Patronatos de Axpe y Ceánuri.
- Padre de Provincia. Diputado en el bienio 1716-18.
- Propietario de los Patronatos de Begoña, Galdames y Zalla.
- Propietario rural. Fiel de Erandio.
- Propietario rural. Fiel de Lejona.
- Regidores del Señorío hasta julio de 1718.
- Una de las más importantes familias linajudas de Vizcaya.
- Alcalde de Bermeo. Uno de los más importantes propietarios de la
Cofradía de pescadores en dicha plaza.
- Encargado de la leva de marinería de 1718.
- Hermano del anterior. Alcalde segundo de Bilbao.
- Síndico Procurador General del Señorío.
- Cuñado de Martín de Escoiquiz. Regidor del Señorío.

Junto a los citados, la violencia popular se dirigió, también, contra el conjunto de funcionarios reales ocupados en la aduana. No obstante, Manuel de Bolivar, escribano de contrabando, Antonio Ventura de la Riva, juez de arribadas de Indias, y Lorenzo de Sierralta, juez de contrabando, consiguen huir. Frente a las víctimas de la acción popular, ubicadas socialmente bajo parámetros de poder y status, el componente popular represaliado por los notables es innegable. En cualquier caso, el estudio de la represión permite establecer una cartografía social de las alianzas del pueblo con las capas intermedias del entramado social. El hecho de que encontremos a miembros de la élite rural, a comerciantes, a eclesiásticos entre las víctimas de la represión ejercida desde el poder pone de manifiesto, para cada coyuntura matxina, los desequilibrios no sólo en las relaciones sociales y en el control efectivo de los aparatos forales de decisión política sino también en los comportamientos económicos de las fracciones de clase dominantes. Aunque la historiografía vasca suele sobrevalorar la acción popular matxina como un fenómeno instrumentalizado por comerciantes y notables -sin duda existe un grado de mediación-, el carácter autónomo de las actitudes sociales y económicas de cada clase y categoría social parece evidente. Con todo, el carácter popular, plebeyo, de los insurgentes domina sobre cualquier otra consideración. En la acción subversiva, y esto será constante, ya se trate de revuelta agraria o revuelta urbana, la masa sublevada estará conformada por barqueros, herreros, zapateros, barberos, sastres, curtidores, conductores de vena, etc. Las mujeres de estas categorías profesionales tendrán también un fuerte protagonismo durante los acontecimientos. Ciertamente, encontramos a otros grupos sociales, como los represaliados en 1634:

Cuadro IV. Vizcaya. Extracción socio-profesional de
los exceptuados del perdón real. Año 1634.
Nombre Ocupación
Doctor Morga
Juan de la Fluente
Martín de Arauco
Bachiller Domingo de Armona
Juan de Larrabaster
Diego de Charta
Martín Ochoa de Ajorabide
Los dos hermanos Vizcaiganas
Lope de Aulestia.
Pedro de la Puente
Licenciado Velendiz
Letrado. Varias veces consultor del Señorío y de la Villa de Bilbao.
Escribano.
Secretario escribano del Ayuntamiento de Bilbao.
Eclesiástico.
Escribano.
Sastre. Comerciante de paños.
Escribano. Secretario del gobierno del Señorío.
Maestros herradores.
Síndico general elegido en la Junta de 1633 por los sediciosos.
Carecemos de datos.
Idem.

Los citados, en opinión de los represores forales, serían los responsables morales de la sublevación, los cuadros dirigentes e intelectuales de las acciones punitivas populares. En este caso el castigo no tuvo un sesgo indiscriminado. Se obró contra quienes, desde posiciones de poder social, político y económico, fueron insumisos al Rey y al statu quo foral vigente. No ocurrirá así en las otras machinadas.