Concepto

Viernes Santo

El Viernes Santo u Ostiral Santua se constituye en epicentro del año litúrgico y es el día, según la óptica cristiana, que Jesús muere para redimir los pecados del mundo. Por todo ello, la secuencia del misterio de la Pasión y la implicación de la feligresía llega en esta jornada a su punto más álgido.

De este modo, antiguas procesiones organizadas por las cofradías penitenciales y las curiosas pasiones vivientes se prodigan por doquier. Así, en la madrugada del Viernes Santo se inicia con la denominada "procesión del silencio o de La Cruz" y donde amparados por la oscuridad y reinando el silencio más absoluto, deambulan penitentes sin imagen alguna. Rememorando la figura de Barrabas, se otorga la libertad a un preso que participará en la procesión desde el anonimato y portando una cruz sobre sus hombros. En la ciudad vizcaína de Orduña, este nocturno silencio queda roto por los puntuales y roncos toques de dos tubas.

A primeras horas de la mañana, grupos nutridos de fieles realizan el clásico "vía crucis" mientras recorren sus 14 estaciones y suben a los llamados "calvarios", recuerdo del sufrimiento de Cristo en su caminar con la cruz a cuestas y hacía el mediodía se suele celebrar la "procesión del Encuentro" (simbolizando la presencia de su madre en el camino a su crucifixión). También en la jornada matutina se suceden las populares y espectaculares Pasiones vivientes que en su origen, eran escenificaciones concretas o escenas puntuales complementarias a las clásicas procesiones.

Este día, desde las doce del mediodía hasta las tres de la tarde, se conmemoraba en las parroquias locales el "sermón de las siete palabras" y a partir de este momento, el luto por la muerte de Cristo era riguroso y se plasmaba en el silencio de las campanas y el apagón generalizado de velas y cirios en los templos. Se procede al descendimiento de Jesús de la cruz (muchos Cristos son figuras articuladas), para seguidamente depositarlo en un féretro de cristal.

La Procesión del Santo Entierro se constituye en la procesión más extendida, estratificada y ritualizada de todas las celebradas en esta Semana de Pasión, en el espacio geográfico y cultural que nos ocupa. Donde se suceden impactantes y didácticos pasos o "bultos" procesionales, las seculares y ordenadas cofradías penitenciales (destacando como decana, la Santa Vera Cruz), los grupos de penitentes o disciplinantes, la alusión permanente al concepto de la muerte (mortalidad humana, divina en la figura de Cristo y el duelo y luto reparador de los pecados, la custodia de los arcángeles) o la estructuración social o plasmación de la supuesta supeditación del poder civil temporal a la eternidad divina.