Reacción musulmana: la Rioja escenario de guerra (914). Los espectaculares avances pamploneses provocaron una fuerte reacción en Córdoba. Corría mayo del año 914. El nuevo rey García de León había penetrado tanto en la Rioja banukasi que llegaba a poner sitio al castillo de Arnedo, pero con tan mala suerte que si hemos de creer a ibn Idhari pereció ahí mismo. Sea lo que fuere, tres meses más tarde, en pleno verano, Abd Allah ibn Lupo, de Tudela, lograba tomar la fortaleza de Calahorra, recién conquistada por los pamploneses. Yunus, su hermano, fortifica las plazas de Valtierra y Caparroso por temor a las fuerzas de Sancho I Garcés. La casa banukasi llegaba a su ocaso y se deshacía en rivalidades. Otro de los hermanos, Yusuf, destruye Falces, Alfaro y Arnedo, que estaban bajo el poder de Abd Allah. Al año siguiente, 915, ya estaba Sancho I Garcés con sus tropas en tierras de Tudela, quizá, como opina Lacarra, en tierra de las Bardenas. Los banukasis cayeron en una emboscada tendida por los pamploneses. Era ya julio cuando caía prisionero el propio Abd Allah ibn Lupo y encontraban la muerte un millar de guerreros tudelanos. Simultáneamente y, ante el peligro, un hermano de Abd Allah, Mutarrif, entra en Tudela y pone en marcha sus planes. Lacarra resume así lo hecho por Mutarrif: «Fue a ver a Muhammad, el hijo de Abd Allah, al castillo de Valtierra y luego rescató a Abd Allah mediante un albarán, a cambio de entregar Falces y Caparroso, y dejar como rehenes a su hija Urraca--que casó después con Fruela II de León- y a su hijo Fortún, que acabaría con hacerse cristiano.» A los dos meses moría Abd Allah ibn Lupo en Tudela. Le sucedió su hijo Muhammad, quien celoso del poderío de su tío Mutarrif le mató traicioneramente el 31 de marzo de 916.