Concepto

Murallas (versión de 1982)

Baiona. La muralla romana es la más antigua desde el punto de vista arqueológico y topográfico. La antigua muralla de Bayona es un polígono de cinco lados desiguales. Los vértices de este contorno son: la torre Norte del Château Vieux -Castillo Viejo-, la torre de la Vieille-Boucherie -Carnicería Vieja-, la puerta de España, la escalera de la Pusterle y el cruce de los Cinco Cantones. Para rodearlo se puede salir del Château-Vieux, seguir por la calle de los Agustinos, y por las calles de la Salie y de España, recorrer la calle Tour de Sault o de las Murallas, subir a la izquierda la escalera de la Pusterle y seguir por la calle de los Agustinos, y por las calles de la Salie y Gambetta, hasta la plaza del Château-Vieux. Conforme a las reglas de fortificación romanas, la plaza fuerte de Bayona estaba situada sobre una meseta de suave pendiente, en medio de una llanura, en la confluencia del Adour y del Nive. Una parte de la muralla, paralela al curso del Nive, comprendida entre la torre de la Pusterle y el ChâteauVieux, estaba colocada más baja que el castillo en un terreno inclinado al pie del cual se encontraba la ribera del Nive. La longitud de la muralla romana de Bayona era de unos 1.120 metros. Dos de los lados del pentágono irregular que describe su contorno son sensiblemente paralelos y dirigidos de Norte a Sur. Un lado que está enfrente del Nive, une la torre de la Pusterle al cruce de los Cinco Cantones siguiendo las calles de los Agustinos y de la Salie, recto, excepto una ligera quiebra hacia la mitad de la calle Salie, y su longitud es de 280 metros. El otro, al Este, sale del Château-Vieux y llega a la torre de la Vieille-Boucherie; mide 315 metros de longitud y es sensiblemente recto. Estas dimensiones son un poco inferiores a las de la muralla romana de Dax, construida en la misma época, y presentan la forma de un cuadrilátero de 420 metros de largo por 300 metros de ancho. Las murallas de Bayona comprendían, cortinas, puertas y torres. Los parapetos de las cortinas estaban constituidos por muros de mampostería cuyo espesor variaba entre 2 metros 70 centímetros y 3 metros. Estaban coronados por el exterior, por una muralla almenada de poco espesor y de una altura suficiente para proteger a los defensores situados sobre las plataformas. Igualmente difícil resulta fijar la altura de los muros, pues una nueva muralla fue construida antes del reinado de Francisco I, alrededor de la antigua, y el pie del muro romano fue cubierto por la masa de tierras descargadas entre los dos muros para formar el terraplén de la nueva muralla. Veamos ahora cuál fue, a comienzos de la Edad Media, la muralla de Bayona, que se atribuye unánimemente al obispo Raymon de Martres. Este barrio, fundado entre el Nive y la muralla vecina, estaba ya protegido por el Nive; para cercarlo completamente bastaba con cerrarlo por el Norte y por el Sur. La muralla Sur fue colocada a 2 metros de distancia, yendo a apoyarse contra la torre romana de la Pusterle y dirigiéndose después, casi normalmente, sobre el Nive. En principio no se abrió más que una puerta en arco, situada contra la torre romana, en el vértice de la escalera de la Pusterle, que conducía a un puerto de pescadores. La puerta de Saint-Simon o de Saint-Lazare, flanqueada por dos torres cuadradas y abierta al extremo de la calle de los Vascos, en la parte de muralla nueva próxima al Nive, debió de ser edificada en 1220 o poco después de la muralla. En esta época, que marca la aparición de la calle de los Vascos en el Libro de Oro, el barrio del suburbio SaintLéon, situado a orillas del Nive, había alcanzado suficiente importancia para que fuese casi una obligación establecer la comunicación con él mediante una puerta que permitía el paso de los carros. Pero la clase y el pequeño tamaño de las piedras empleadas en la construcción de estas torres indican que fueron construidas después de la época de construcción del castillo y de las torres Saint-Esprit, del Norte, de Mocoron y de Sault, pues si no, estaría hecha como estas construcciones, con grandes sillares de arenisca amarillenta sacados de la cantera del Nive. El emplazamiento ocupado por el recinto Norte es más dudoso, pues no ha quedado ningún vestigio aparente de él. Según M. Ducéré, este muro estaría unido a las murallas romanas cerca de la puerta Oriental, a 45 metros hacia el Norte, después se dirigiría hacia el Nive en línea recta, siguiendo la callejuela Gardin que, en este caso, habría sido la calle de la Muralla de esta parte de muro. Según el mismo autor, a principios del siglo pasado se podía encontrar, en esta callejuela, restos de la antigua muralla. Pero todo hace pensar que dicha muralla tenía muy poco grosor cuando desapareció tan rápidamente. En la muralla habían practicado una puerta, o más bien, un arco, en el cruce de la calle Orbe -Gambetta-, a 9 metros del puente donde se unía con la muralla romana. Este arco, que dividió más tarde la calle Orbe en dos partes, se apoyaba en los antiguos edificios de la Moneda y se mantuvo hasta el siglo XVIII. No se construyó ninguna torre para defenderla, pues la protección del muro romano, colocado perpendicular a la nueva muralla, era suficiente para protegerla. No se podría afirmar que el recinto Norte del nuevo barrio haya estado apoyado, en la ribera del Nive, por la torre del Piamonte, que sirvió para guardar el torno con el que maniobraban la cadena que cerraba el Nive. Para comunicar el nuevo barrio con la ciudad romana, fueron practicados unos pasos en forma de arcos, en la antigua muralla en la parte baja de las calles Pescadería, Poissonnerie - y de la Picota - Pilori, que se llamó después de la Catedral. El primero de estos arcos estaba apoyado, por un lado, en la torre romana que ocupaba el ángulo de la calle Salie, y por el otro en una vasta construcción llamada, en la Edad Media, castillo de Arribeyre. Esta disposición ha llevado a algunos historiadores de Bayona a afirmar que la puerta Poissonnerie era romana, y que estaba flanqueada por dos grandes torres. El terreno de este barrio presentaba, cuando fue poblado, el mismo aspecto que tenía el suburbio de Tarrides en el vecindario del molino de este nombre, hacia el año 1660, tal como nos lo presenta un viejo plano. Es un vasto espacio pantanoso, cubierto con la marea alta de una delgada capa de agua y sobre su superficie se entrecruzan elevaciones de terreno y canales dirigidos hacia el río. La muralla del Bourgneuf o suburbio que se formó en la lengua de tierra comprendida entre el Adour y el Nive, puede ser señalada con precisión. La torre de Saint-Esprit, levantada por el vizconde de Sault en el extremo Oeste, era uno de los puntos de apoyo de esta fortificación. No hay ninguna duda de que el convento de los dominicos o Hermanos Predicadores estaba comprendido dentro de la muralla y que desde entonces, aquélla debía de seguir la orilla izquierda del Adour, pasando por detrás de este convento, que fue luego hospital militar. Esta parte de la muralla, llamada en lo sucesivo cortina de los dominicos, tenia abierta en su mitad una puertecilla que terminaba la calle Bouheben y permitía la comunicación entre el Bourgneuf y la orilla del Adour. La muralla debía después dar vuelta en ángulo recto y dirigirse hacia la calle de Lisses, que seguía en toda su longitud. El nombre de esta última calle es el que se daba a unas barreras o empalizadas situadas al pie de la muralla por el exterior, todo a lo largo de ella con algunos metros de separación. De esta manera se tenía un camino de ronda, exterior y fácil de recorrer, para asegurarse de que el enemigo no venía a hacer ninguna tentativa contra el pie de la muralla. Es de creer, pues, que las empalizadas de esta calle Lisses hayan señalado la muralla de la ciudad de la Edad Media que dejó fuera el emplazamiento del Château-Neuf. Esta última fortaleza fue levantada por los reyes de Francia en la altura de Mocoron, en 1260, y una carta de Eduardo III, de 1364, nos revela que algunos viajeros, que iban de Bayona a Navarra, seguían el camino que iba del pórtico de Mocoron hacia Garro. De la calle de Lisses, el trazado de la muralla se dirigía hacia el extremo de la calle de los Franciscanos, que seguía hasta el Nive. La prueba alegada por Monsieur Ducéré para justificar esta última parte de la muralla, es el nombre antiguo dado a la callejuela Charcutière, que desemboca hacia la calle de los franciscanos; se llamaba calle del Barad, palabra que significa foso y recuerda el que existió durante mucho tiempo a lo largo de la calle de los Franciscanos. Los suburbios exteriores de Saint-Esprit -Cap du Pount-, de Saint-Léon y de Tarrides fueron provistos de algunas defensas también. En efecto, la lista de los censatarios de la catedral conservada en el Libro de Oro señala, en 1566, en el suburbio Saint-Léon, un barrio nuevo llamado Tornepique, que significa en inglés, barrera, liza. Tenemos que concluir pues, por analogía, que los otros dos suburbios estuvieron, como el de Saint-Léon, rodeados de fosos y empalizadas, y quizás de murallas en algunos puntos. La muralla de la ciudad toma una nueva fisonomía a comienzos del siglo XVI. Se cree que fue durante la campaña de Bonnivet en Guipúzcoa, cuando se comenzó, en el Bourgneuf, la construcción de un baluarte avanzado entre el Nive y el Adour, pero se dejó sin terminar cuando se supo la toma de Fuenterrabía. Se continuó también limpiando los frentes de Mousserolles y de Saint-Léon, facilitando la instalación en Bayona de los conventos desposeídos. Al mismo tiempo una amplia terraza había sido levantada entre el Château-Vieux y el Nive; esta indicación debe aplicarse a la construcción de una nueva muralla fuera del muro romano; efectivamente, este nuevo muro comenzaba en el Château-Vieux, pasaba por las puertas Lachepaillet y Saint-Léon, y después terminaba en la torre de Sault, a orillas del Nive; el espacio entre los dos muros fue rellenado con tierra en algunos puntos, y la superficie de este terraplén, nivelada a la altura del nuevo muro, constituyó la terraza citada por Bailac. Incluso se puede pensar que este terraplén se hizo en 1513, en la parte próxima al ChâteauVieux. Bajo los reinados de Luis XII y de Francisco I fue cuando Bayona recibió su nueva fortificación.