Entidades

MASONERÍA

De la Républica española a las posguerras II.«Espartaco», una logia internacional franco- española. La primera voz de esta logia internacional se alza tres veces ampliada por la de las tres logias hermanas, «La Zelée», «L'etoile dv Labourd» y «La Altuna», en un local provisional de Hendaya, con la presencia de los delegados de las tres logias ya citadas, repartiéndose los cargos del nuevo taller «Espartaco» de la siguiente manera: el cargo de venerable para Pinéde de «La Zelée», el de primer vigilante para Labarrére y el de secretario para Chestia, ambos de «L'etoile dv Laóburd» y todos los demás cargos para los hermanos de «La Altuna». A fines de 1933, había nacido no una logia más, sino todo un reto, con su oportuno carisma: el antifascismo. Y nunca mejor aceptado este riesgo ante la creciente fisonomía fascista del centro republicano con la derecha católica en el gobierno salido de 1933. De hecho la incorporación de Gil Robles a este gobierno de 1934 originaría el levantamiento de la izquierda socialista y anarquista con un pequeño movimiento comunista, conocido con el nombre de «Revolución de Octubre». Los masones donostiarras y los bayoneses habían previsto el despeñamiento político y desde 1933 habían elegido el civilizado diálogo internacional en esta logia. El secretario de «La Zelée» escribía el 7 de abril de 1933 a Felicien Court, miembro del Consejo de la Orden en Francia: «L'Espagne se débat dans des difficultés graves. La France a aussi lieu d'être inquiete. Il serait donc bon en nous pénétrant de l'ideal qui nous est cher de travailler en commun aux moyens de le réaliser». Y más adelante: «L'esprit trop exclusivement nationaliste dont se frapent les Obédiences nous apparâit comme une sorte de tunique de tussus qui nous sera fatale». Pero las descalificaciones cartelísticas por parte de la derecha contra la Masonería se iban a suceder ininterrumpidamente, como bien demuestra el profesor Ferrer Benimeli. Sus consecuencias se habían de notar inmediatamente también en la vida de esta logia «ESPARTACO». Su secretario, en carta al Gran Oriente de Francia, después de recordar el año de su fundación por diez hermanos, su considerable ascenso hasta llegar el 1 de enero de 1935 a ser 72 hermanos francmasones, bajaba el diapasón al descubrir el clima de intimidación por el que atravesaba España: «Le Venerable vient de nous faire savoir, que, malheuresement, il crevignait cette année un déchet important dû á la défection de plusieurs frères espagnols qui, sous le régime préfasciste que subit leur pays, se sentat surveillés et menacés, n'osent plus fréquenter l'Atelier».
Creatividad incansable de estos masones. Por carta dirigida al Gran Oriente de Francia del delegado de la logia «La Zelée» desde Perigueux, del 20 de junio de 1934, sabemos que la fiesta solsticial se celebraba con la participación de los numerosos hermanos de las tres logias, «La Zelée», «Espartaco» y «L'étoile dv Labourd», presididos de alguna forma por los hermanos Roques, miembro del Consejo del Gran Oriente de Francia; Grossain, delegado de la Gran Logia de Francia; Pérez Aneja, delegado de la Gran Logia de España; Lobo, delegado del Gran Oriente Español; Basquez, venerable de «La Altuna»; Brenguet, de Zaragoza. El banquete doméstico no impedía palmear los brillantes discursos que tuvieron lugar ni recibir con atención los consejos adecuados a las circunstancias presentes. Al final del mismo junio de 1934 se volvían a tener conversaciones entre hermanos masones de distintas logias, esta vez de Bayona, San Sebastián y Pamplona. El hermano Patarin de «La Zelée» dirigía una nota al hermano Lamothe para que con ocasión de su desplazamiento a París le recordara al secretario del Gran Oriente: «no perder de vista la construcción de la ruta franco-española pasando por Urepel, proyecto contrario al que quería desarrollar Ibémegaray con fines electorales. El proyecto sostenido por nuestros amigos españoles y franceses -señalaba- es el adoptado por la Diputación de Pamplona. El Consejo General de los Bajos Pirineos se había pronunciado igualmente en su favor. También sabemos cuánto trabaja Ibérnegaray ante los ministros de Obras Públicas y de Trabajo en su favor. Por ello es preciso actuar con mucha energía, pues el paso del camino por Quinto Real y Urepel ofrece un primordial interés para las poblaciones. En esta dirección habrá que intervenir con energía, pues Ibémegaray, según sus métodos, amenaza con no ofrecer nada si el camino no pasa por Ezuazu, fuera del alcance de Urepel. En carta -proseguía- del 19 de mayo de 1934 os daba todo género de explicaciones en relación con el proyecto. Aquí incluyo copia de la última deliberación de la Diputación española. En caso -concluía- de que la presión de Ibérnegaray se hiciera muy activa, 10 ministerios interesados: Obras Públicas, Trabajo, Asuntos Exteriores, deberían responder simplemente: 1.° que la construcción de la carretera no podía ser inmediata por parte francesa y 2.° que vista la urgencia de los trabajos a realizar en España, y en caso que, después de examen, el trazado por Ezuazu no pareciera conveniente, el acuerdo del 8 de abril de 1932 sería respetado y, por consiguiente, la carretera seria construida por Urepel y Quinto Real en la medida de lo posible». Pero cada iniciativa, escalonadamente, había de colocarla en su sitio y en 1934 había que templar otras dificultades. Labarrere, primer sirviente de la logia «Espartaco», escribía al Gran Oriente de Francia en estos términos: «En tenida del 24 de noviembre, la logia Espartaco, estimulada por la crítica situación de los hermanos españoles, víctimas de la implacable represión del gobierno Lerroux, ha decidido intensificar la generosa actividad del Comité de entrada en favor de los refugiados españoles. Este comité regional tiene por fin socorrer la miseria de los emigrados ya en especie ya en dinero. Esto obedece a un sentimiento de Humanidad, sin que deba interpretarse como una adhesión política al movimiento. Nuestros esfuerzos para nosotros masones consisten en secundar a los organismos de izquierda en función de disminuir la miseria de los refugiados y de aliviar también los sufrimientos físicos y morales de los hermanos que, en España, son víctimas de la implacable represión». Labarrère, pues, y con él la logia «Espartaco» arrojaban al aire una comprometida pregunta, cuya cara y cruz podía constituirse en vida o muerte para los emigrantes españoles. Concluía: «Le Grand Orient de France, d'accord avec le Grand Orient Espagnol, voudra-t-il seconder nos efforts?». El 18 de julio de 1936 estallaba el alzamiento militar, por lo que la logia «Espartaco», trasladada desde 1935 de Hendaya a los locales de «La Zelée» en Bayona, se organizaba como lugar de acogida para los refugiados españoles, masones o no. «La Zelée» a su vez se movilizaba para encontrar centros de asistencia, colonias para niños españoles instalados en la región: en Biarritz, Ustarritz. En fin, los francmasones de los Bajos Pirineos intentaban hacer más llevadera la vida a los perdidos y necesitados, obligados por las infinitas causas de la guerra a atravesar la «muga».

La cruzada antimasónica de Franco. Antes de las leyes de responsabilidades políticas contra los masones publicadas por Franco el 9 de febrero de 1939, el generalhabía creado un cuerpo especial -dentro de la policía y guardia civil- encargado de llevar a cabo la represión masónica, organizándose paulatinamente a lo largo de 1937, 1938 y 1939. La requisa sistemática de archivos, bibliotecas, editoriales, pertenecientes a las diversas logias y obediencias masónicas se llevaría con todo rigor y meticulosidad. Todos estos documentos pasaban a constituir un organismo denominado «Recuperación de Documentos». Fundado en Bilbao --cuando la «liberación» de los nacionales- por Marcelino Ulíbarri, quien desde mayo de 1937 lo iba a dirigir, recogía toda la documentación posible al respecto que, una vez archivada y debidamente catalogada, facilitaría información a todos los diversos organismos del Estado. El propio Ulíbarri hacía historia de esta institución al dirigirse a Lorenzo Vidal Tolosana en carta del 3 de diciembre de 1938 así: «Tengo también a mi cargo la «Recuperación de Documentos», organismo que constituí en Bilbao al ser tomado, y en el que pasan de cinco millones los documentos, clasificados en la actualidad, más una biblioteca de varios miles de volúmenes, millares de folletos, colecciones de Gacetas, Boletines Oficiales y periódicos, carteles murales, banderas, sellos, fotografías, etc..., constituyendo un espléndido arsenal de cuanto la canalla internacional ha producido en un alarde de propaganda, que hoy se utiliza para extraer antecedentes de actividades político- sociales y que en lo sucesivo será obligada fuente de información de cuantos se dediquen a estudiar los orígenes, causas y desenvolvimiento de esta Cruzada Española». La sede de este organismo, donde eran concentrados todos los papeles y documentos, hasta constituir lo que primero se llamaría Archivo de los Servicios Documentales (más conocido con el nombre de Archivo Secreto Masónico Español) y hoy Archivo Histórico Nacional (Sección Masonería) se situaba en Salamanca, y que en un principio dependía directamente de la Secretaría particular de Franco, para luego serlo de la Presidencia del Gobierno y, desde 1977, del Ministerio de Cultura. Los masones en España, en 1936, máximo momento de su esplendor, apenas llegaban a 5.000; sin embargo suman unos 80.000 los expedientes personales sobre masones o presuntos masones, dado el número de falsas acusaciones, como el estar recogidos la mayor parte de masones españoles que han existido desde mitad del siglo XIX, así como los de las colonias de Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Filipinas, efe. Este Tribunal, pues, de la Represión de la Masonería y del Comunismo estaría en vigor hasta la creación del Tribunal del Orden Público en 1963, al que quedaban sometidos los hechos delictivos de la ley del 1 de marzo de 1940. Dicha ley quedó suprimida -comentaba el mismo Franco en 1965, según su primo y secretario Salgado- Araujo- por no haber ya masones a quienes juzgar.
Represión masónica vasca y vitoriana. Por la actuación de este Tribunal de Represión contra la Masonería y en lo que se refiere a nuestro País Vasco nos queda constancia de bastantes sentencias, ya que no se libraban de pasar por él ni siquiera los que se encontraban fuera de su alcance, por residir en el extranjero, amparados en el exilio político. Es el caso de la sentencia en contra de Luis Araquistain, ya citada. Esta venía a constituir todo un trágico espectáculo. Saliquet y los vocales de su tribunal le condenaban «por delito consumado de masonería y comunismo» apareando los dos conceptos como idénticos, al menos a tenor de los «Resultandos». Por otro lado la campaña antimasónica sistemática contra las logias arroja noticias escuetas y de tipo policial sobre la vida masónica en Vitoria a la llegada del Alzamiento, bajo las siglas de sección 781, A-1 y A-2. Con tan simples cuatro expedientes sabemos de la vida de un triángulo «Ciencia» en la capital de Alava en 1936, del que poco conocíamos hasta ahora. Se componía éste al parecer de cuatro personas: Antonio de la Portilla, Isaac Puente Amestoy, Luis Apraiz González de Betolaza y Sebastián San Vicente Arrieta. Mientras tanto la Jefatura del Servicio Nacional de Seguridad con fecha 30 de diciembre de 1938 enviaba al servicio de «Recuperación de Documentos» diez fichas «correspondientes a otros tantos individuos afiliados y supuestos masones de Vitoria». La relación de masones que se cita es como sigue: Luis Apraiz y González de Betolaza, Nicolás Bylin Aramburu, César Castresana Peciña, Francisco Castresana Peciña, Victoriano Ledo González, Ramón López Andueza, Isaac Puente Amestoy, Sebastián San Vicente Arrieta, Domingo Valle Cano y Manuel Zabala Echanove.