Culturales

La Academia Errante

La primera noticia editorial de La Academia Errante se produce en 1963, un año clave para comprender, en función del conjunto de realizaciones culturales que despuntaron en San Sebastián, la cultura de todo el decenio. Por anotar tan sólo algunas referencias que encuadren el momento cultural, señalemos que en ese mismo año Oteiza publica su principal libro (Quousque tandem.! Ed. Auñamendi), Martín-Santos celebraba aún su éxito tras la publicación en 1962 de la novela Tiempo de silencio, Blas de Otero recibe el Premio Internacional Omegna Resistenza y Gabriel Celaya, el Internacional de Poesía Libera Stampa (Suiza), mientras en San Sebastián surge la revista de literatura Noray y los primeros cine clubes, así como otros centros de actividad cultural, como fueron la Galería de Arte Barandiarán y el Club Guipúzcoa, promotor en este caso de los premios literarios que llevaban el nombre de la provincia, así como la editorial Agora, y que publicó diversos libros de escritores vascos del momento.

La Academia Errante publicó en ese año de 1963 cuatro libros: Los caballeros de Azkoitia, Lope de Aguirre, descuartizado, Sobre la generación del 98 y Homenaje a Don José Miguel de Barandiarán. Los títulos y la relación de los colaboradores de estos libros, que surgen de las sesiones dedicadas a los mismos temas, nos dan una idea de las preocupaciones y deseos de revisar la historia de sus componentes. Luis Peña Basurto, Ignacio Zumalde, José María Busca Isusi, Trino de Uría, Juan Ignacio de Uría, Ángel Cruz Jaka, Luis Pedro Peña-Santiago, José Antonio Ayestarán, Gabriel Zapiain, Juan Jose Lasa Albaitero, Ramón Zulaica, Elías Amézaga, José Miguel de Barandiarán, Luis Martín-Santos, Jorge Oteiza, Federico de Zavala, José María Donosty, Ignacio María Barriola, Julio Caro Baroja, Vicente Urcola, son los autores de aquellos volúmenes, editados por Auñamendi, la editorial de Estornés Lasa. Esta atrevida aportación editorial hizo posible en el tiempo la memoria de aquel ensayo de convivencia y liberalidad que supuso La Academia Errante. Esta editorial tuvo un papel decisivo en la creación de una bibliografía de temas de historia vasca durante toda la década. Además de los hermanos Estornés Lasa, acudió a alguna de las sesiones el editor e impresor Francisco Unzurrunzaga, de Itxaropena, de Zarautz. Este hecho, movido por el interés propio de las intervenciones que se habían desarrollado en las sesiones de la Academia, fue lo que motivó la mencionada petición de Oteiza.

Aunque La Academia Errante se convocó en Gipuzkoa, a ella acudieron escritores y publicistas venidos de otros territorios vascos, como Elías Amézaga (Bizkaia), el abogado Jose Joaquin Montoro Sagasti (Pamplona) o Eugenio Abásolo (Vitoria-Gasteiz). Aunque, según testimonio de Jaka, tenía previsto acudir a alguna sesión Gabriel Aresti y otros escritores de Bilbao, tal comparecencia no se produjo.