El primer contacto del mundo euskaroide con el romano se dio al parecer durante las guerras púnicas, en ocasión de las levas que hizo Asdrúbal en el área del Ebro y sus afluentes pirenaicos. En todo caso, es entre 202/170 a.C., poco más o menos, y en ocasión de la conquista del valle, cuando Roma se planta en el área. Sólo que las acciones que conduce a lo largo del mismo para asentar su poder afectan, sí, a Celtíberos y gentes adscritas a un anterior sustrato ibero-pirenaico, mas no, al parecer, a Vascones, que nunca son citados como estando a favor o en contra de ella. Dos hechos a señalar de esta fase, relacionables con la conquista o tareas ulteriores de gobierno y control:
- la fundación de Graccurris (Alfaro), acto que obedece a objetivos estratégicos de control de rutas, sin duda, mas también al propósito de crear solidaridades en la zona, al dar cobijo a gentes de vario origen en la ciudad;
- el afirmarse de una compleja red clientelar basada en la fides personal, de que máximos beneficiarios serían los linajes de los Graco y Corn. Escipión, mas que a la larga se revela crucial en la historia de la zona.
La fundación de Graccurris, en todo caso, sella una 1ª fase de penetración del valle, que luego, y hasta las guerras cántabras, parece abocada a un impasse, en el que Vascones, Berones y aun quizá los Autrigones juegan el papel de pueblos-tapón en la zona frente a los que como los Cántabros tardan aún en rendirse a Roma. Lo que sea de ello (y aun habida cuenta de que esos años suponen un trance traumático para no pocos pueblos del valle), no cabe obviar que esa etapa de contactos del área con lo romano se señala por hechos de alcance para la misma: así, los inicios del uso de la moneda, o de la escritura sobre soporte duro, por gentes del valle medio del Ebro; la adopción de prácticas culturales romanas -epigrafía, téseras de hospitalidad, consumo de género importado (vajilla fina, aceite, vino)- por esas gentes y sobre todo sus dirigentes.