Concepto

Historia del Arte. Románico

En Euskal Herria tenemos pocas noticias sobre el comienzo de la Edad Media. De hecho, aunque hasta el siglo IX carecemos de testimonios fidedignos, parece ser que los visigodos no ejercieron ningún control sobre el territorio, y por tanto, los habitantes de Euskal Herria continuaron gobernándose según las formas y los modos heredados de la época romana. Sí existió un mayor proceso de ruralización y, por tanto, un aumento del poder de los señores feudales y de la Iglesia, a través de los obispados y los monasterios. La llegada del pueblo árabe cambió poco la situación; se establecieron en el sur de Navarra, y mediante la familia Banu Qasi dominaron la región de la Ribera durante dos siglos, hasta que fueron conquistados por los reyes navarros.

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Por tanto, durante esta primera etapa de la Edad Media, Euskal Herria, al igual que el resto de Europa, estuvo inmersa en una encarnizada lucha por el dominio de los territorios que enfrentó a diferentes nobles, obispos, monasterios y reyes. De hecho, en las provincias que hoy incluimos dentro del territorio de Euskal Herria, durante este período sólo se formó un reino que, con el nombre primero de Pamplona y después de Navarra, controló la mayor parte de nuestra geografía. Este reino intentó, como otros, extender sus fronteras, pero se encontró con la competencia de Castilla y Aragón con los que tuvo que enfrentarse. No obstante, los reyes de Navarra tuvieron que compartir el control del territorio con la nobleza y la Iglesia, ya que en la práctica eran estos grupos los que ostentaron el poder durante este período en el territorio y ejercían el control político, económico y cultural sobre sus habitantes.

Las primeras manifestaciones artísticas importantes que se crearon en Euskal Herria pertenecen al estilo que denominamos como románico, un estilo que se creó como parte de este control. La Iglesia, al igual que la nobleza y la realeza, necesitaba símbolos que manifestasen la unidad de los territorios cristianos de Europa occidental. Por tanto, ante la diversidad geográfica, económica y política, la Iglesia utilizó el arte como elemento unificador a la hora de ejercer el poder en el mayor número posible de territorios. De ahí el carácter homogéneo y el componente didáctico del arte románico; en una sociedad rural dedicada a la agricultura y a la ganadería, con escasa población y una situación política inestable, condicionada por continuos cambios en el poder, el románico se convirtió en el principal punto de referencia cultural, en el estilo que aglutinó al resto.

Los monjes benedictinos de la orden de Cluny en Francia fueron los encargados de crear y difundir el románico, un estilo que debía garantizar la cohesión y la uniformidad del mundo cristiano occidental. Para ello tejieron una compleja red de monasterios, obispados y caminos de peregrinación que en el caso de nuestro territorio se constituyó en torno al Camino de Santiago.

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De hecho, tanto a través del mismo como a partir de él, en Euskal Herria comenzaron a crearse diferentes manifestaciones artísticas que resolvían ya no sólo las necesidades religiosas sino que respondían a un estilo, a unos principios que buscaban a través de la expresión artística alcanzar unos objetivos concretos; de ahí que el románico sea el primer estilo del que podamos hablar expresamente como de arte realizado en Euskal Herria. Sin embargo, el románico que se desarrolló en Euskal Herria se caracterizó por su sencillez. Hay que recordar que el estilo románico después de gestarse en Francia se expandió por toda Europa occidental y llegó a la península Ibérica tardíamente.

Hasta la llegada a partir de finales del siglo XII de una nueva corriente cultural que denominaremos gótico y que progresivamente sustituyó al románico, el estilo se expandió por Euskal Herria con desigual incidencia. En Navarra la influencia fue mayor, ya que el principal camino a Santiago transcurría por territorio navarro; además, los reyes navarros apoyaron la fundación de monasterios benedictinos y contribuyeron a la expansión del estilo al facilitar la construcción de edificios religiosos y civiles. La proximidad de Álava e Iparralde al camino principal propició también un mayor desarrollo del románico, mientras que en Gipuzkoa y en Bizkaia la influencia fue menor. En cuanto al estilo, dependiendo de la zona de Euskal Herria, encontramos elementos y rasgos combinados del románico francés, aragonés y castellano. El predominio de la arquitectura sobre las artes plásticas y la preeminencia del arte religioso sobre el civil fueron rasgos que caracterizaron a todos los territorios.