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GANADERÍA (LA HISTORIA DE LA ACTIVIDAD GANADERA)

El ganado equino. El ganado equino ha prestado inapreciables servicios al agricultor vasco desde tiempo inmemorial. Las especies de mayor envergadura como los caballos y los mulos eran insustituibles para el cultivador mediterráneo ya que resultan idóneos para un medio seco y para la puesta en cultivo de grandes parcelas, donde vacas o bueyes no tienen mayor futuro. Los asnos y los burros, de menor tamaño, son los encargados tradicionalmente para todo el país de las tareas más duras y como medio de transporte. Los cuidados reservados para estas especies se relacionaban directamente con el aprecio que se les prodigaba. Así caballos y mulos reciben las mayores atenciones. En la Ribera tudelana tienen acceso a los mejores pastos dispuestos al lado del río (los sotos). Los asnos o burros, por el contrario, reciben siempre la peor parte. En el medio mediterráneo no era raro encontrar la semiestabulación, mientras que en el oceánico, donde los pastos permanentes son abundantes, esta especie se mantenía en el común en régimen de montaraz o semimontaraz. Tal es el caso del pottoka o poney pirenaico, oriundo de Benabarra, de reducido tamaño y larga crin. Nada exigente en cuanto a alimentación se mantenía en libertad por praderas y landas, y a veces, se practicaba con él la transhumancia. La dedicación cárnica de las especies de mayor envergadura y también de los pottokak era normalmente la solución final tras una larga vida de servicios. Los pottokak fueron también empleados, a causa de su reducido tamaño, como animales de tiro en las minas durante el siglo XIX.