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GANADERÍA (LA HISTORIA DE LA ACTIVIDAD GANADERA)

La ganadería tradicional. La ganadería tradicional tiene como meta fundamental la consecución del autoabastecimiento de la explotación agraria, bien sea el caserío oceánico o el pueblo ribereño del Ebro. Los regímenes de explotación son de predominio extensivo, reservándose los mejores cuidados para el ganado de labor, dado su valor como única fuerza de tracción para las labores del campo. Para entender el panorama ganadero tradicional debe prestarse atención especial al sistema de pastos comunales como elemento básico para el mantenimiento de la totalidad de las especies ganaderas. Bajo el término de pastos comunales se agrupan toda una serie de realidades jurídicas y administrativas diferentes. Por una parte se incluyen los pastos concejiles pertenecientes a cada municipio y a cuyo disfrute tienen derecho todos los vecinos. En Navarra éstos reciben el nombre de corralizas por estar ordenados en torno a un corral. Luego están los acuerdos intermunicipales y por último los interprovinciales o los suscritos entre Navarra y las tres provincias norteñas. Estas últimas categorías reciben diferentes denominaciones. En el País Vasco Continental se llamaron valles o país antes de la Revolución Francesa que redujo la denominación a sindicatos de valle. En Navarra abunda la palabra facería o terreno facero, mientras que en el resto de las provincias peninsulares se llaman mancomunidades, parzonerías o uniones. La provincia que mayor número de pastos comunales ha albergado siempre es Navarra. Los terrenos faceros más importantes son actualmente las Bardenas Reales (la facería más extensa de todo el país), Urbasa, Santiago de Loquiz, Aralar, Montes del Bidasoa y, las situadas en el límite pirenaico de Roncal-Baretous, Aezcoa- Cize y Salazar-Zuberoa. Anteriormente existieron mayor abundancia de acuerdos que ocupaban extensiones superficiales mucho más amplias. Así tenemos la facería de los Cuatro Valles (Erro-Baztán-Valcarlos-Baigorry), mantenida en parte, el Valle de Aezcoa-País de Cize, Valle de Salazar-Valle de Zuberoa, Montes del Cierzo y Monterrey (localizadas estas dos últimas en la Ribera de Navarra). En muchos casos la existencia de estos valles fue anterior a la configuración administrativa municipal, comunal o cantonal y al trazado de la frontera internacional, y debieron su razón de ser al desarrollo de la ganadería. En el País Vasco Continental los aprovechamientos más importantes son los de Baigorry, Zuberoa y Cize. En el resto del país destacan, también desde la perspectiva actual, la Unión del Ernio, la Parzonería General de Alava y Guipúzcoa, Sierra Salvada, Gorbea, Unión de Aralar y Montes de Encío. Los orígenes de estos acuerdos ganaderos se remontan generalmente a la Edad Media y en su génesis se encuentran los conflictos suscitados por internarse el ganado de una entidad en otra al pastar extensivamente en plena libertad. Posteriormente fueron sancionados por la Corona y, por ultimo, pasaron a depender del Estado, como es el caso de las facerías navarras de Aralar, Urbasa, etc. Los pastos comunales más importantes cuentan desde el siglo XVII con juntas o mestas que se reúnen una o dos veces al año para dirimir los frecuentes pleitos suscitados y acordar los períodos de pastos. Anteriormente, éstos se efectuaban sin límite alguno, siendo excepcional el caso de Guipúzcoa donde desde 1457 el derecho de libre pasto de sol a sol comprendía además los terrenos particulares, marcando el esplendor de la etapa ganadera plena. A partir de los siglos XVII y XVIII comenzó esta reglamentación que emana de las juntas hasta nuestros días. El siglo XIX supuso un continuo ataque contra la propiedad comunal en detrimento de la actividad ganadera hasta el punto de limitarse extraordinariamente en las provincias industrializadas de Guipúzcoa y Vizcaya.