Las opillas no son, sin embargo, los únicos "panes" ligados a una fiesta o tradición vasca. Son muchos los pueblos (San Román de San Millán, Salvatierra, Barrundia, Aramaio,...) en los que en otras épocas del año se regalan este tipo de alimentos. Así, son muchas las madrinas que el Sábado Santo regalan a sus ahijados una torta pascual, paskopilla, morrokoa o ranzopil (por citar algunas de sus acepciones). Lo mismo ocurre el Lunes de Pascua, en Cuaresma en Aramaio cuando las madrinas regalan a sus ahijados un pan de tres puntas con un huevo en cada extremo llamado mokotza. Navarra e Iparralde son también herederas de esta tradición.
Otras épocas del año son también testigo de este trasiego de panes, tortas y opillas. Así ocurre, por ejemplo, en Navidad en la comarca de Tolosa. Allí se regalaban por esas fechas las pipar-opillas. La opilla era también el premio concedido al ganador del antzara-jokua o juego del ganso celebrado en Betelu durante su carnaval. ¡Y qué decir de las tortas de San Blas! Enésimo ejemplo de esta tradición en Euskal Herria. Muchos son los fieles que cada 3 de febrero acuden aún a la iglesia para bendecir sus tortas.