Concept

Txuntxunero

La guerra civil española, por supuesto, tuvo una gran influencia para cortar también, como tantas otras, esta tendencia. En algunos lugares -Estella el más conocido- se identificó a nuestros músicos con el nacionalismo vasco, y el nuevo gobernador militar ordenó la entrega de todos los txistus; pero en cambio en otros era imprescindible para el protocolo que necesitaban las nuevas autoridades, y en San Sebastián, por ejemplo, se hizo volver del frente al requeté Secundino Martinez de Lecea para rehacer la banda municipal de txistularis. No fue, desde luego, el único txistulari carlista, y por ello los rebeldes desfilaron en más de una ocasión con música de txistu y tamboril (Perurena Loyarte 1993).

Algunos txistularis, como Alejandro Lizaso, murieron en la guerra y otros se exiliaron, pero en algunos lugares, seguramente por influencia del carlismo, se abrieron nuevos caminos para nuestros intérpretes. El caso más claro es el de Pamplona, donde la banda municipal de txistularis se funda en 1944. Dos años más tarde, por influencia sobre todo de isidro Ansorena, se celebra un alarde en Cegama... como homenaje a Juan Telleria, compositor del Cara al sol. Nuestros txuntxuneros tuvieron que tocar esa canción, pero al menos consiguieron tocar también como compensación el Gernikako arbola. Como siempre, nuestros músicos aprovecharon poco a poco los intersticios del nuevo régimen para dar pasos hacia delante, y en 1955 recompusieron tanto la Asociación de Txistularis como la revista Txistulari (Ansorena Miranda 1996).

En esos años y especialmente en la década siguiente intentaron de nuevo jugar la baza de la honestidad de las danzas, y su imagen volvió a ser vista como algo anticuado: en algunos bailes las pitas del público a los txistularis acaban por acallarlos, y en algunos pueblos, como Hernani, los txuntxuneros municipales terminaron por dimitir (Apezetxea Aguirre 1992). Pero la efervescencia de los últimos años del franquismo y la transición tuvo también su influencia en nuestros músicos: el txistu aparecía por todas partes y el número de gente que lo tocaba hizo olvidar literalmente los anteriores escándalos.

Por otro lado, especialmente en San Sebastián, se inicia primero con Javier Hernández Arsuaga y especialmente luego con José Ignacio Ansorena, una evolución impresionante, con el fin de vencer los últimos límites con respecto al mundo de la música erudita: mejoras técnicas en el txistu, especialmente respecto a la afinación, la posibilidad de tocar con otros instrumentos, la creación de una verdadera orquesta de txistus y sobre todo la titulación oficial, igual que la que tienen otros instrumentos de música erudita.

A nivel social, sin embargo, nuestros músicos han debido sufrir las transformaciones de la sociedad vasca contemporánea. En la nueva iconología musical vasca el txistu se toma a veces como algo anticuado, en la línea del zortziko, los coros o la boina, y otras músicas -sobre todo la txalaparta y la trikitixa por un lado y las tendencias derivadas del rock, el folk y el pop por otra- lo han arrinconado en alguna medida. En determinados momentos, por ejemplo, Euskadi de txistu y tamboril se ha utilizado como equivalente de la España de charanga y pandereta de Machado: de alguna manera, como representante del nacionalismo más rancio.

Los txistularis, en buena medida, se han profesionalizado hoy y, de forma diferente a otros instrumentos tradicionales, también se ha funcionarizado, bien como profesores o como txistularis municipales. En este momento de globalización lleno de mestizajes musicales, también la. world-music ha impuesto su influencia en el paisaje musical vasco, obteniendo un éxito tremendo en el País. No ha ocurrido eso con el txistu, y parece que nuestros músicos no encuentran del todo su sitio, aunque en este momento se encuentran inmersos en literalmente todos los tipos de música que se interpretan hoy día.

Pero desde otro punto de vista, el mundo de los txuntxuneros -y cada vez se intenta más recuperar estos nombres entre nuestros músicos- parece ser más rico que nunca: en 1993 se celebraron las Primeras Jornadas de Tamboril en la Universidad de Deusto, y entre 1997 y 2005 los encuentros Internacionales Txuntxuneroak en Navarra. La Asociación de Txistularis tiene una página web muy visitada, y en este momento ha publicado más de doscientos números de Txistulari, completando más de siete mil páginas de música escrita. Se puede decir que hoy día el txistu se toca técnicamente mejor que nunca y que la historia de nuestros músicos se conoce mejor que nunca. Y aunque hoy seguramente nadie diría a los txistularis como hacía una caja de ahorros en sus anuncios hace apenas veinte años, que ser txistulari es ser dos veces vasco, sin duda alguna un largo camino espera aún a nuestros txuntxuneros.