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SIMBOLOGIA

Por medio de la imagen, la figura o la divisa se representa un concepto moral o intelectual por alguna semejanza o correspondencia que se percibe entre ese concepto y la imagen que lo provoca. Los mensajes transmitidos por los distintos medios de comunicación, escritura, figura, marca, efe., se reducen a estas tres especies:

a) Imagen: (iconos, retratos, figuras, etc.). En euskara se les denomina irudi "figura", y calcan la realidad más o menos literalmente unas veces o como se la imaginan como en el caso de las representaciones de deidades paganas.

b) Signos: unos son motivados, como la "señal", zantzu, que guarda estrecha relación con la realidad como humo-fuego, huella-pie, etc.; el "signo convencional", ikur, como la letra K o el número seis VI y cualquier palabra oral del idioma; finalmente, el "símbolo", itxur, que participa de ambos caracteres, motivado y convencional, como la paloma, el cordero, el racimo de uvas, los árboles, la estrella, etc., significando atributos humanos.

c) Gráficos Son siempre un complejo representativo que en esta época se nos manifiesta en el conjunto de cada lápida, con su forma, inscripciones, símbolos, etc., formando una unidad significativa. Estos complejos implican una sintaxis interna.

Todos ellos aparecen combinados en un conjunto de objetos como las lápidas funerarias y votivas, la moneda, indumento, joyería, edificaciones, estandartes, etc. Unos se podrán observar por grandes áreas del mundo con la swástika rectilínea y menos como la swástika curva, la cruz y el aspa, las letras de ciertos alfabetos, los rosetones simbolizadores del sol, las figuras de ciertos animales, etcétera. Los euskaldunas, antes de la llegada de los romanos, usaron indudablemente de símbolos plásticos y de símbolos orales, ceremoniales y rituales, entre otros muchos más. El campo es inmenso. Pero el simbolismo romano viene acompañado del prestigio del adelanto técnico, del prestigio que da el poderío y la riqueza, del prestigio del saber y de las instituciones. Interviene en gran parte el brillo, el esplendor de la civilización romana, la solemnidad y grandiosidad de sus ceremonias y desfiles militares. Ya Sertorio se percató del impacto psicológico de la presencia y prestancia romana y es por eso que su política de asimilación y absorción romanizadora dio cabida a este importante detalle. Nos dice Plutarco que "les adornaba (a los nativos) los morriones de los mantos de oro y plata, sin preocuparse del gasto, les pintaba los escudos, les enseñaba el uso de mantos y túnicas brillantes, y así, interesándose por su buen parecer, ganaba su afecto... "Los padres en tanto, estaban muy contentos viendo a sus hijos ir a las escuelas muy engalanados y vestidos de púrpura".