Vegetales. Si en la ornamentación en piedra se usan algunas plantas como la yedra, las hojas de laurel, los sarmientos, hojas y racimos, el haz de espigas, en la ornamentación que sobrenada a la Edad Media, aparecen ciertas especies de árboles, el roble p. ej., como símbolos públicos, y también el nogal. Si se sabe que la "yedra", untz, simboliza el poder renovador de la vida, el "laurel", ereiñotz, está ligado al folklore mítico vasco; el "roble", da su nombre a un dios aquitano, lo mismo que arthe, "encina" y Fagus, "haya". En una lápida de Narbaja (Alava) ss representan hojas de laurel y una de Gastiain tiene unas ramas que finalizan en algo así como hojas de hiedra. Dos cipos aquitanos consagrados a los árboles son bien significativos. Según Madrazo, los dos son de mármol, como pedestales de forma bastante regular, cuyas basas y cornisas no presentan más que planos cortados a bisel. Uno es mayor que otro, y ambos destinados al culto de los árboles. El menor está coronado por un plano vertical con marco de baquetones curvilíneos, en forma de dintel ligeramente apuntado, lleva en su neto grabadas una hoja grande partida en dos, con otras pequeñas a los lados, y en la cara de la basa tiene rehundido un signo en forma de cruz, no como emblema cristiano, sino con otro carácter. El cipo mayor, que termina con un aditamento cuya forma no es ya posible averiguar por hallarse muy mutilado, lleva en su neto, en forma más emblemática que bárbara, la representación de un árbol de la familia de las coníferas, acaso un pino, especie tan común en el Pirineo; y en la cara del pedestal tres círculos como pateras, desigualmente colocados.