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JUDIO (HISTORIA)

Revueltas antijudías. En el último tercio del siglo XIII se percibe en todos los reinos peninsulares una actitud de intolerancia hacia la comunidad judía. Es un momento de depresión económica, Ubieto Arteta pone en relación las expulsiones, leyes antijudías y matanzas con las épocas de recesión. En Navarra, el régimen francés acentúa el antijudaísmo, los reyes Felipe III de Francia y Juana I de Navarra limitan la acción de los hebreos al establecer que en sus préstamos sólo recibirían lo prestado, sin ningún tipo de interés. La hostilidad antisemita creció durante el primer cuarto del siglo XIV. En Castilla, el Sínodo de Zamora, celebrado en el año 1312, introducía las disposiciones del Concilio de Vienne (1311). Se abría así una etapa desfavorable para los judíos al prohibir la usura y no aceptar testigos no cristianos en un pleito por deudas. La intolerancia hacia las comunidades judías se extiende por Europa, son perseguidos en Alemania y expulsados de Francia e Inglaterra. En Navarra la persecución se desató en 1328, durante el interregno, tras la muerte del rey Carlos I. Campión explica las causas de la revuelta: «Cristianos, moros y judíos convivían en el mismo territorio sin que la diferencia de raza, costumbre y religión crearan al parecer entre ellos, diferencias invencibles y odios irrestrañables, preludio de la extirpación violenta de los menos por los más. El hecho de que la matanza se centrara en los judíos, dejando a salvo a los moros, indica por sí sola que la disparidad étnica y religiosa fue la menor de las causas de aquel suceso. Los judíos iban atrayéndose la enemistad de los cristianos principalmente por sus abusos usurarios y mala fe, existía prevención de ánimo de índole religiosa pero no se puede achacar a la exaltación religiosa solamente la sublevación porque de ser así también hubiera afectado a los moros. Más bien a que eran muchos los deudores a los judíos y no menos los envidiosos de sus riquezas y los resentidos por sus ganancias». Moret tiene una opinión similar: «La causa de la revuelta es la codicia intolerable de los judíos en las usuras... , ahora habían crecido tanto los excesos de esta raza que eran aborrecidos por los cristianos. Aprovechando la licencia del interregno y el tiempo revuelto se sirvieron de ella y conspiraron para acabar con esta mala raza». Ambos autores, junto con Kaysserling y Arigita culpan al franciscano Pedro de Ollogoyen como el principal instigador de la revuelta. Las matanzas comenzaron en 1321 y continuaron en 1327 y 1328. Goñi Gaztambide centra la persecución en el año 1328, rechazando que hubiera habido una gran matanza con anterioridad a esta fecha. En 1321 se planteó en Navarra el problema de los pastorelos, bandas que habían sembrado el pánico entre los judíos del sur de Francia. En Navarra hubo algunas infiltraciones que no parece que tuvieron gran importancia. El merino de Estella, Dru de Sant Pol, presenta unas cuentas de una partida contra los pastorelos «por expensas del dicho merino e de XII omes a caballo e de cinco omes a pie quel acompaynnaron quoando del dicho logar teniente ovo mandamiento e fue a Pamplona en razon que los pastorreles eran venidos por matar judios en IV dias de ida e venida contando por dia IV libras, IV sueldos... El rumor, sin embargo, debió de ser infundado puesto que el viaje del merino duró sólo cuatro días. No hay noticias de que se cometieran atrocidades contra los judíos. La persecución comenzó tras la muerte de Carlos I. Ante los rumores, las aljamas se prepararon para defenderse. Estella, Tudela, Pamplona y Sangüesa reforzaron la guarnición. A pesar de todas estas precauciones el estallido no fue evitado, a partir del uno de marzo de 1328 los judíos de Artajona, Ribaforada, Buñuel, Cortes... no hacían escrituras para sellar «a causa de la muerte del rey Carlos y de la persecución que alguno había hecho de los judíos». En Villafranca, Puente la Reina, Funes y San Adrián numerosos judíos fueron asesinados. En Estella, la persecución adquirió caracteres dantescos. No fue, sin embargo, una reacción espontánea ante las predicaciones de fray Pedro de Ollogoyen, sino un golpe organizado cuidadosamente por una liga integrada por numerosos concejos. También en Viana se registró una gran matanza. El gobernador trató de contener la revuelta, los propios regentes acudieron con mesnaderos y otros hombres de armas en defensa de los judíos tudelanos. Los reyes nombraron un tribunal especial para descubrir y sancionar a los autores de los asaltos, tribunal integrado por el mariscal Juan de Rame, el caballero Guiralt Doignon y el canónigo Vast. La investigación comenzó el dos de abril de 1329 y terminó en junio del mismo año. El tribunal demostró que no habían sido los pastorelos los autores de las matanzas, sino «algunos del reino». Se ordenó a 56 villas y aldeas la devolución de las ropas y utensilios de cocina robados a los judíos, 9 personas particulares y 59 de Estella devolvieron también bienes robados a los judíos. Otras 59 de diversas clases sociales y profesiones fueron encarceladas, aunque pronto salieron en libertad sin fianza. Fray Pedro de Ollogoyen, acusado de haber promovido la persecución, fue detenido en Estella y entregado al obispo de Pamplona, quien lo encerró en la cárcel episcopal, pero el provincial de Aragón alegó que el franciscano estaba exento de la jurisdicción del ordinario de la diócesis y consiguieron que fuera entregado a las autoridades de la Orden. El Concejo de Estella fue multado con 10.000 libras, Falces con 2.000 y Viana con 1.500; en total se impuso una sanción de 22.920 libras repartidas entre 90 aldeas y villas que debían ser abonadas al fisco a partir de la Navidad de 1331. Entre los particulares multados se puede citar al notario de Estella a quien se obligó a pagar 800 libras. Los judíos supervivientes no fueron indemnizados, el importe de las multas fue para el Estado, la reina heredó a los judíos que habían muerto sin herederos. Estas persecuciones coleaban en los procesos de 1333 pero la historia de los judíos navarros cambia con la instauración de la dinastía de los Evreux, inaugurándose una etapa de entendimiento y respeto entre las dos comunidades, a diferencia de lo que ocurría en la Corona de Castilla y en Aragón. Sin embargo, las aljamas vascas dependientes de la Corona de Castilla, no fueron afectadas por los progroms de 1391.