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JUDIO (HISTORIA)

Oficios y ocupaciones. Los oficios desempeñados por los judíos fueron variados, los documentos mencionan a propietarios agrícolas, comerciantes, prestamistas (tanto de dinero como de alimentos) artesanos, médicos, recaudadores de impuestos... Los Archivos de la Cámara de Comptos proporcionan datos sobre las inversiones realizadas por los judíos de Navarra en el sector agrícola. Durante el siglo XII, los documentos muestran una tendencia inversionista que da paso, en la segunda mitad del siglo XIV, a una corriente de ventas consecuencia de la inestabilidad política y de las persecuciones de las que habían sido objeto las comunidades judías. La mayor parte de las heredades en las que invertían los judíos eran viñedos, debido a los altos rendimientos que obtenían de su cultivo. Invirtieron también en huertos y parcelas de tierra que dedicaron al cultivo del cereal. La importancia del viñedo se manifiesta en la suma que obtuvieron por su venta, en la segunda mitad del siglo XIV, los judíos de Viana, suma que se elevó a 44.388 sueldos, frente a los 3. 140 y 6.298 sueldos obtenidos de las ventas de huertos y parcelas de tierra respectivamente. Hubo entre la comunidad judía grandes propietarios de tierras; así, se puede citar a la familia Albofazán de Tudela y a los Benayón, Melca y Medellín de Viana. Una profesión muy extendida entre los judíos fue la de prestamista. Los elevados intereses que cobraban les restaron simpatías entre el pueblo y provocaron la intervención de la Iglesia: en 1257 el Papa Alejandro IV autorizaba al rey Teobaldo a reprimir la usura y a despojarlos de los bienes que hubieran adquirido por ese medio, restituyéndolos a sus dueños o destinándolos a usos piadosos. También los reyes intervinieron para frenar la usura; en 1277 el rey Felipe de Francia, como tutor de la reina Juana I, ordenaba que los judíos estelleses esperasen ocho años a sus deudores para el pago, cobrando cada año la octava parte. En 1280 el rey Felipe de Navarra ordenaba que se observara la Ordenanza de San Luis, ordenanza que prohibía la usura obligando a los judíos a cobrar tan sólo el capital prestado. En 1330, en el Amejoramiento, Felipe prohibió un interés superior al 20% sin embargo, la norma fue transgredida en varias ocasiones, así, por ejemplo, en 1401 el rey Carlos III tomó prestados 200 florines a un interés del 35% Las operaciones de crédito se realizaban a título individual. Las agrupaciones familiares que intervienen lo hacen nominalmente. En Estella, en la primera mitad del siglo XIV, destaca la familia Leví. En Pamplona, Mirón de Bergerac. En Tudela, la familia de Ezmel de Ablitas, y en Viana, los Melca. Los judíos destacaron como médicos. Los monarcas utilizaban los servicios de los médicos hebreos así, por ejemplo, la reina Doña Toda hizo llamar a Pamplona al médico y rabbí Abu Joseph Aben Nasdai para que se ocupara de su nieto, el rey Don Sancho. En el siglo XV, tres de los cuatro médicos de la corte del rey Carlos III eran judíos. También los Concejos de las ciudades reconocían su valía y procuraban disponer de los servicios de los más afamados. Se puede citar el ejemplo del acuerdo firmado entre la ciudad de Vitoria y el cirujano David en virtud del cual el Concejo pagaría 6.000 maravedís anuales si él accedía a instalarse en la villa. Tras la expulsión de los judíos, se planteó en ciudades como Vitoria un problema de falta de asistencia médica, debido a que esta profesión había sido ejercida exclusivamente por hebreos. El Concejo, ante lo grave de la situación, se vio obligado a pedir al licenciado Antonio de Tornay que permaneciera en la villa durante un año con el pago de 10.000 maravedís. Los reyes utilizaron también a los judíos como recaudadores de impuestos. Comerciantes adinerados arrendaban las contribuciones de villas y ciudades, así los judíos vitorianos Don Gaç y Don Juçef arrendaron en 1276 a Alfonso X en quinientos mil maravedís los tercios de las rentas reales de Castilla. Por último, señalar el papel de los judíos en la literatura de la época. Destaca Benjamín b. Yonah de Tudela que vivió en la segunda mitad del siglo XII. Su «Libro de Viajes» se basa en las notas e impresiones recogidas durante su itinerario a lo largo de España, Francia, Italia, Grecia, Constantinopla, el Egeo, Israel, Mesopotamia, Persia, Egipto, Sicilia y España. Bajo la apariencia de un itinerario, Benjamín de Tudela pasa revista a tres aspectos fundamentales: los judíos y su situación, las grandes líneas de la política en y entre las naciones del mundo cristiano occidental y las del ámbito islámico oriental, y los principales centros comerciales occidentales y orientales.