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Historia del Arte. Pintura

Las tres tendencias mencionadas al hablar de la pintura en el siglo XVI -la pintura de retablos, la pintura sobre muros de iglesias y palacios, y la importación de pintura de caballete-, continuaron casi sin cambios con la llegada del nuevo estilo Barroco.

Quizá la acentuación de esta última -la pintura de caballete- sea la característica más importante de la época. La pintura tomo gran importancia desde la contrarreforma, por un aumento en la demanda de la iglesia y por la popularización de las tendencias hacia la compra de pintura para la decoración de palacios. Por ello en los siglos XVII y XVIII llegaron gran cantidad de pinturas provenientes de centros activos como París, Castilla, Andalucía, Valencia, etc.

Entre las pinturas que se conservan en los lugares en que fueron colocadas están el Cristo crucificado pintado por Francisco Zurbarán para la iglesia de Mutriku y la Virgen de Vicente Carducho para la iglesia del convento de las Agustinas Recoletas de Pamplona. En una colección particular de Vitoria se conserva también un retrato de D. Antonio de Salcedo y Hurtado de Saracho pintado por Bartolomé Murillo.

En los museos del País Vasco se conservan obras provenientes de conventos y colecciones particulares, como la Virgen de Alonso Cano de Berantevilla, o los tres cuadros de José Ribera del convento de Santo Domingo de Vitoria, hoy en día en el Museo de Arte Sacro de Vitoria.

De todas maneras, se pueden contemplar gran cantidad de obras de este período de procedencias diversas en casi todos los museos públicos del País Vasco, como el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo Bonnat de Baiona, el Museo de Navarra, el Museo de Arte Sacro de Vitoria, el Museo San Telmo de San Sebastián y otros museos particulares.

En lo que respecta a los talleres locales, continuaron policromando retablos y pintando cuadros y muros de las construcciones contemporáneas y anteriores. Los talleres más activos estuvieron en la zona de la Ribera navarra, como el de Vicente Berdusán, aragonés afincado en Tudela que produjo una pintura de calidad siguiendo el estilo de la escuela madrileña.

Pero, en todas partes hubo talleres de pintura más o menos de menor calidad. Es de mencionar la importancia que adquirieron los talleres de pintura de retablos en el País Vasco francés, de la mano de la familia Dartigacave.

De los pintores vascos que trabajaron fuera del país mencionaremos a los seguidores de Baltasar de Etxabe en México y a Ignacio Iriarte que trabajó el género del paisaje en Sevilla.