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Argentina. Inmigrantes vascos 1840-1920

Respecto a la evolución de la historiografía argentina sobre el tema, en años recientes comenzó a producirse -especialmente a partir de la década del 70- una renovación de los enfoques del fenómeno migratorio. Esta sobrevino, en no menor grado, de la crisis de los modelos clásicos de análisis en las ciencias sociales, que desplazó el interés de las grandes explicaciones macrosociales al terreno de los enfoques microhistóricos. Parecía imprescindible, entre otras cosas, no conformarse ya con la visión brindada por el funcionario de una oficina consular o gubernamental respecto del fenómeno inmigratorio ni con el frío mensaje de la estadística. Había que volver a interrogar las fuentes; repensar el tipo de preguntas y la valorización que se hacía de los datos obtenidos; aspirar, en síntesis, a conformar un repertorio que se acercase más a la visión de los protagonistas. En aquél contexto, comenzó a cobrar importancia la idea de experiencias migratorias basadas en la capacidad de los migrantes de formular sus propias estrategias adaptativas, así como en las diferencias nacionales y regionales. La teoría del crisol de razas comenzaba a resquebrajarse; el pluralismo cultural lentamente comenzaba a ganar espacios. En el nuevo clima historiográfico se intentaba confeccionar modelos que comprendieran las distintas experiencias de integración como así también que conceptualizaran básicamente dichos marcos teóricos.. Aparecen entonces estudios muy puntuales que diferencian los grupos por nacionalidades y regiones, al mismo tiempo que analizan mecanismos específicos puestos en práctica por los inmigrantes. Atención especial suscitó, por ejemplo, el fenómeno de eslabonamiento o migración en cadena, como los intentos de cohesión formal que entablaron las distintas colectividades en el proceso de integración.

En cuanto a las experiencias de inserción, fenómeno inseparable de la integración social, la evolución historiográfica fue similar. Concitando el interés de los historiadores desde muy temprano y evolucionando hacia el microanálisis, la producción historiográfica especializada en dicha temática se benefició y nutrió del perfeccionamiento de las técnicas de cuantificación y medición de los datos. Por otra parte la información utilizada es más directa, menos encubierta; las cédulas censales reflejan los oficios y cantidad de trabajadores -pudiendo separarse extranjeros- en ellos; las estadísticas y registros permiten saber de evolución de precios y salarios, alquileres, acceso a la tierra, etcétera. Idéntico razonamiento ocurre al momento de trazar balances de lo actuado. Los mecanismos que juegan en torno a la integración social son más sutiles, quedando las teorías que hoy arriesgamos para comprender aquellas actitudes cotidianas en el plano de lo posible; cerca o lejos, quien sabe, de haber podido penetrar realmente en la mentalidad de los protagonistas.

De esta manera, ya sea para recuperar las experiencias de inserción laboral como la integración, durante la última década y media los estudios sobre inmigración han ocupado una posición importante en la preocupación de los historiadores en la Argentina, la mayoría de los cuales se han orientado al período de la "inmigración masiva": 1870-1930. Sin embargo, desde fines de los años 30, pero especialmente en el decenio siguiente, ocurrieron los arribos de irlandeses, vascos y daneses que produjeron un importante impacto cualitativo en la provincia de Buenos Aires. Esta oleada de inmigrantes, conocida como "inmigración temprana" ha sido (y está siendo) tema de algunos sólidos trabajos destinados al análisis de los procesos vividos por algunos de esos grupos étnicos.

En perjuicio de quienes pretendemos profundizar en la experiencia vasca, no abundan, como ya adelantamos, los trabajos cuyo escenario receptor sea la etapa conocida como "temprana", anterior al último cuarto del siglo XIX. Esto no es casualidad, la escasez de documentación (el Primer Censo de la ciudad de Buenos Aires data de 1855 y el Primer Censo Nacional de 1869) y el mosaico de nacionalidades que la caracteriza (vascos, irlandeses, escoceses, franceses, italianos, daneses) sin un marcado predominio cuantitativo de ningún grupo durante parte del período, hacen que la atención de los historiadores no se haya volcado masivamente a su estudio. De la misma manera, no hemos detectado trabajos que encaren el estudio de la etapa insinuándola como excepcionalmente distintiva respecto al período posterior, aunque sí trabajos básicos (mercado de trabajo, política de tierras, gobierno de Rosas, expansión ganadera, etcétera) para avanzar sobre ella.