Composers

Aita Donostia

Aita Donostia desde 1930 colaboró en el periódico nacionalista El Día, participando con 46 pequeños estudios relacionados con la música. Él sabía que gozaba de una aureola de compositor próximo o simpatizante con el Partido Nacionalista Vasco. Los rumores insistentes de golpe militar antivasquista eran para él motivo de preocupación personal, pensando en su actividad futura. Tras el estallido de la guerra civil el 18 de julio de 1936, Navarra se unió a las fuerzas de la sublevación y el Colegio de Lecaroz desde el 29 de julio se convirtió en Hospital de urgencia, para realizar las primeras curas de los soldados heridos en los frentes de Irún y Oyarzun. El 18 de octubre se cerró el Hospital de sangre, para devolver al Colegio su verdadera naturaleza. Pero las consecuencias fueron fatales: 23 religiosos del Colegio fueron destinados a otro lugar: Andalucía, Portugal, Chile o Argentina. El P. Jorge de Riezu, destinado a Argentina, manifestó más tarde: "No nos echaron ni los militares, ni los civiles... A decir verdad, nos echaron los de casa, los de la Orden. Mandaron a mucha gente a capricho y de mala manera. No les gustó que tuviéramos otra manera de pensar, porque nosotros no éramos franquistas... Y además éramos vasquistas"15.

Aita Donostia fue destinado a Toulouse, saliendo de Lecaroz el 3 de noviembre de 1936. Fue recibido por el P: Bonifacio de Ataun, que se hallaba en Toulouse como refugiado vasco. Era lógico que en estos momentos de su aclimatación a la vida en Toulouse, se mantuviera alejado de la composición musical. Pero poco tiempo le duró esta inactividad. En carta de 15 de diciembre de 1936 escribe: "...También he hecho la transcripción definitiva de la Sonata de piano y violín de Albinoni... y la he enviado a París. Voy a poner en limpio los 2 vol. de Clavecinistas y estoy escribiendo un Motete a la Virgen (Hortus conclusus) a 4 y órgano..."

Si duro había sido para Aita Donostia su traslado a Toulouse amarga era también la incertidumbre de su duración. Fue recibiendo cartas de ánimo y visitas de personas que le admiraban. A París se desplazaba por cualquier motivo. El 19 de agosto de 1937 participó con una comunicación en el II Congreso Internacional de Folklore.

Enterado de la situación irreversible de la enfermedad de Maurice Ravel, se trasladó a su Belvédère en Monfort, para visitarle. Allí recibió su última sonrisa, acompañada de estas palabras: "Je suis un papillon...Padre, fermez la fenêtre... Je vais m'envoler...!"16

15ZUFIA, Rosa Aita Donostia a la luz de Jorge de Riezu en revista Muga. Bilbao 1980, pág. 73.

16Relato de Mme. Anchochury, en revista privada francesa.