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Ideologías políticas: ¿fin o renacimiento?

¿Cuáles son las funciones que cumplen las ideologías? ¿Para qué sirven? ¿Por qué surgen unas en momentos históricos concretos y en lugares específicos y en otros momentos o espacios otras? Tratar de responder a estas preguntas nos obliga a conocer el origen, desarrollo y evolución de las ideologías. Conocer cómo surgen, por qué se han convertido en temáticas negativas, con mala fama, en que se basan los que proclaman su fin, por qué se reprocha a las ideologías la "distorsión" de la política y cuales son las causas y los orígenes que están detrás de las ideologías.

Ya hemos comentado cómo las ideologías se han identificado con un concepto dotado de un sentido negativo, sinónimo de adoctrinamiento y dogmatismo, de la misma forma que como veremos, en la sociedad postmoderna se rechaza cualquier palabra o denominación acabada en "ismo".

En cualquier caso, no debemos olvidar que existe una ideología social, que se responsabiliza y ocupa de dotar de sentido a la política, a los modos cotidianos de vida, de la cultura, la economía y la moral en boga. Ni tampoco que, de otro lado, existe una ideología política, limitada a un espacio más reducido, que se mueve entre los quehaceres del Estado y las demandas externas de la sociedad Estas últimas cumplen funciones diferentes: funciones transformadoras o estabilizadoras. En consecuencia, una ideología puede aportar tanto una ayuda fundamental para defender el orden existente, describiendo el sistema político como el más justo, el más natural y el más racional, desde una mirada legitimadora o apologética. Sin embargo una ideología también puede ser un instrumento de crítica del orden existente, en la medida en que rechace el sistema social en el que se inserta. Desde esta perspectiva, la ideología asume la función de actuar como motor del cambio social.

En el siglo XVIII las corrientes filosóficas materialistas defendían que nuestro cerebro era el lugar donse surgían de las ideas, de la misma forma que la bilis era segregada por el hígado. Hasta aquí, sin problema. Pero los materialistas también señalaban que las ideas "geniales" eran segregadas solo por cerebros también "geniales", de forma que solo gracias al cerebro aventajado de ciertas personas se podían entender avances o revoluciones como, por ejemplo la Revolución Francesa.

Está claro que el cerebro controla el sistema nervioso en su totalidad y que nos permite desarrollar ideas. Pero esto no explica por qué surgen unas ideas y no otras. Por qué se generan unas ideas y valores concretos. A nuestro entender, el quid de la cuestión reside en que las ideas no se "segregan" en el vacío. Dicho de otra forma, las ideologías políticas no surgen inopinadamente como los perretxikos. Cada situación económica, cultural o social condiciona sus sistemas de pensamiento. Yestos se producen y construyen en el seno de un sistema global y amplio de relaciones sociales.

Los seres humanos vivimos en sociedad, venimos de la sociedad y avanzamos con la sociedad, nuestras manifestaciones, nuestras "secreciones" son sociales. Eso si, en una misma sociedad pero en contextos diversos, encontraremos ideologías diferentes. Es decir, se piensa según se vive; o como señalaba Marx, "el ser social condiciona o determina la conciencia".

Podríamos poner miles de ejemplos. ¿El socialismo es consecuencia de las "ideas" de Marx? La respuesta es sencilla: no. Mucho antes de nacer Marx, muchas experiencias y perspectivas filosóficas han soñado con el socialismo, desde los esenios del Oriente Medio y pasando por la revueltas y reformas anglosajnas del medievo dirigidas por los Levellers y Diggers, hasta la "Conspiración de los Iguales" de Babeuf en París. No obstante, para que surgiera la ideología socialista, era necesario que naciera un nuevo sujeto político o una nueva clase social. Por eso surge el socialismo en Europa y no en Asia; porque es en Europa donde, acompañando la Revolución Industrial surge el proletariado. Una nueva clase, que iba a abrazar la causa de la ideología socialista. En cualquier caso, hoy en día, aunque siga habiendo proletarios industriales, no son estos los que asumen la reivindicación central del socialismo y siguen levantando su bandera, sino más bien los jornaleros y campesinos sin tierra y las comunidades indígenas, en America, Africa o Asia. Lo que muestra que las ideologías no son cuerpos estáticos, sino profundamente dinámicos.

Otro ejemplo más cercano reside en el surgimiento del nacionalismo vasco. Sin duda, este nace de la mano de Sabino Arana, en Bizkaia, a finales del siglo XIX. Pero, ¿por qué tuvo Arana tanto predicamento, tanta influencia y eco en Bilbao y sus alrededores? Pensamos que fue la abolición de los Fueros, unida a la industrialización vizcaína las que trajeron como consecuencia la visualización de la crisis de la sociedad tradicional vasca. Crisis que se apuntala o ejemplifica con la llegada de una amplia masa de inmigrantes o "maketos" a las fábricas de esta provincia. Sólo desde esta visión estructural se puede entender el ambiente con el que se encontró Sabino Arana, abonado para que germinara la simiente de la ideología nacionalista "bizkaitarra". Obviamente, antes de Sabino Arana existieron autores y escritores nacionalistas, pero sólo el puede arrogarse la "paternidad" del nacionalismo vasco en la medida en que sólo en su época y en su contexto se dieron las condiciones adecuadas para que el discurso y la práctica jeltzale generaran una adhesión masiva a tal ideología.