Concept

Evolución demográfica de Euskal Herria : de la Guerra Civil al final del siglo XX

Natalidad y la mortalidad son los componentes del crecimiento vegetativo, elementos que, junto a las migraciones, conforman la ecuación demográfica básica.

Ya se ha señalado que los fenómenos demográficos son extremadamente sensibles a las coyunturas y un buen ejemplo de ello es el impacto de la guerra civil en la natalidad. En 1939 se registran en la Comunidad Autónoma Vasca 12,8 nacimientos por cada mil habitantes, lo que conlleva que se genere la tasa mínima del siglo, hecho que no se volverá a repetir hasta después de 1980.

Tras el fin de la contienda, se produce cierta recuperación de la natalidad. La explicación de esta recuperación estriba en el reencuentro de parejas separadas, así como en los nacimientos pospuestos durante la guerra civil. El aumento de la natalidad es inferior en los territorios que se habían alineado con el bando derrotado. Durante el período comprendido entre 1920 y 1954, las tasas brutas de natalidad registradas en Álava-Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra son, invariablemente, inferiores a las del conjunto estatal. Pero esta situación se trastoca en 1954 y, prácticamente hasta 1977, las tasas estatales son inferiores.

Este cambio está directamente relacionado con los movimientos migratorios que, en las décadas de los cincuenta y los sesenta, suponen un aporte de personas jóvenes, en edad de procrear, muy importante. Así, en 1959 la tasa de natalidad en Bizkaia supera el 30 por mil, cifra que no se alcanzaba desde principios de los años veinte. Durante la década de los sesenta, la tasa bruta de natalidad oscila entre los 21 y los 26 nacimientos por cada mil habitantes, siendo Bizkaia el territorio donde alcanzan los máximos. Si bien no se trata de grandes diferencias, merece la pena destacar que allí donde el aporte migratorio es mayor, también lo son las tasas de natalidad.

Tasas Brutas de Natalidad. Euskal Herria y territorios
Tasas Brutas de Natalidad (por mil hab.)
1962-19681968-19751975-19821982-19901990-19991999-2001
Fuente: Aztiker (2002).
Euskal Herria21,819,615,910,18,18,6
Álava21,220,016,710,87,88,4
Bizkaia23,420,817,09,87,47,9
Gipuzkoa23,720,515,39,78,29,0
Navarra19,218,215,710,59,09,8
Lapurdi16,014,411,711,110,410,1
Nafarroa B.15,313,511,39,79,29,4
Zuberoa13,912,410,49,28,48,7

La dispersión e incoherencia estadística nos impide disponer de datos anuales o anteriores a 1962 para Iparralde. No obstante, del análisis de las tasas brutas de natalidad se desprende que para el conjunto de Euskal Herria:

  1. Hasta 1975, las tasas de natalidad son altas. Es el período del llamado Baby-Boom.
  2. A partir de 1975 se inicia el Baby-Bust, es decir, un descenso importante de los nacimientos, que será más pronunciado en aquellos territorios donde las tasas habían sido mayores.
  3. De 1991 en adelante mueren más personas de las que nacen, es decir, el creciemiento vegetativo es negativo.
  4. Las tasas brutas son medidas muy burdas, que no tienen en cuenta ni la estrutura por edad de la población ni el calendario de la fecundidad, produciendo "espejismos estadísticos" (Luxán, 2004).

La mortalidad es bastante más estable que la natalidad y ya en 1940 es inferior al 15 por mil. El descenso de la tasa bruta de mortalidad se detiene en los años sesenta, produciéndose en la década de los noventa un aumento de la misma. Este incremento es debido a los cambios acaecidos en la estructura por edad de la población, es decir, al aumento de la proporción de personas de edad avanzada y, sobre todo, a la disminución de los nacimientos. No obstante, este aumento de la mortalidad no debe percibirse como un fenómeno negativo, puesto que es consecuencia directa de mejoras en la esperanza de vida de la población.

Tasas Brutas de Mortalidad. Euskal Herria y territorios
Tasas Brutas de Natalidad (por mil hab.)
1962-19681968-19751975-19821982-19901990-19991999-2001
Fuente: Aztiker (2002).
Euskal Herria21,819,615,910,18,18,6
Álava21,220,016,710,87,88,4
Bizkaia23,420,817,09,87,47,9
Gipuzkoa23,720,515,39,78,29,0
Navarra19,218,215,710,59,09,8
Lapurdi16,014,411,711,110,410,1
Nafarroa B.15,313,511,39,79,29,4
Zuberoa13,912,410,49,28,48,7

Iparralde registra invariablemente mayores tasas brutas de mortalidad que Hegoalde. Este fenómeno está relacionado con la estructura por edad de la población, más envejecida en Iparralde. La estructura por edad, a su vez, está claramente determinada por el impacto dispar de los movimientos migratorios a un lado y otro de la frontera.

Por otro lado, si el crecimiento vegetativo -nacimientos menos muertes- de Euskal Herria es negativo a partir del año 1991, el de Zuberoa es inferior a cero desde el período 1962-1975 y en Lapurdi y Nafarroa Beherea a partir de 1975.

En cuanto a la esperanza de vida, indicador estrechamente ligado a la mortalidad, cabe señalar que ha aumentado considerablemente a lo largo del siglo XX y que el descenso de la mortalidad infantil ha sido su principal motor. Así, en Bizkaia en 1900 habrían muerto antes de alcanzar el primer año de vida el 185,7 por mil de las criaturas nacidas; en 1940 esta cifra es de 83,1 muertes por cada mil nacimientos, en 1975 18,2 por mil y en 2001 inferior al 6 por mil.

Evolución de la esperanza de vida al nacer.
Álava-Araba, Gipuzkoa, Bizkaia y Navarra
ÁlavaBizkaiaGipuzkoaNavarra*
MujeresHombresMujeresHombresMujeresHombresMujeresHombres
Fuente: Luxán (2004).
* Datos correspondientes 1975, 1980, 1985, 1990, 1995 y 1998.
1975/197677,269,576,769,376,169,776,670,6
1980/198179,272,878,270,078,971,979,171,8
1985/198680,874,879,272,080,072,280,373,4
1990/199181,974,080,772,681,372,681,574,7
1995/199683,675,582,774,082,874,983,075,7
2000/200183,877,283,576,284,176,683,676,3

La sociedad vasca es una sociedad longeva, que sigue experimentando ganancias en la esperanza de vida. La prolongación de la vida ha supuesto un progresivo envejecimiento de la población, cuyas consecuencias sociales están siendo debatidas. En cuanto a la sobremortalidad masculina -el hecho de que las mujeres viven, por término medio, más años que los hombres- ha sido relacionada con hábitos y estilos de vida, lo que hacía prever su disminución. No obstante, a la luz de los datos, parece que la igualación entre sexos todavía se hará esperar.