Concept

Carnavales de Gipuzkoa

Las sokamuturras con el empleo de toros y vaquillas han contado con gran asistencia en los pueblos (Bergara, Tolosa, etc.) donde se utilizaban, y utilizan, como parte de los actos de estas fiestas. En Tolosa el coso taurino se llena durante todos los días de colorido, música y ambiente festivo para recibir a aficionados y profesionales del toreo.

Por otro lado, la utilización de aves ha sido, y es, muy común en ciertos festejos del año; tanto de pueblos, como de barrio. El Oilar Jokue, en este sentido, se encuentra asociado directamente al Carnaval y a las fiestas principales.

El animal, es introducido en una caja, con la cresta fuera; caja que, a su vez, se colocaba en un hueco excavado en la plaza. Con los ojos vendados, cada participante, debía intentar degollarlo. Como premio: el gallo. Servía de diversión durante el juego y de alimento después.

En lo que se refiere a la danza, debemos mencionar, como no podía ser de otra forma, la relevancia de los grupos folclóricos por mantener en muchos pueblos de Gipuzkoa las danzas tradicionales, con el asesoramiento de los ancianos y la documentación recuperada. Esto no sucedía a principios del s. XX, ya que la consolidación de los grupos de danza ha sido posterior. En aquel entonces eran colectivos formados únicamente para la ocasión, es decir para los días de Carnaval, al igual que sucedía en otras épocas del año y fiestas.

Pero sigamos con la danza, acompañada de pantomima y disfrute humorístico. Ésta es, sin duda, la Sorgin Dantza o danza de brujas (o brujos). Uno de los orígenes se centra en la localidad de Bergara, promovida por los trabajadores de una fábrica y trasladada a Oria (Lasarte-Oria). No sólo en esta población podemos observar la Sorgin Dantza, también en Antzuola y en Aretxabaleta. Es en esta última villa donde, con una versión propia, muchachos y muchachas desde hace ya un tiempo, antes únicamente mozos, ejecutan pasos y movimientos, al ritmo de la música, mientras entonan:

"Txin, txin, txin, txin,
mahatsa heldu da gerade.

Txin, txin, txin, txin,
baiñan helduko da.

Txilibito ta andria
joan zinan jatera.

Txilibito haserretuta
Botazun lapiku.

Txin, txin, txin, txin."

El estilo jocoso, informal y desenfadado proporciona un hilarante ambiente entre los que acompañan a la comparsa en su recorrido por la calle. Algo parecido sucede en la localidad de Hernani donde se realiza la Maskuri Dantza o danza de la(s) vejiga(s). Un grupo de jóvenes, con una mano asidos a una cuerda y portando una vejiga en la otra, salen y entran por callejones, comercios y bares, intentando pillar desprevenidamente a los y las viandantes que, esperando o no su presencia, reciben una sonora y contundente paliza. Una banda de txistularis, disfrazados, interpreta sin descanso una melodía que es propia de la danza.

En algunos documentos esta danza aparece con el nombre de Azeri Dantza o danza del zorro, sin una explicación clara. Con el tiempo, y debido a este dato, se incluyó en la década de 1990 un personaje tocado con un gorro, supuestamente de piel de zorro, portando un zurriago y realizando movimientos al son de la música.

Los disfraces de animales y de brujas siguen formando parte de la fauna de las fiestas. Estandarizados y cada vez más sofisticados, sirven para dar colorido y no pasan de moda.