Kontzeptua

Vivienda. Antropología

Máxima expresión de la arquitectura vasca medieval son las casas-torre: viviendas de tipo defensivo, generalmente de planta cuadrada y estructura simple, que tuvieron su máxima expresión durante los siglos XIV y XV. Las torres rurales, situadas en enclaves estratégicos sobre caminos o vados, y beneficiadas de patronatos eclesiales y derechos de portazgo, eran sede de los jauntxos o señores feudales. En el interior de las nuevas villas también se erigieron casas-torre desde las que los nobles intentarían ejercer el control sobre la economía urbana, como se pone de manifiesto en su ubicación cerca de las puertas de entrada, sirviendo de lienzo a la muralla y, en el caso de las poblaciones costeras, no lejos del puerto y muelle, dominando siempre el nudo comercial del recinto.

Como fruto de la unión de los linajes de estructura rural con los urbanos aparecieron los palacios, de los que aún disponemos espléndidos ejemplares en nuestro país. Con no poca frecuencia forman conglomerados de dominio señorial y económico, que incluyen, además de la casa solar, ferrería, molino y ermita. Los terrenos de cultivo intramuros, que todas las casas poseían en las villas cercadas, sirvieron para responder a un rápido crecimiento demográfico que pronto agotaría por completo el espacio interior edificable. Y una vez apuradas las posibilidades del crecimiento horizontal en el estrecho marco del recinto, fue necesario establecer una extensión vertical, aumentando así el número de pisos de las casas intramurales.

Finalmente el derribo de las murallas fue la solución óptima para absorber los ya populosos arrabales y desplegarse en amplios ensanches. Así, cuando el país se pacificó, extramuros empezaron a emerger nuevas construcciones y los campos fueron humanizándose. Como consecuencia, muchos edificios que hasta entonces cumplían funciones de simples bordas para el ganado, se transformaron en vivienda. Aquellos caseríos al igual, que las primeras casas urbanas, eran de madera y posteriormente de barro y piedra, con una disposición ajustada a su finalidad agrícola y ganadera. Respecto a la estructura interior de las casas rurales, la más antigua es "la vivienda en la planta baja, con un solo piso superior y el portalón abierto: en el fondo del mismo la cocina, a derecha e izquierda los dormitorios y detrás los establos. El piso superior está destinado a graneros y pajar. Hasta hace poco el hogar ocupaba el centro de la cocina" (Barandiarán). El mismo autor nos llama la atención sobre la significativa similitud que ofrecen en su construcción y disposición internas los caseríos más antiguos y las chabolas de los pastores, que vienen a tener, generalmente en dimensiones más reducidas, unos rasgos estructurales idénticos.