Lexikoa

MISIÓN

Peldaños misionales por Navarra. El período de regeneración eclesial, nacido en Trento, proyectaría su sombra por Euskal Herria hasta nuestros días. Haciendo un esfuerzo histórico los obispos de Pamplona en sus informes a la Santa Sede solían incluir una radiografía de sus visitas pastorales a parte del País Vasco. Unas veces se pasaban en casuística, otras no llegaban a los puntos de actuación, pero de todas formas interesa trasladar sus noticias, casi únicas, como primer peldaño de la historia misional por Euskal Herria entre los siglos XVII y XVIII.

En la fila de los obispos navarros, tan bien alineada por Goñi Gaztambide, se nos presenta Melchor Angel Gutiérrez Vallejo (1729-1734). En el informe sobre visitas pastorales reclaman nuestra atención los párrafos dedicados a la celebración del Sínodo diocesano, no celebrado, «por entender que era menester visitar y conocer previamente la diócesis, pues un Sínodo deja de ser útil si no se preparan antes muchas cosas». Y en el fondo de compensación misional añadía que él predicaba personalmente en su giras de visita pastoral y además se valía de predicadores «potentes opere et sermone» para la extensión de la divina palabra.

A mitad de siglo se nos presenta la figura del obispo Argaiz ( 1743-1749), con una experiencia misional por Navarra y Guipúzcoa sobre todo. El pontífice de Pamplona fomentaba la práctica de las Misiones populares con omnipotentes resultados. Toda una red de Misiones cubría la extensión de la diócesis, encomendada a padres de la Compañía o de otras Órdenes o sacerdotes seculares. El mismo Tellechea añade, estudiando sus características: «La asistencia popular era masiva, encomendada tanto a los sermones como al confesonario o a la mesa eucarística: también para celebrar jubileos, ganar indulgencias o participar en las procesiones del Rosario, a veces presididos por el mismo obispo. La carrera misional de Argaiz tenía que ser agobiadora a la fuerza, pues la cifra de sus habitantes adultos alcanzaba 191.703, incluida Guipúzcoa, enmarcados en los 17 arciprestazgos ya clásicos: 928 iglesias parroquiales, 886 párrocos, 1.593 beneficiados, 2.116 capellanías, 119 iglesias abandonadas, 1.286 ermitas, 184 fundaciones, 99 hospitales, 26 conventos de varones, 26 conventos de mujeres, 2 de beatas y un conjunto de 47.893 familias. Este documento de identidad misional y pastoral vasco no podía ser mejor, ni más brillante, ni más ferviente, ni más imprescindible.