Sailkatu gabe

FACERIA (ORIGEN E HISTORIA DE LAS FACERIAS HASTA 1856)

Las facerías, convenios políticos. La independencia de los Valles, al contrario de lo que podría pensarse, va a afirmarse cuando la unidad del poder central se consolide. Entre las mismas vertientes los tratados se aligeran de contenido y no hacen ya más que regular el deslindamiento, los pastos y uso común de los mismos, situación que queda invariable hasta nuestros días. Entre vertientes opuestas la "Confederación" va a defender su "ley de la montaña" contra la influencia del poder central salvando así la independencia de cada uno de sus elementos. "Los Pirineos -escribe Camille Jullian- son ahora una frontera entre dos potencias hostiles de ordinario. Al socaire de esta lucha, los hombres del País Vasco igualmente alejados de los centros y de los jefes de los dos Estados rivales, olvidados por uno o por otro, han podido fácilmente crearse una autonomía que, bajo formas diversas, ha durado hasta los albores de la Revolución Francesa. Y diez a doce siglos de existencia separada es más que suficiente para conformar un modo de ser nacional." Así, M. Marcel Nussy-Saint-Saéns -Contribución a un Ensayo sobre el Fuero de Soule (l.ª y 2.ª parte) Bayona, 1942 podía escribir con justeza: "Sin embargo, a pesar de la persistencia de su autonomía, las provincias vascas se encontraban escindidas por fuerzas de atracción contrarias. A ambos lados de la barrera de los Pirineos se desarrollaba una epopeya que arrojaba del suelo nacional al invasor; en la península, la cruzada contra los moros; en el continente, la reconquista de Juana de Arco y las adquisiciones de Enrique II. Tanto en un país como en otro, el poder central crecía. Rey de Castilla era el jefe de la expedición que, en las Navas de Tolosa, en 1212, dio principio al fin de la dominación musulmana; rey de Castilla era también Isabel, la compañera de Fernando de Aragón considerado por Maquiavelo como "el primer monarca de la cristiandad"; poco a poco París, a la espera de Versalles, se convertía en el cerebro de Francia. La dinastía española consiguió separar Navarra y absorber Alava, Vizcaya y Guipúzcoa; era una fatalidad histórica, lo mismo que la reunión al "país de lies" de Laburdi y de Zuberoa". Desde el siglo XIV ya, los lies y passeries habían adquirido un carácter de tratado político. Los montañeses, solidarios en la defensa de sus intereses amenazados, tomaban sus precauciones para la entrada y salida de las mercancías. En 1309 los "Fueros" de Arán reservaban a los habitantes la facultad de hacer la paz con sus vecinos sin la autorización del Rey; en 1384 el valle francés de Barèges y el español de Bielsa temiendo una guerra entre Aragón e Inglaterra se ofrecían una tregua. Durante la guerra de los Cien Años, Ossau, Aspe y Baretous permanecieron neutrales. Estos hechos, en un primer momento aislados, van a extenderse en toda la cadena desde el siglo XV, pues al imponerse la unidad a ambos lados de la montaña los Valles van a "confederarse" para mantener su neutralidad ante las guerras de sus poderosos vecinos. A partir de esta época aparecen varias categorías de convenios: 1.° Las facerías cuyo objeto era la regulación de las cuestiones de vecindad entre comunas y valles y que siguen siendo concertados o son renovadas. 2.° Las facerías, más amplias, cuyo objetivo no es solamente económico o pastoril sino incluso político y cuyo conjunto une todos los valles por un lazo de confederación. Estas son renovadas con frecuencia. Las hay entre repúblicas o villas en el siglo XIV. Tratado de Bayona y Biarritz, por una parte, y Castro Urdiales, Santander y Laredo, por la otra. El primer domingo de Cuaresma, en medio del puente de Fuenterrabía, los "hombres buenos" de Biarritz y Bayona conciertan un tratado de paz con Castro Urdiales, Santander y Laredo... (Reseñado por Jules Balasque y Dulaurens en su obra Estudios históricos sobre la ciudad de Bayona editado en Bayona en 1875). En 1328: Tratado Bayona-Biarritz San Sebastián, y entre Valles hay una renovación de los pactos antiguos según Cavaillés. 1556. Cize Aezkoa (facería perpetua que subsiste en nuestros días Larch. B. P. E. 232 y Tratado de Bayona 2 de diciembre de 1856, ar. 131. 1552-1646. Ossau-Tena [arch. Ossau D. D63 y 74]. 1642. Baretous-Roncal (arch. Municipal de Arettes y Tratado de Bayona 2 de diciembre de 1856, Art. 13]. 1648. Baréges -Bielsa. 1719. Azun-Tena en el siglo XVIII Ordino (en Andorra) con Siguer. 3.° Ciertas Juntas del País Vasco ibérico, van hasta a firmar incluso tratados internacionales de guerra y de paz -tratado internacional del 9 de marzo de 1482-, entre la Junta de Usarraga (Guipúzcoa) e Inglaterra [Wentwort Webster. Vacaciones de un extranjero en el País Vasco, Chalons-sur-Saone, 1901, p. l20]. "Incluso tenían el mismo poder -escribe Wentworth Webster- de establecer tratados de guerra y de paz con sus vecinos e incluso con Inglaterra... Durante las guerras de Francia y España en los Países Bajos, se firmaron tratados de paz y amistad entre la provincia francesa del Laburdi y las de Guipúzcoa y Vizcaya con completa independencia de los reinos de Castilla y Aragón que continuaron la guerra. Incluso en el tratado de Utrech fueron salvaguardados los intereses de las provincias al lado de los del resto de España." 4.° Finalmente, en el siglo XVI, los grupos locales cesan de actuar aisladamente por su cuenta y se confederan para defender sus derechos y guardar su neutralidad ante la amenaza que constituye la formación definitiva del poder central. La conclusión de estos tratados de les o passeries que establece la existencia de una confederación de valles coincide, así como sus "actualizaciones", con las grandes guerras (cuestión italiana, la herencia borgoñona, sucesión española 1513, 1514, 1522, 1646, 1648, 1666, 1719...). La "Ley de la Montaña" se salva. La paz entre los Valles se renueva y se completa con una alianza defensiva y con una declaración de aplazamiento de guerra. (Surrienso de guerra). En 1513 tiene lugar una solemne renovación de alianzas sancionada por el poder central, es el célebre Plan de Arrem. Este es uno de los pocos acuerdos que han sido impresos. Los contratantes son, por el lado francés: Louron, Larboust, Oueil, Bagnéres, St. Béat, Aspet, Castillonnet, Couserans, Aure Neste, Comminges; por el lado español: Paillas, Villemur, Aran, Ribagorza, Venasque, Gistain, Bielsa, Ourcan. En 1514 los valles bearneses de Ossau, Aspe, Baretous y aragoneses de Canfranc, Tena, Villanua, Aragnes, Echo y Anso firman un tratado de alianza y paz y obtienen de sus soberanos respectivos, en lucha con motivo de Navarra, que la guerra se limitase únicamente al reino de Navarra. Si la guerra estalla entre Francia y España, la paz seguirá en los valles... "las partes contratantes de los países fronterizos no se atacarán... no llevarán a cabo unos contra otros ninguna acción de guerra... les está prohibido recurrir a vías de hecho bajo pena de ser colgados o estrangulados". [Plan de Arrem. Art. 1 y 13]. Así que, cuando Juan d'Albret disputó a Fernando de Aragón el reino de Navarra, los bearneses se esforzaron por localizar el conflicto y procuraron mantener sus relaciones de buena vecindad con los aragoneses. Otras cláusulas resultan aún más sorprendentes. Por ejemplo, si cada valle no había concluido acuerdo alguno anterior a la guerra, tenía aún el derecho a negociar uno al comienzo de las hostilidades. El artículo 4 del tratado de 1514 prevé que los habitantes serán informados de la guerra por el pregonero en las ciudades de Canfranc, Jaca y Olerón. Si no hay ningún remedio y la paz no puede mantenerse, se advertirán mutuamente de la ruptura. El Plan de Arrem de 1513 fija los lugares a donde deberán llevar el aviso una y otra parte. Los habitantes tienen treinta días para poner el ganado a buen recaudo (ocho días solamente en el tratado de 1514). Pero se trata aquí de una solución para salir del paso y se rodean, por otra parte, de las más minuciosas precauciones. (Arts. 5.° y 9.° del tratado de 1514.) La finalidad de estos tratados en los que, como puede verse, todas las hipótesis son contempladas, era la de asegurar a todos los miembros de la confederación del libre ejercicio del uso de los pastos tal como estaba definido en los convenios anteriores. Esto interesaba tanto a los habitantes que pastoreaban en sus propias montañas y no veían peligrar el uso de sus pastos, como a los que, conforme a los usos y facerías inmemoriales, llevaban sus ganados a pastar a las montañas del extranjero, por ejemplo, los aragoneses de Broto de los barrios de Ossoue, hoy día todavía. Esta salvaguarda de la paz estuvo en vigor hasta 1720 pues el último tratado de aplazamiento de guerra fue firmado entre Azun y Tena en 1719. Hay que añadir finalmente que al motivo esencial de la necesidad de mantener la paz para salvaguardar su independencia, se unía la indiferencia del poder central para mantener el orden ante las bandas armadas extranjeras de miqueletes compuestas de desertores y bandidos que asolaban las regiones. Los Valles asumieron además las cargas de la policía, por lo cual se hicieron conceder la exención de los impuestos.