Concepto

Turismo, perspectiva histórica (versión de 1998)

El turismo actual. La finalización de la Segunda Guerra Mundial supone el inicio de un nuevo modelo socioeconómico que, entre otras muchas cosas, acarreó la popularización del turismo, algo reservado, hasta pocos años antes, a segmentos muy selectivos de la sociedad. Esta popularización supone la recuperación de las antiguas áreas turísticas y la aparición de otras, fundamentalmente mediterráneas, que, si en un primer momento compiten con las antiguas, con posterioridad serán áreas de destacado y casi único protagonismo. El País Vasco Peninsular recuperará, en esta segunda mitad del siglo XX, su carácter turístico, aunque sin la incidencia que adquirió en épocas pasadas. El Mediterráneo, cada vez más avalado por la política turística del gobierno español, ensombrece el panorama del veraneo en las costas guipuzcoanas y vizcainas que prácticamente desaparece en los años setenta cuando la situación sociopolítica resulta conflictiva. Un parón que dura muchos años, pero que parece superarse a partir de mediados de los ochenta cuando la Comunidad Autónoma Vasca, impulsada por el ejecutivo autónomo, comienza una campaña de relanzamiento turístico cuyos resultados son cada día más visibles. Pero, a diferencia de lo que fue anteriormente, este relanzamiento tiene unos planteamientos y ofertas muy distintas a las imperantes hace veinticinco años. Es, sin lugar a dudas, un turismo distinto. Por todo lo expuesto, consideramos que en esta segunda mitad de siglo debemos diferenciar dos etapas: 1) El turismo en los años cincuenta y hasta la década de los setenta. 2) El turismo de los últimos años. Las dos bajo un hecho común: la popularización del fenómeno.

1) El turismo en los años cincuenta y hasta la década de los setenta. Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y al amparo de una palpable recuperación económica, la actividad turística española empieza a resurgir en las áreas que antaño tuvieron raigambre veraniega. San Sebastián comienza de nuevo a acoger a personalidades políticas del nuevo régimen (el Jefe del Estado, el Cuerpo Diplomático) y al turismo internacional, favorecido por el desarrollo de los medios de transporte, que fundamentalmente provenía de las Islas Británicas. Al amparo de este renacer turístico donostiarra, otras ciudades costeras del litoral ven aumentar de manera sustancial el número de visitantes. Zarautz es el ejemplo más significativo. En 1964 se construyó "Euromar" el primer complejo turístico del norte peninsular. El proyecto del empresario guipuzcoano D. Dionisio Barandiaran tuvo una vida efímera ya que el devenir turístico y la situación sociopolítica jugaron en su contra. Hoy día, se ha reconvertido en edificio de apartamentos. Paralelamente se desarrolla un nuevo modelo turístico: el Mediterráneo, cuyo principal atractivo, el sol y la bonanza climática, además de unos precios sumamente competitivos sobre todo para el turismo internacional, hacen del sur y sureste peninsular el lugar preferido para el descanso estival, en detrimento de cualquier otra zona. Este cambio tan acusado, con el que el País Vasco no puede competir, tanto por sus peculiaridades climáticas como por sus infraestructuras hoteleras, además de la compleja situación sociopolítica de los años setenta, supone la desaparición de un fenómeno que tuvo sus orígenes en el siglo pasado. La década de los setenta, a nivel general, es un período de escasa, por no decir nula, actividad turística. Luego, la paulatina normalización en la vida del país contribuye a crear un clima propicio para el relanzamiento turístico, algo que se realiza de manera decidida en estos últimos años. En el País Vasco Continental el fenómeno turístico de los años cincuenta, también, es muy diferente al de la primera mitad de siglo. La popularización del fenómeno se traduce en una llegada masiva de turistas a lo largo de los tres meses de verano, lo que produce enormes desequilibrios en las infraestructuras hoteleras que se ven desocupadas en un elevado porcentaje de los meses del año, e incluso se cierran en el período invernal. En el interior se produce un movimiento turístico vinculado a la tercera edad que supone que comunas como Cambo reciban turistas que pasan largas estancias en sus centros talasoterapéuticos, e incluso fijen en los mismos su residencia definitiva. Para paliar los meses de "vacío turístico" muchos hoteles con el paso de los años se reconvierten en apartamentos con lo que se pretende garantizar una mayor ocupación temporal a lo largo del año.

2) El turismo en la década de los noventa. La delicada situación sociopolítica de los años setenta da paso a un período de paulatina normalización que lógicamente tiene sus repercusiones a todos los niveles, incluido el turístico. Las transferencias recibidas por el ejecutivo autónomo hacen que sea el propio Gobierno vasco quien diseñe las líneas del relanzamiento turístico del país en un intento de que el mismo sea una actividad económica muy importante vinculada al conjunto del país y no sólo a su zona litoral. Pero, el hecho más significativo que se da en estos años es el cambio de mentalidad del visitante, que hoy busca otros atractivos distintos a los de hace años. El sol se ha sustituido por alicientes culturales con lo que aquellas zonas, como es el caso del País Vasco, que no gozan de una bonanza climática garantizada pueden ofertar al visitante otras alternativas distintas a la del pasado reciente. Por otra parte, las estancias de larga duración dan paso a otras más cortas de una o dos semanas e incluso de fin de semana y además aparecen desplazamientos vinculados a la actividad profesional que también tienen su componente lúdico, con lo que entramos de lleno en un turismo que poco o nada tiene que ver con el de decenios atrás, aunque lógicamente siga siendo el verano la época de máximo desarrollo.