Por lo que respecta al contexto español, si bien existe un acuerdo amplio acerca de la definición de este concepto, se pueden observar diferentes actitudes hacia su utilización. Por una parte están quienes hacen uso de este concepto (las reflexiones críticas de Josefina Cuesta o Julio Aróstegui acerca de la memoria y la memoria histórica serían ejemplo de ello) y por otro quienes muestran su escepticismo y rechazan la utilización abusiva y a menudo politizada de este concepto. El historiador Santos Juliá sería ejemplo de esta segunda postura. En su opinión y desde el punto de vista conceptual, la memoria es cosa individual, y por tanto tiene problemas con conceptos como memoria histórica o memoria colectiva: no se podría hablar de una memoria histórica, ya que las memorias en tanto que hacen referencia a la capacidad de los individuos para recordar son siempre plurales.
El historiador se debe enfrentar de manera crítica a eso que llaman memoria histórica y que para Juliá no es más que una representación narrativa del pasado que no se debe confundir ni con el propio pasado ni con la historia. Juliá critica la utilización política de la historia que a menudo acompaña a las reivindicaciones de memoria histórica. Muestra su desacuerdo sobre todo acerca del tema del olvido y la amnesia de la transición. Defiende que amnistía no significó amnesia y que la actitud ante el pasado que se tomó en aquella época respondió a una decisión política que debe ser comprendida en su contexto.