Concepto

Memoria histórica

Se denomina memoria histórica al esfuerzo que hace una sociedad por no perder el rastro de su pasado, manteniendo y haciendo llegar a las generaciones sucesivas la imagen del pasado que ese grupo ha construido. En ese sentido, a menudo se mezcla el concepto de memoria histórica con el de memoria colectiva; es decir, con el conjunto de recuerdos vividos o recibidos y mitificados por un determinado grupo. En nuestro contexto actual el término memoria histórica se utiliza sobre todo para referirse a un esfuerzo colectivo de recuperación de un pasado que parece perdido u olvidado.

Al definir memoria histórica podemos decir, por tanto, que:

  1. La memoria histórica es el resultado de un proceso de construcción, mediante el cual un grupo crea una determinada imagen de su pasado. Es decir, las personas construyen su memoria de manera activa y selectiva, recordando determinadas cosas y olvidando -o silenciando- otras. En ese sentido el trabajo de recordar es una labor activa, que puede realizarse de manera individual o colectiva, durante la cual se ponen en funcionamiento varios procesos: recuerdo, silencio, olvido, mitificación... por medio de los cuales la memoria transforma el pasado para construir una imagen del mismo que le es útil en el presente.
  2. Por eso mismo la memoria es variable. Se mira al pasado desde el presente y en función de éste se traen a la memoria sucesos diferentes; los cambios en las situaciones actuales provocan diferentes conexiones con el pasado.
  3. La memoria histórica no es por tanto el pasado mismo, y no debe mezclarse con éste; se trata más bien de un intento de conectar con el pasado, recordando o conmemorando determinados acontecimientos y procesos.
  4. La memoria histórica tampoco es historia. Si bien la relación entre historia y memoria es estrecha, se debe distinguir claramente entre ambas. Siguiendo al historiador Santos Juliá, la primera se debe entender como recuerdo, mientras que la segunda constituye el conocimiento adquirido a través de un proceso científico (Juliá, 2006, p.18) . En tanto que se basa en el conocimiento científico, la historia es acumulativa; mientras que la memoria es cambiante en función de la situación. Mientras en la historia los procedimientos del conocimiento científico y la objetividad son fundamentales, la memoria escoge lo que quiere recordar u olvidar en función de la actualidad y lo que se desea legitimar o rehabilitar desde el presente. La memoria tiene una cierta relación afectiva con el pasado que se le niega a la historia. Todo ello hace que la relación entre memoria e historia sea difícil, a veces conflictiva. Si bien no tenemos por qué coincidir con Santos Juliá en los argumentos que presenta, está claro que debemos distinguir entre ambos.
  5. La memoria conecta el presente y el pasado: ésta siempre se construye desde el presente mirando al pasado a fin de recuperar algo de aquel. Esa mirada al pasado se hace desde las cuestiones que nos preocupan en el presente, y esto condiciona esa mirada. La visión que tengamos del pasado, a su vez, condiciona nuestra manera de entender el presente. Entre el pasado y el presente surge por tanto una relación mutua que se desarrolla en ambas direcciones.
  6. Es plural, no hay una sola memoria, sino que diversos grupos y en distintos momentos elaboran memorias históricas -visiones o reconstrucciones del pasado- diferentes.

Pero ¿cómo se concreta este intento de conectar con el pasado en una sociedad determinada? Existen para ello diversos medios y en los últimos años se han realizado numerosas investigaciones sobre el papel que este trabajo de memoria tiene en las diversas sociedades. En este "trabajo de memoria" podemos incluir fiestas y conmemoraciones, monumentos, museos y lugares de memoria. Estos últimos son aquellos objetos, materiales o abstractos, que escapan al olvido y adquieren carácter simbólico cuando una colectividad los reviste de su afecto. Josefina Cuesta, siguiendo a Pierre Nora, los define como aquellos espacios u objetos, no necesariamente físicos, en que la memoria se ha reencarnado selectivamente, y que por la voluntad de los hombres o del trabajo de los siglos han permanecido como los símbolos más luminosos de aquella: fiestas, emblemas, monumentos y conmemoraciones, pero también elogios, diccionarios y museos (Cuesta, 2006, p.299).