Concepto

El Concepto de Género

En los años ochenta, se insistía en que la diferencia de género se construía a través de la diferencia biológica entre mujeres y hombres. Lo importante era separar el sexo biológico del género social. El sexo se definía como:

"las características anatómicas de los cuerpos, incluida la genitalidad, así como las características morfológicas del aparato reproductor y aspectos tales como las diferencias hormonales y cromosómicas" (Maquieria, 2001:61).

Se reconocían dos sexos, considerados universales y, del mismo modo, el género se entendía de forma dualista como el simbolismo sexual que correspondía a los binomios hombre/mujer y masculino/femenino. En 1975, Gayle Rubin (1986) ya había propuesto la noción de sistema sexo/género para expresar la construcción social del género como:

el "conjunto de disposiciones por los cuales la materia biológica del sexo y la procreación humana son conformadas por la intervención social y satisfechas en una forma convencional por extrañas que sean algunas de estas convenciones."

Años más tarde, Rubin (1989) criticó su propio uso del término sistema sexo/género al entender que el mismo expresaba una realidad neutral moldeada por factores socioculturales. Afirmó que al igual que el género, la dimensión biológica o "natural" asumida en las nociones de "sexo" y "sexualidad" es una construcción social y cultural cargada de simbolización cultural que asigna un valor diferenciado a los cuerpos y las prácticas sexuales, estableciendo una relación jerárquica entre heterosexualidad, homosexualidad u otras sexualidades. Por tanto, habría que separar el binomio, indagar en la relación sexo y sexualidad y revelar su imbricación en la organización de los sistemas de poder heteronormativos.

El desarrollo de la sexualidad como campo de estudio supone una aportación fundamental en el replanteamiento de la distinción entre sexo y género acontecida en la década de los noventa. Al respecto cabe destacar aportaciones generadas en torno a diferentes disciplinas y corrientes, destacándose los estudios feministas, los estudios gay y la teoría queer, enmarcados en el pensamiento posmodernista (Maquieira, 2001). Dichos estudios inciden en la ambigüedad y fluidez de las categorías de género, construidas en relación a los cuerpos sexuados y las prácticas y opciones sexuales. Referencia obligada en esta línea de pensamiento es el trabajo de Judith Butler (1990) quien crítica la reificación de las categorías tanto de género como de sexo, aboga por la proliferación de géneros y la parodia de los discursos que producen y normativizan el género desde prácticas de exclusión relacionadas con el sexo, y las prácticas e identidades sexuales.