Léxico

ARISTOCRACIA

Olvidándonos de la etimología de la palabra en cuestión, al referirnos a Aristocracia en el País Vasco, hablamos de una clase social dotada de continuidad histórica, que durante varios siglos constituyó la clase dominante y privilegiada del País. Sus rasgos esenciales son: a) Propiedad territorial, es decir, su carácter de terratenientes. b) Constituirse como una nobleza de sangre, con conciencia de casta, difereneciada del conjunto del pueblo. c) Asimilación del conjunto de ideas y actitudes propias de las noblezas terratenientes vecinas, genética y evolutivamente diferentes. Poco sabemos del origen y formación de la clase nobiliaria en tierra vasca. La falta de unidad política temprana en el País Vasco y las distintas esferas de influencia política y cultural que operan sobre su territorio, configuran diversos tipos de nobleza, feudal o semifeudal en algunos casos, en cada una de las regiones del País. La distinta orientación política de cada una de las unidades político-administrativas vascas, a partir del s. XI, rompe la unidad de acción de las clases políticamente activas, lanzando a empresas y objetivos diferentes y a menudo antagónicos, a los estratos nobles del País. Así, nuestras aristocracias, no pierden su carácter rural; se ven limitadas a vegetar dentro de los márgenes de cada unidad político-administrativa, o a constituir la fuerza de choque mercenaria de los Señores o Reyes, en empresas guerreras fuera de Vasconia. Razones que imponen un análisis separado de las aristocracias de las distintas regiones vascas. Si alineamos a éstas en razón de la importancia de la nobleza como estamento político, sería Nav. la primera, seguida de Laburdi y Zuberoa, Alava, Vizc. y, en último lugar, Guip. Sin embargo, en todas ellas encontramos, como núcleo original de los distintos tipos de nobleza, a las familias cabeceras de linaje de la primitiva sociedad de clan basada en la organización social agnática, conocidas desde remotos tiempos como «parientes mayores», aide-nagusiak. «Llamáronse en lo antiguo parientes mayores ciertos caballeros de la Provincia, propietarios de extensas propiedades territoriales o, como si dijéramos, los ricoshombres de da misma. No faltan, sin embargo, quienes digan que la expresa denominación les vino de la circunstancia de ser ellos los progenitores de las primeras familias pobladoras del País, y como tales, los fundadores y mayorales del mismo. Esta es, sin duda, la razón por la que ha quedado a ciertas familias de la Provincia el concepto vulgar o denominación de que son de sangre azul» (Gorosábel, «Noticia de las cosas memorables de Guipúzcoa»). Las palabras de Gorosábel apuntan a dos aspectos fundamentales del problema de la clase noble o aristocrática en tierra vasca. Por una parte, constata el hecho de su existencia desde la Baja Edad Media, y además, señala la oscuridad de su origen, anotando, sin embargo, su carácter de cabeceras de linaje o jefes de comunidades unidas por los lazos de consanguinidad. En todos los pueblos europeos marginados del modo de producción antiguo, característico del mundo romano, es decir, pueblos cuyo sistema de división del trabajo no había diferenciado a la sociedad en clases antagónicas y en los que, por otra parte, el proceso de producción material estaba destinado al uso y no al cambio en el mercado, el tipo de propiedad comunal y la estructura de la sociedad, dividida en clanes, impedía la existencia de una clase noble definida. No obstante, ciertos cargos administrativos y militares, electivos en principio, pasaron a ser propiedad de determinadas familias del clan y heredables por tanto. Así se dibujó el embrión de una aristocracia hereditaria, que durante las invasiones y guerras subsecuentes, aprovechó su preeminencia política para crearse una extensa propiedad terrateniente privada, coexistente con las viejas formas de propiedad comunal. Debemos suponer que el origen de esta aristocracia vasca, que se nos presenta constituida ya como tal desde el s. XI tuvo un origen semejante y que su propiedad privada territorial fue adquirida durante los años de sobresaltos e inseguridad personal que sucedieron a la caída del Imperio, derivadas de las acrecentadas necesidades de la población en materia de organización militar a raíz de las invasiones de visigodos y francos, y posteriormente de árabes y normandos. · Laburdi, Zuberoa y Baja Navarra. La extrema oscuridad que se proyecta sobre los orígenes de estas tierras antes del s. XI, impide dar datos exactos sobre su composición social. A partir del s. XI encontramos ya instituida una autoridad estatal o semiestatal más o menos autónoma. La división en tres países de la tierra vasca continental, procede de la antigua división en «tierras», base territorial de una o más tribus consanguíneas viviendo en régimen de clan. Hacia 1023, Sancho el Mayor de Nav. convierte la tierra de Laburdi en vizcondado, en beneficio de Lupo-Sánchez. El primer vizconde de Zuberoa conocido es Guillermo Fort de Lavedan, también hacia 1023. Los datos sobre la Baja Nav. son más tardíos. Al comienzo del s. XI, según Veyrin, sólo se conocen pequeños feudos en Arberoue, Ostabaret, Osses, Cize, Mixe y Baigorry. Feudos que durante largos años oscilaron entre el rey de Nav. y el duque de Gascuña. Una acta de 1189 confirma su anexión definitiva, para esta fecha, al Reino de Nav. Estos datos son valiosos desde el punto de vista sociológico, ya que la presencia de los vizcondados da fe de la existencia de una organización feudal de la sociedad, semejante a la del Sur y Mediodía de Francia. No obstante, perdura la unidad étnica y la tradición cultural del pueblo, así como las formas de propiedad comunal y la organización social gentilicia con más intensidad que en los territorios vecinos romanizados y sometidos a la dominación franca. Este es un hecho que configura una especial constitución social. Las organizaciones democráticas del pueblo coexisten con la organización política de la aristocracia feudal. Circunstancia que da origen a una estructura política popular coherente del conjunto del territorio, a diferencia del régimen feudal clásico, en que la primitiva organización prefeudal popular es rota por el señorío. No es, por tanto, exacta la afirmación exagerada de la universal nobleza de los vascos y de su exclusiva organización democrática, ni la opuesta exageración que incluye al País Vasco continental en los moldes del feudalismo clásico. La realidad es más compleja y no encaja en esquemas lineales y unilaterales. El hecho de la coexistencia de dos organizaciones políticas es modulado por los acontecimientos históricos, predominando una sobre otra según las circunstancias. Durante el Antiguo Régimen, el poder de la gran nobleza había decaído y las libertades particulares y organización administrativa democrática son generales. En Laburdi quedan 9 casas nobles en 1789 de las 60 que había en 1311. En la Baja Nav. se conocen 7 grandes barones: Luxe, Ostabat, Lantabat, Gramont, Berguey, Sorapuru y Beorleguy que poseían tribunales de justicia y milicias propias. En Laburdi el poder está en manos de los St.-Pée, barones de Arbonne, y los Belzunce, vizcondes de Macaye. «El País Vasco ha conocido, pues, perfectamente el feudalismo, pero es verdad que éste se conciliaba con una particularidad importante: todas las tierras eran francas y las personas exentas de servidumbre... Es en el llamado franc alleu en el que es preciso, creemos nosotros, remontarnos al oscuro origen de la organización social de los vascos en el tiempo de su instalación en este lado de los Pirineos» (P. Veyrin). En el origen de la nobleza vasco-continental encontramos el mismo hecho inicial que en el resto del País. De la organización gentilicia inicial, surgen los jefes de clan, el jaun, que se apropia y transmite a sus herederos ciertos bienes materiales y reverenciales que hasta entonces eran atribuidos por decisión colectiva mayoritaria. Las invasiones francas, normandas y árabes acentúan, debido a las necesidades militares, el carácter diferencial de este grupo social, dando lugar a pequeños señoríos, autosuficientes económicamente y con milicias propias. Los vínculos de vasallaje que estos señores establecen con los jefes de los estados cercanos, dibujan los contornos de una nobleza terrateniente que adquiere aspectos distintos según las regiones a estudiar. En Laburdi y Zuberoa la oposición tradicional de los barones y el rey de Inglaterra, acentúa el peso del poder real y limita las prerrogativas de los señores. En la Baja Nav., en cambio, las necesidades militares de la Corona obligan a ésta a mantener la estructura feudal, así como el creciente número de vasallos ennoblecidos por el rey por sus servicios de guerra, ensanchando el estamento de la nobleza. Dice Veyrin que a la máxima francesa medieval «ninguna tierra sin señor» cabe oponer la máxima vasca de «ningún señor sin título de propiedad». Es ésta, la casa y la tierra, la que decide el «status» social con más vigor que el origen familiar. Resumiendo, la estructura social del País Vasco continental se divide en los siguientes estamentos: a) Los señores, terratenientes o gentilhombres. Algunos de ellos forman parte de los ricos-hombres de Nav., grupo análogo a las diez potestades de Zuberoa, especie de casta superior dentro del estamento noble, gozando de especiales derechos en Las tierras de pastos comunales. b) Los infanzones [33 en Laburdi, 1505, 87 en la Baja Nav., 1700], pequeña nobleza muy pagada de su origen, pero en realidad campesinos más ricos que sus vecinos, descendientes de algún segundón de la nobleza casado con una campesina de casa franca. Si bien su riqueza no es muy grande, su espíritu de casta es alto. Es conocida la divisa de aquella casa infanzona de Baigorry: «Infanzon sortu niz, infanzon hilen niz» (Infanzón he nacido, infanzón moriré). c) Las casas francas, campesinos libres de pechas y corveas, hombres libres que sólo soportaban la carga de un don voluntario otorgado al rey. d) Casas censuarias o labradores pecheros, «fivatiers», «botoys» en Zuberoa..., etc. Labraban tierras otorgadas por el señor por medio de un contrato privado, pagaban una renta en especie o dinero, estando exentos de toda pecha servil. Podían gozar de su parcela, cederla o legarla a sus hijos, pero si el labrador pechero moría sin testar, la tierra volvía al señor.