Léxico

ARISTOCRACIA

Laburdi, Zuberoa y Baja Navarra. La extrema oscuridad que se proyecta sobre los orígenes de estas tierras antes del s. XI, impide dar datos exactos sobre su composición social. A partir del s. XI encontramos ya instituida una autoridad estatal o semiestatal más o menos autónoma. La división en tres países de la tierra vasca continental, procede de la antigua división en «tierras», base territorial de una o más tribus consanguíneas viviendo en régimen de clan. Hacia 1023, Sancho el Mayor de Nav. convierte la tierra de Laburdi en vizcondado, en beneficio de Lupo-Sánchez. El primer vizconde de Zuberoa conocido es Guillermo Fort de Lavedan, también hacia 1023. Los datos sobre la Baja Nav. son más tardíos. Al comienzo del s. XI, según Veyrin, sólo se conocen pequeños feudos en Arberoue, Ostabaret, Osses, Cize, Mixe y Baigorry. Feudos que durante largos años oscilaron entre el rey de Nav. y el duque de Gascuña. Una acta de 1189 confirma su anexión definitiva, para esta fecha, al Reino de Nav. Estos datos son valiosos desde el punto de vista sociológico, ya que la presencia de los vizcondados da fe de la existencia de una organización feudal de la sociedad, semejante a la del Sur y Mediodía de Francia. No obstante, perdura la unidad étnica y la tradición cultural del pueblo, así como las formas de propiedad comunal y la organización social gentilicia con más intensidad que en los territorios vecinos romanizados y sometidos a la dominación franca. Este es un hecho que configura una especial constitución social. Las organizaciones democráticas del pueblo coexisten con la organización política de la aristocracia feudal. Circunstancia que da origen a una estructura política popular coherente del conjunto del territorio, a diferencia del régimen feudal clásico, en que la primitiva organización prefeudal popular es rota por el señorío. No es, por tanto, exacta la afirmación exagerada de la universal nobleza de los vascos y de su exclusiva organización democrática, ni la opuesta exageración que incluye al País Vasco continental en los moldes del feudalismo clásico. La realidad es más compleja y no encaja en esquemas lineales y unilaterales. El hecho de la coexistencia de dos organizaciones políticas es modulado por los acontecimientos históricos, predominando una sobre otra según las circunstancias. Durante el Antiguo Régimen, el poder de la gran nobleza había decaído y las libertades particulares y organización administrativa democrática son generales. En Laburdi quedan 9 casas nobles en 1789 de las 60 que había en 1311. En la Baja Nav. se conocen 7 grandes barones: Luxe, Ostabat, Lantabat, Gramont, Berguey, Sorapuru y Beorleguy que poseían tribunales de justicia y milicias propias. En Laburdi el poder está en manos de los St.-Pée, barones de Arbonne, y los Belzunce, vizcondes de Macaye. «El País Vasco ha conocido, pues, perfectamente el feudalismo, pero es verdad que éste se conciliaba con una particularidad importante: todas las tierras eran francas y las personas exentas de servidumbre... Es en el llamado franc alleu en el que es preciso, creemos nosotros, remontarnos al oscuro origen de la organización social de los vascos en el tiempo de su instalación en este lado de los Pirineos» (P. Veyrin). En el origen de la nobleza vasco-continental encontramos el mismo hecho inicial que en el resto del País. De la organización gentilicia inicial, surgen los jefes de clan, el jaun, que se apropia y transmite a sus herederos ciertos bienes materiales y reverenciales que hasta entonces eran atribuidos por decisión colectiva mayoritaria. Las invasiones francas, normandas y árabes acentúan, debido a las necesidades militares, el carácter diferencial de este grupo social, dando lugar a pequeños señoríos, autosuficientes económicamente y con milicias propias. Los vínculos de vasallaje que estos señores establecen con los jefes de los estados cercanos, dibujan los contornos de una nobleza terrateniente que adquiere aspectos distintos según las regiones a estudiar. En Laburdi y Zuberoa la oposición tradicional de los barones y el rey de Inglaterra, acentúa el peso del poder real y limita las prerrogativas de los señores. En la Baja Nav., en cambio, las necesidades militares de la Corona obligan a ésta a mantener la estructura feudal, así como el creciente número de vasallos ennoblecidos por el rey por sus servicios de guerra, ensanchando el estamento de la nobleza. Dice Veyrin que a la máxima francesa medieval «ninguna tierra sin señor» cabe oponer la máxima vasca de «ningún señor sin título de propiedad». Es ésta la casa y la tierra, la que decide el «status» social con más vigor que el origen familiar. Resumiendo, la estructura social del País Vasco continental se divide en los siguientes estamentos: a) Los señores, terratenientes o gentilhombres. Algunos de ellos forman parte de los ricos-hombres de Nav., grupo análogo a las diez potestades de Zuberoa, especie de casta superior dentro del estamento noble, gozando de especiales derechos en Las tierras de pastos comunales. b) Los infanzones [33 en Laburdi, 1505, 87 en la Baja Nav., 1700], pequeña nobleza muy pagada de su origen, pero en realidad campesinos más ricos que sus vecinos, descendientes de algún segundón de la nobleza casado con una campesina de casa franca. Si bien su riqueza no es muy grande, su espíritu de casta es alto. Es conocida la divisa de aquella casa infanzona de Baigorry: «Infanzon sortu niz, infanzon hilen niz» (Infanzón he nacido, infanzón moriré). c) Las casas francas, campesinos libres de pechas y corveas, hombres libres que sólo soportaban la carga de un don voluntario otorgado al rey. d) Casas censuarias o labradores pecheros, «fivatiers», «botoys» en Zuberoa..., etc. Labraban tierras otorgadas por el señor por medio de un contrato privado, pagaban una renta en especie o dinero, estando exentos de toda pecha servil. Podían gozar de su parcela, cederla o legarla a sus hijos, pero si el labrador pechero moría sin testar, la tierra volvía al señor.