Concepto

Actitudes ante la lengua vasca en la época foral

Por estos mismos años podemos detectar otro planteamiento vindicativo del euskara basado en principios que nada tenían que ver con los tradicionales tubalinos, referido sobre todo a dos conceptos: necesidad práctica de utilizar la lengua propia de las masas para su evangelización y carácter nacional de la misma. Obviamente la casi totalidad de los autores que podemos adscribir a esta línea son eclesiásticos. La primera manifestación clara de este posicionamiento la tenemos en 1626 cuando el sacerdote navarro Juan de Beriayn (1566-1633) publica un catecismo bilingüe2 que justifica de la siguiente forma:

"Escribo en Romance, y Bascuence, lenguajes deste Obispado. Lo primero, para que cada uno en su lengua la pueda entender: porque de otra suerte no es posible saberla". [...] "Lo segundo, escribo en Bascuence porque no ha habido nación en todo el mundo que no se haya preciado de la lengua natural de su patria, y de enseñarla en las escuelas a leer y escribir".

Similar planteamiento culminaría con los teóricos y predicadores jesuitas de mediados del siglo XVIII: Agustín de Cardaberaz (1703-1770), Manuel de Larramendi (1690-1766) y Sebastián de Mendiburu (1708-1782), entre otros. La acción vasquista de estos sacerdotes no se limitó a predicar, dar misiones o escribir obras piadosas en lengua vasca, sino que, especialmente en el caso de Larramendi, se volcaron tanto en su vindicación y dignificación como en su normalización de cara a un uso culto3. Esta actitud chocaba con la política centralizadora de los Borbones bajo cuyo mandato se llegó a prohibir la impresión de libros que no estuviesen escritos en lengua castellana. El choque se saldó con la expulsión de los jesuitas y el inicio de una agresiva campaña de deslegitimación foral emprendida por las autoridades españolas en cuyo seno aparecía de nuevo la lengua como objetivo político.

Ahora el binomio lengua/Fueros aparecía otra vez como una identidad forzosa, a reivindicar o a batir según el posicionamiento de cada uno. A lo largo los reinados de Carlos IV y Fernando VII la ofensiva antiforal, dirigida desde la Real Academia de la Historia, abarcó el doble ámbito político y cultural. Para ello se contó con la colaboración de un conjunto de intelectuales que se avinieron a demostrar dos tesis: la primera, que los Fueros no habían sido en origen pactos de los territorios con los monarcas sino concesiones de los segundos a los primeros y que por lo tanto podían suprimirlos a su antojo4; la segunda tesis pretendía que la lengua vasca era tan solo una jerigonza y mezcla, incapaz de expresión superior y que por supuesto no implicaba ninguna capacidad administrativamente diferenciadora, ni generaba ninguna capacidad de autogobierno. Dicho de otra manera los vascos utilizaban su malformada lengua para justificar privilegios inaceptables5. Las opiniones que estos autores españoles vertían en relación al euskera eran del siguiente tenor:

"El vascuence, por más que deliren en su elogio los apologistas, es lengua ruda, incapaz de elegancia, desaliñada en su composición, de sonidos desagradables y terminaciones monótonas: como lengua mezquina y pobre está como capa de astroso, llena de remiendos, mezclada de voces extrañas mal pronunciadas y peor aplicadas, sin expresión ni gracia: sus verbos embrollados de partículas y auxiliares, que hacen insufrible su frase, que nada ha tenido, ni tiene, ni tendrá digno de leerse"6.

Los propios autores vascos estaban igualmente persuadidos de la identidad Fuero/lengua y vinculaban la supervivencia de unos a la de la otra y viceversa: "Euscara ill ezquero Fueroac ez dira bicico; bañan Euscara bici bada, Fueroac piztuco dira"7. En cualquier caso la ofensiva antiforalista y anti-euskara desatada por Manuel Godoy dio nuevas alas a los apologistas vascos que redoblaron sus esfuerzos en un intento de dignificación lingüística en el que cometieron muchos excesos y exageraciones, llegando a insinuar, más o menos en serio, haber sido la vasca la lengua hablada en el Paraíso. Entre los muchos autores que de una forma u otra dedicaron sus esfuerzos a la vindicación del euskera entre el inicio de la guerra de la Convención y el de la primera carlista, cabría citar a Pablo Pedro de Astarloa (1752-1806), Tomás de Sorreguieta (?-1819), Juan Bautista Erro (1773-1854) y Juan Antonio Zamacola (1758-1819)8.

Mientras tanto en el País Vasco Norte se habían producido cambios jurídico-institucionales radicales. La Revolución no solamente hizo tabla rasa de las instituciones tradicionales de Laburdi, Baja Navarra y Zuberoa, sino que también supuso cambios culturales sustanciales. En materia lingüística los revolucionarios empezaron por institucionalizar un sistema de traducción a las lenguas no oficiales de los textos básicos (Decretos, Declaración de Derechos,...) que garantizase el general conocimiento de las nuevas "luces" revolucionarias, pero pronto esta política fue radicalmente cambiada. Sendos informes de Barreré y de Grégoire9, ambos de 1794, establecieron un principio inconmovible: a cada nación le corresponde una sola lengua; además en esa coyuntura histórica el francés es la lengua de la Revolución del porvenir, mientras que los demás dialectos ("patois") son la expresión de la reacción, el fanatismo, la tiranía, el servilismo y el oscurantismo. En cuanto a lo primero Barère aseguraba que "para extirpar todos los prejuicios, desarrollar todas las verdades, todos los talentos, todas las virtudes, fundir todos los ciudadanos en la masa nacional, simplificar el mecanismo y facilitar el juego de la máquina política, es necesaria la unidad de lengua", mientras que refiriéndose al vasco dice:

"Una lengua sonora y gráfica es contemplada como el sello de su origen y la herencia transmitida por sus ancestros. Pero tienen curas y los curas se sirven de su idioma para fanatizarlos, ya que desconocen la lengua francesa y la lengua de las leyes de la República" 10.

La erradicación de los "patois" y el monopolio lingüístico público del francés se convierten en un dogma a partir de entonces. El euskera, como el resto de las lenguas habladas en Francia, pasa a ser un dialecto familiar, menospreciable, excluido radicalmente de la vida pública, digno solo si acaso de ser estudiado para su conservación museística. Esta concepción pasó rápidamente a integrarse también en el acervo ideológico liberal y progresista español.

Todo ello no obsta para que en el País Vasco Norte proliferaran en sentido contrario las apologías de la lengua más apasionadas y los proyectos más vasquistas, casi siempre de la mano de sacerdotes de ideas conservadoras. Así, tanto Pierre D'Iharce de Bidassouet (1765-1843), como Dominique Lahetjuzan (1766 -1818) desarrollaron diversas teorías y métodos probatorios para defender que el euskera había sido la lengua con la que Adán y Eva se comunicaban con Dios11. Por su parte Jean Pierre Darrigol (1790-1829)12, defendió similares exageraciones encomiásticas, pero al menos planteó dos cuestiones importantes de cara a la normalización del euskera: la creación de una Academia de la Lengua y una reforma ortográfica en la línea de la que posteriormente se hizo y está actualmente vigente.

Paralelamente a esto y en la línea vasquista inaugurada por Arnaud Oihenart (1592-1667) en 163713, que partía de la unidad lingüística y nacional de los siete territorios vascos, se siguen formulando propuestas políticas basadas en criterios lingüísticos de muy diversa entidad. Así Barthelemy Jean Baptiste Sanadon (1729-1796)14 que basándose en los presupuestos tradicionales de nobleza general e igualitarismo basados en la lengua, se posicionaba contra el centralismo borbónico e insinuaba la pertinencia de un estado vasco para los siete territorios de esta lengua. En esta misma línea, en plena turbulencia napoleónica Dominique Joseph Garat (1749-1833) intentó convencer al Emperador de crear un estado tapón entre Francia y España con Vasconia, cuya denominación "Nueva Fenicia" partía del pleno convencimiento de Garat del origen fenicio de la lengua vasca15. Proponía que la lengua oficial de este estado fuese el euskera, que se estudiase en las escuelas y que se llegase a una versión unificada para la trasmisión cultural escrita:

"Convendría ser muy severo para que no entraran en esos departamentos más que verdaderos vascos, los vascos hablando esa lengua que se hablaba en Tiro y en los barcos tirios. Me parecería muy conveniente que la enseñanza de las escuelas públicas tratara de esta misma lengua [...] Se debía cultivar" [la lengua vasca]," estudiar sistemáticamente, eliminar las deferencias que existen entre los distintos dialectos, reuniéndolas primero en una misma obra."

Por último, en esa misma línea de considerar la realidad nacional vasca partiendo de su unidad lingüística, habría que mencionar el largo poema costumbrista Eskaldunac del sacerdote labortano Jean Martin Hiribarren (1810-1866)16.

2BERIAYN, Juan de, Doctrina Christiana en Romance y Bascuence, lenguajes de este Obispado de Pamplona. Compuesta por el Licenciado Juan de Beriayn Abad de Uterga, Pamplona: Carlos de Labayen, 1626, Al lector.

3LARRAMENDI, Manuel de, Diccionario trilingue del castellano, bascuence y latín, San Sebastián: Bartolomé Riesgo, 1745.

4LLORENTE, José Antonio, Noticias históricas de las tres provincias vascongadas en que se procura investigar el estado civil antiguo de Alava, Guipuzcoa y Vizcaya y el origen de sus fueros, Madrid: Imprenta Real, 1805-1807, 5 volúmenes y GONZÁLEZ, Tomás: Colección de cédulas, cartas-patentes, provisiones, reales órdenes y otros documentos concernientes a las Provincias Vascongadas, copiadas de orden de S.M., Madrid: Imprenta Real, 1829-1830.

5TRAGGIA, Joaquín, Del origen de la lengua vascongada (voz "Navarra"). En Diccionario Geográfico-histórico de España por la Real Academia de la Historia Seccion 1, Comprehende El Reyno de Navarra, Señorío de Vizcaya, y Provincias de Álava y Guipúzcoa, Madrid: Viuda de don Joaquín Ibarra, 1802, II, pp. 151-166; CONDE, José Antonio, Censura crítica del alfabeto primitivo de España y pretendidos monumentos literarios del vascuence, Madrid: Imprenta Real, 1806 y MARTÍNEZ MARINA, Francisco, Ensayo histórico-crítico sobre el origen y progresos de las lenguas, señaladamente del romance castellano. Memorias de la Real Academia de la Historia, Madrid: Sancha, 1805.

6CONDE, J. A., Censura crítica..., pp. 45-46.

7IZTUETA, Juan Ignacio, Guipuzcoaco Provinciaren Condaira edo Historia ceñetan jarritzen diraden arguiro beraren asieratic orain-arte dagozquion barri gogoangarriac, Donostia: Ignacio Ramon Baroja, 1847, p. VI.

8ASTARLOA, Pablo Pedro, Apología de la lengua Bascongada o ensayo crítico-filosófico de su perfeccion y antigüedad sobre todas las que se conocen: en respuesta a los reparos propuestos en el Diccionario geográfico histórico de España, tomo segundo palabra Nabarra, por..., Madrid: Gerónimo Ortega, 1803.
ASTARLOA, Pablo Pedro, Discursos filosóficos sobre la lengua primitiva o Gramática y análisis razonada de la Euskara o Bascuence, Madrid: Gerónimo Ortega, 1803.
ERRO, Juan Bautista, Observaciones filosóficas a favor del Alfabeto Primitivo o Respuesta apologética a la Censura crítica del Cura de Montuenga, Pamplona: Longas, 1807.
ERRO, Juan Bautista, El Mundo Primitivo o Exámen Filosófico de la Antigüedad y Cultura de la Nación Bascongada, Madrid: Fuentenebro, 1815.
ZAMACOLA, Juan Antonio, Perfecciones analíticas de la lengua vascongada e imitación del sistema adoptado por el célebre ideologista don Pablo Astarloa en sus admirables "Discursos filosóficos sobre la primitiva lengua", Bilbao: Casa de Misericordia, 1822.
SORREGUIETA, Tomás de, Semana Hispano-Bascongada, la unica de la Europa, y la más antigua del Orbe. Con dos suplementos de otros ciclos, y etimologías bascongadas, Pamplona: Viuda e hijo de Longas, 1804.

9BARÈRE DE VIEUZAC, Bertrand, Rapport du Comité de Salut Publique sur les idiomes, 8 pluvioso, año II [1794]. En Michel de CERTAU, Dominique JULIA y Jacques REVEL, Une politique de la langue: La Revolution française et les patois, l'enquête de Grégoire, Paris: Gallimard, 1975, 2002, pp. 321-331.
GRÉGOIRE, Henri, Rapport sur la nécesité et les moyens d'anéantir les patois et d'universaliser l'usage de la langue française, 16- prairial, año II [1794]. En Michel de CERTAU, Dominique JULIA y Jacques REVEL, Une politique..., pp. 331-351.

10BARÈRE DE VIEUZAC, B., Rapport du Comité..., op. cit.

11D'IHARCE DE BIDASSOUET, Pierre, Histoire des cantabres, ou des premiers colons de toute l'Europe avec celle des basques, leurs descendants directs, qui existent encore, et leur langue asiatique-basque, traduite, et réduite aux principes de la langue française, Paris: Julie Didot Ainé, 1825.
LAHETJUZAN, Dominique, Essai de quelques notes sur la langue basque, par un vicaire de champagne, sauvage d'origine, Baiona: Cluzeau frères, 1808.

12DARRIGOL, Jean Pierre, Dissertation critique et apologétique sur la Langue Basque, par un eclésiastique du diocèse de Bayonne, Baiona: Duhart-Fauvet, 1827.

13OIHENART, Arnaud, Notitia utriusque Vasconiae tum Ibericae tum Aquitanicae, qua praeter situm regionis et alia situ digna, Navarrae Regnum, Gasconiae Principum, Caeterarumque, in iis, insignium vetustate et dignitate familiarum stemmata ex probatis Authoribus et vetustis monumentis exhibentur. Paris: Sebastián Cramoisy, 1637,

14SANADON, Barthelemy Jean Baptiste, Essai sur la noblesse des Basques, pour servir d'Introduction à l'Histoire générale de ces Peuples. Rédigé sur les Mémoires d'un Militaire Basque, par un ami de la Nation. Pau: J. P. Vignancour, 1785.

15GARAT, Dominique Joseph, Recherches sur le peuple Primitif de l'Espagne, sur les révolutions de cette peninsule, sur les basques espagnols et français (manuscrito), 1811.
GARAT, Dominique Joseph, Origines des basques de France et d'Espagne. Paris: Hachette, 1869.

16HIRIBARREN, Jean Martin, Eskaldunac. Iberia, Cantabria, Eskal-Herriac. Eskal Herri bakhotcha eta hari darraicona, Baiona: Foré et Lasserre, 1853.