Concept

Sexenio Revolucionario

En las líneas anteriores hemos tratado de describir la dinámica política del Sexenio en las provincias vascas. En este apartado intentaremos dar a conocer los protagonistas de esta dinámica: liberales, republicanos y carlistas.

Dentro del partido liberal en las provincias vascas coexistían las diversas tendencias del mismo, unionistas, progresistas y demócratas, haciéndose difícil distinguir las divisiones que se produjeron a nivel de toda España. A ello contribuyó la presencia del carlismo como fuerza hegemónica, lo que impulsó a sus oponentes políticos a mantenerse unidos frente a la amenaza del tradicionalismo. Los nexos de unión de estos grupos eran una vaga declaración de liberalismo y la defensa de los Fueros. Eludían pronunciarse sobre cuestiones polémicas, como la forma de Gobierno, para evitar desacuerdos y la ruptura del partido.

El partido republicano nació a partir de los grupos liberales en los núcleos urbanos de mayor entidad de estas provincias. En relación a su programa político es similar al de sus compañeros de otros lugares de España, con la excepción de sus referencias a los Fueros, considerados como códigos esencialmente democráticos.

El partido carlista, grupo mayoritario en la política vasca, mostraba una composición heterogénea. Contaba con las bases clásicas del tradicionalismo en los territorios vascos, a los que se sumaban los neocatólicos y los católicos descontentos con la política revolucionaria, creadora de una situación de inestabilidad política, social y económica. Los puntos centrales de su ideario eran la defensa de la Religión y los Fueros, en detrimento de la cuestión dinástica. La cuestión dinástica había pasado a un segundo plano. El Pretendiente era defendido, fundamentalmente, por su identificación con el mantenimiento de un modelo de sociedad tradicional, en la que no tenían cabida los males traídos por el liberalismo: la desamortización, la uniformización jurídica, la introducción de la mentalidad capitalista en el trabajo, efe. La heterogeneidad de la composición del carlismo hizo que las discrepancias internas fuesen crecientes, manifestándose el diferente origen y mentalidad de los miembros del partido.